sábado, 24 de diciembre de 2011

LOS ÚLTIMOS SUPERVIVIENTES EN LA TIERRA DE JESÚS.


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    Internacional | La Gaceta
    En la basílica de la Natividad se concentra la devoción de la Cristiandad. C.R.
    “NOS SENTIMOS RODEADOS”

    Los últimos supervivientes en la tierra de Jesús

    24 DIC 2011 | Carmen Rengel. Belén (Cisjordania)
    En 1948, los cristianos representaban el 20% de la población en Palestina; hoy, apenas el 2%. El 85% de ellos arrastra problemas económicos. “Es duro, pero no podemos abandonar”, dicen

  • En una gruta húmeda y encortinada, una estrella de plata y mármol señala el lugar. “Aquí, de la Virgen María, nació Jesucristo”, reza la inscripción latina, pulida por millones de dedos rozados durante siglos, ansiosos por venerar el lugar donde empezó todo. En la Basílica de la Natividad, en Belén, se concentra la devoción de la Cristiandad, deseosa de recrear el alumbramiento del Hijo de Dios, el hombre que cambió el mundo. Su estela es un acicate para los cristianos que pelean rodeados de musulmanes, en tierra ocupada y con escasas oportunidades.
    “Es duro vivir aquí pero es nuestro cometido, seguir los pasos de Jesús donde puso su huella. No podemos abandonar, hay que ceder el testigo a las próximas generaciones y ayudar a la paz. Somos hijos de Belén como él y debemos demostrarlo”, dice Anton Eid, católico betlemita, desempleado, recién instalado en una casa donada por los franciscanos, incapaz de pagar una por sus propios medios. Es uno de los 11.000 cristianos de la ciudad, de los 60.000 que residen en Cisjordania y Gaza, los Territorios Palestinos.
    Cuando Israel proclamó su independencia en 1948, la cifra de cristianos en la antigua Palestina se elevaba al 20% y hoy la media no llega al 2%, salvo en Belén, reducto superviviente, donde suben al 10%.
    Sin embargo, la identidad cristiana de Tierra Santa se va perdiendo. La cuna de Jesús es cada vez más un puñado de espacios reverenciados, un imán para el turismo, pero también un rincón de dura vida. “El desgaste diario es insoportable: tenemos limitaciones de movilidad para viajar o estudiar, no podemos acceder a los Santos Lugares de Israel, es complicado reagrupar a las familias y, además, sufrimos cierta discriminación, con tasas de paro del 41%, cuatro puntos superior a la media”, denuncia Joseph Al-Maalouf, portavoz de un grupo de base. Según el Patriarcado Latino de Jerusalén, el 85% de los cristianos arrastra problemas económicos. Las colectas de Navidad y Viernes Santo son las que ayudan a pagar becas, fomentar el empleo y reconstruir viviendas.
    En el último año, los cristianos de la región de Belén se han visto especialmente perjudicados ya que, como relata el alcalde, Victor Batarseh, se les han confiscado 70.000 acres de tierra que ha quedado al otro lado del muro, imposibles de cultivar y que, según las leyes israelíes, pueden expropiarse ante la “ausencia” del dueño. “Los cristianos de Beit Jala vivían de esos olivares y ahora no tienen medios de vida. Ha sido su sustento tradicional”, denuncia. Dos meses antes de la Navidad, antes de las luces y los villancicos en la plaza del Pesebre, llegó la última expropiación, la del suelo del convento de Cremisán, para conectar las colonias de Gilo y Har Gilo. Ahora las misas se suceden entre los olivos que van a ser arrancados, impidiendo la procesión de los monjes hasta la Natividad. “En estos días felices nos sentimos rodeados. Están paralizando el crecimiento natural de la población cristiana. ¿Este bocado también?”, se lamenta el padre Ibrahim Shomali.
    Turismo en alza

    También son cristianos la mayoría de propietarios de hoteles. Según la ministra de Turismo, Jolud Daibes, esperan cerrar el año con 2,5 millones de visitantes y las pernoctaciones han subido un 12%, pese a la Primavera Árabe, pero siguen pagando el “miedo” de cruzar los controles y dormir en Belén. “Tenemos alojamientos cómodos, baratos, con buenos servicios… pero sólo se quedan los cristianos israelíes y pagando la mitad. Así no podemos avanzar”, reconoce.

    La hermana Rima, 52 años en distintos colegios cristianos de Belén, prefiere agarrarse al lema de esta Navidad (“Palestina celebra la esperanza”), mientras prepara con los suyos guirnaldas, carteles y canciones. Lo recita llorando, porque le espera luego una despedida: la de Fathma y David, dos hermanos que han decidido marcharse a Estados Unidos para lograr una vida mejor.
    Un ejemplo de la desesperación de unos cristianos extraños en tierra de Jesús.

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