lunes, 26 de diciembre de 2011

¡HOY EMPIEZA OTRA HISTORIA!

¡¡Buenos días!! Ya nació el Niño tan esperado por todos, ya han quedado atrás las celebraciones familiares, también han quedado, aunque permanecen, los que están notando más que nunca estas Navidades: Los desempleados, los pobres de solemnidad, los perseguidos por su fe o su opinión, los que han perdido un ser querido y lo sienten tan presente, los que no se ven hace tiempo y ahora es cuando se echa en falta esos vacíos que podían ocuparse sin dificultad.

Ya ha quedado atrás todo el "jolgorio", las panderetas, los eternos villancicos y, hablo para España, el "hortera" de Papa Noel. Nosotros los españoles,  y españoles somos todos los que vivimos en esta gran Nación; Desde Andalucía, las vascongadas, los catalanes, gallegos, castellanos, manchegos y así hasta completar cada rincón de este bello país, tenemos a los Reyes Magos, los queremos y son a ellos los que le pedimos nuestros más entrañables deseos.

Hoy es el  primer día del consumismo más atroz. Hoy empieza una carrera que terminará el día 6 de Enero y continuará hasta bien entrado Febrero, con sus famosas rebajas, ya no nos acordamos que nació un Niño en Belén y lo hizo para cambiarnos todos los cánones  y ponernos el listón muy alto, y a la vez, muy asequible en torno al amor, perdón, generosidad, entrega, servicio, obediencia, libertad, verdad... Ese Niño ha vuelto a nacer en nuestros corazones para que las desigualdades y la pobreza de alma, cuerpo y material se subsanen con sus benditos y sagrados principios. Ha nacido, pero nosotros estamos a lo nuestro, parece que no nos queremos dar por aludidos y seguimos con nuestra trepidante vida hacia ¿Qué?

Es un tiempo precioso para meditar sobre lo que estamos haciendo de nuestras vidas y con nuestras vidas. No digo que no se hagan regalos a las personas queridas sino que seamos prudentes con el gasto y compartamos más de lo nuestro con todos los que no pueden y tienen la  misma ilusión. Porque las ilusiones son iguales para todos: Ricos y pobres.

Que el Niño Jesús, que ya está en su pesebre en ese portal abandonado de Belén, nos haga reflexionar y encaminar nuestras vidas para hacernos, aún, mejor.


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