lunes, 26 de diciembre de 2011

CON LOS CATÓLICOS DE ORISSA.

Campaña de Navidad de Ayuda a la Iglesia Necesitada:
Con los católicos de Orissa
Namrata Nayak puso rostro a la persecución de los cristianos en el Estado indio de Orissa en 2008. Tenía 10 años cuando una bomba le desfiguró la cara, pero no guarda rencor. «La Navidad es un tiempo de agradecimiento al Niño Jesús, que me salvó del fuego», dice. Ayuda a la Iglesia Necesitada, con el apoyo de la Cadena COPE, pide esta Navidad ayuda para cristianos como ella


La niña Namrata Nayak,
después de sufrir la explosión de la bomba
La persecución venía de atrás, pero la violencia se desbordó en el verano de 2008. Las imágenes de aquellos sucesos dieron la vuelta al mundo. Fundamentalistas hindúes causaron unas 70 víctimas mortales y cerca de 50 mil desplazados, que tuvieron que pasar, en muchas ocasiones, largas temporadas ocultos en la jungla. Diez mil cristianos aún no han regresado a sus hogares, y tal vez nunca puedan hacerlo. Sus agresores les han hecho saber que sólo tienen que apostatar de su fe católica, que los hinduistas consideran una religión invasora. Pero estos cristianos se declaran antes dispuestos a morir, y reivindican su lugar en la sociedad india, en la que están presentes desde hace dos mil años (la primera evangelización se le atribuye al apóstol santo Tomás). Hoy, el porcentaje de cristianos en la India no llega al 5%, pero eso son muchos cristianos en un país tan poblado como éste: unos 60 millones.
Lo que más ha sorprendido a la delegación de Ayuda a la Iglesia Necesitada que ha visitado Orissa, en el este de la India, no es el odio y el fanatismo, tantas veces retratados por AIN en muy diversos lugares del planeta, sino la ausencia de rencor en las víctimas. Regina Lynch, Directora internacional de Proyectos, destaca el caso de sor Meena. Tras sufrir palizas y ser expuesta semi desnuda para escarnio público, junto a un sacerdote anciano, la religiosa se libró por los pelos del linchamiento, gracias a la intervención de un hombre valiente y decente. Salvó la vida, pero la violaron repetidas veces. Desde entonces, toda su preocupación ha sido llegar a perdonar a esos hombres. «¿De qué me serviría mi fe cristiana si no pudiera perdonar?», dice.
El Tribunal Popular Nacional del Movimiento de la Solidaridad Nacional, una coalición de ONG indias, acaba de publicar un extenso informe sobre aquellos sucesos, que califica de «crímenes contra la Humanidad». El Informe destaca, en particular, la violencia sexual contra mujeres, así como las secuelas que han quedado en los niños, que presenciaron las palizas a sus padres. No acaba ahí la cosa: muchos de esos menores han tenido que abandonar después el colegio, porque en vez de encontrar en la escuela un lugar de comprensión y consuelo, donde sanar las heridas, el hostigamiento ha continuado en clase, de la mano de compañeros, profesores y directores de los centros.
El Informe denuncia severamente la actitud de la policía y las autoridades, de pasividad, cuando no de complicidad con los agresores. Los jueces no han querido hacer justicia a las víctimas, y más de 3 años después, a los desplazados se les deniegan los permisos para la reconstrucción de sus casas.
En esta situación, toda ayuda material a los cristianos es poca. Pero lo primero que ellos piden no es dinero. «Necesitamos el apoyo de la oración», dice a AIN un responsable de la diócesis de Cuttack­ Bhubaneswar. «Y sabemos que oráis por nosotros y nos apoyáis. Nuestra fe nos une como hermanos y her­manas en Cristo. Lo agradecemos».
Cristina Sánchez y Ricardo Benjumea
Descubrir la India
Teresa García se pregunta cómo pasará la Navidad Sobita, una mujer que le contó, entre lágrimas, la amenaza que sufrió por parte de extremistas hindúes. Hace ya tres meses de su viaje con AIN al corazón de la persecución de los cristianos en la India, pero los recuerdos siguen vivos. El viaje supuso para ella un descubrimiento en varios sentidos. El primero, el contacto con una cultura y unas tradiciones muy diferentes a las suyas. El segundo, comprobar que esas diferencias, en ningún momento, le hicieron sentirse distante de los católicos de allí: «Mientras caminaba bajo un paraguas junto a dos católicas y un bebé, experimenté la proximidad entre los que nos reconocemos hermanos e hijos del mismo Padre», cuenta.
Teresa se acordará siempre de Sobita y de su familia, de sus vecinos refugiados, de los leprosos y de las seis Misioneras de la Caridad que les han enseñado que, aunque pertenezcan a la casta de los intocables, a los ojos de Dios son tan dignos como cualquier otro. «Lo extraordinario en aquellas personas era sinónimo de sencillez, de humildad, de entrega, del deseo de agradar desde lo más pequeño», dice.
Aterrizar le ha costado, porque ni puede, ni quiere olvidar. Se siente una afortunada al poderse dedicar, también desde España, a dar a conocer la realidad de los cristianos de la India y a recaudar fondos para mejorar sus condiciones de vida, a través de la Campaña de Navidad, que AIN desarrolla en colaboración con la Cadena Cope.
Intentará hacerlo sin agobios, al modo indio: «Acostumbrada a vivir en una prisa constante, en un Occidente en el que pretendo que los minutos y los días den de sí más de lo que marcan el reloj y el calendario, en India fui capaz de saborear la calma. Aquellos hombres y mujeres me mostraron que la serenidad no está reñida con la eficiencia».
Quizás ese saber aguardar ayude a los católicos perseguidos a mantener la esperanza y a confiar en el futuro. ¿Cómo es posible que, a pesar de tanto sufrimiento, sean capaces de transmitir tanta alegría? ¿Dónde se esconde el secreto de su felicidad? «Estos interrogantes surgieron ya durante mi primer día en la India -explica Teresa-, pero no fue hasta el final del viaje cuando vi claramente cuál era la razón. Han optado por seguir el camino que Jesús les ha marcado y Dios no les va a dejar solos».
Sobita, los niños, los enfermos de lepra y las religiosas y sacerdotes seguramente recibirán el Nacimiento de Jesús con sencillez y con la alegría de tener la certeza de que la Esperanza que da sentido a sus vidas nace de nuevo. Teresa García cierra los ojos y pide un deseo para Navidad: «Ojalá que las celebraciones, los regalos y las comidas abunden en su justa medida para no distraer la atención de lo que realmente importa en estos días».
Amparo Latre.


Alfa y Omega.

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