jueves, 26 de enero de 2012

A DOMINGO RUIZ TORRES, CON MI PESAR.

Desde sedvalientes.blogspot.com quiero testimoniar mis sentimientos de hondo pesar por el fallecimiento de un hombre bueno, de un hombre dedicado a Dios y a su  familia. Me estoy refiriendo a Domingo Ruiz Torres, Diácono Permanente adscrito a la Parroquia de la Sagrada Familia de San Fernando.

Quiero testimoniarle a su mujer e hijos mi absoluto y consternado pesar por la marcha hacia la Casa del Padre de un marido, un padre, un hombre ejemplar. Domingo era la discreción, la corrección y la elegancia personificada. ¡Es verdad que para hacer el bien no hace falta ir publicándolo! Los hombres, verdaderamente, buenos hacen su tarea diaria y cumplen su misión sin enterarse nadie porque es cosa de Dios y ellos. Domingo era así, cumplía con su vocación discretamente, sin levantar la voz, de forma anónima y así era feliz y hacía feliz a Dios porque cumplía a rajatabla su principal mandamiento: "Amaos los unos a los otros como yo os he amado". 

Ese amor a Dios, lo volcaba con su familia, su mujer e hijos, y con todos los que le necesitaban. ¡Qué de menos te vamos a echar Domingo! Dicen los ángeles que cuando llegó a las Puertas de la Gloria, lo estaba esperando el Señor en persona y sin que él le pudiera decir nada le dijo: ¡Domingo, hijo mío, bienvenido a tu Casa!

Me uno a su esposa, hijos, familia, amigos, feligreses, diocesanos en el sentimiento de pesar, de tristeza infinita por esta separación temporal. Quiero transmitiros, con estas humildes líneas, todo mi afecto hacia un hombre bueno, un hombre de Dios, de todos. Ahora solo queda rezar, para que el Padre Bueno os de consuelo infinito ante tanto dolor por la pérdida de Domingo Ruiz Torres, un hombre volcado a Dios.

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