viernes, 30 de marzo de 2012

LA SEMANA SANTA Y LA RELIGIOSIDAD POPULAR.




Ecclesia Digital.


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Escrito por + Carlos Escribano Subías - Obispo de Teruel y Albarracín   
viernes, 30 de marzo de 2012
Estamos comenzando la semana grande de los cristianos. Tras culminar el camino cuaresmal, el domingo de Ramos nos introduce en la celebración de la Semana Santa. La liturgia de la Iglesia, a través de las celebraciones que se suceden en el triduo sacro, pone ante nosotros los misterios centrales de nuestra fe: la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Desde muy pronto, la fe del pueblo santo de Dios ha unido a estas celebraciones de la Semana Santa cristiana expresiones religiosas populares que, insertadas en una idiosincrasia propia, reconstruyen lo que aconteció en Tierra Santa hace casi dos mil años. 
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Muchas procesiones recorrerán las calles y plazas de nuestras ciudades y pueblos a lo largo y ancho de toda la geografía diocesana. En nuestro contexto cultural actual, vemos que se produce un  nuevo florecimiento de la piedad popular expresado en las procesiones de nuestra Semana Santa. Es un dato muy interesante de constatar, ya que en una sociedad cada vez más secularizada y descristianizada, esta expresión religiosa parece que intenta compensar el déficit de espiritualidad del hombre de hoy e incoa el natural deseo de trascendencia que se alberga siempre en el corazón humano.
La religiosidad popular es siempre expresión de la fe de un pueblo. Gracias a ella, las procesiones que durante siete días conmueven nuestras calles, son un complemento precioso a la liturgia de la Iglesia en los días santos. No estamos sólo ante una manifestación cultural o ante la celebración de una fiesta que se pretende ajena a un Misterio que, paradójicamente, le da sentido pleno. Por ello es siempre importante, y especialmente estos días, el hacernos conscientes de que hay que superar cualquier indicio que nos conduzca a una religión sin Dios, sin experiencia de lo divino. Es el gran peligro al que está avezada una religiosidad secularista, agnóstica, de participación sin fe, de valoración simplemente cultural, de, como decíamos,  fiesta sin misterio. Correríamos el riesgo de dejar pasar de largo un gran regalo por no ser capaces de valorar el tesoro que llevamos entre manos.
Son muchas las personas que se acercan, especialmente en estas fechas, a las distintas formas y manifestaciones de la religiosidad popular. Pueden llegar atraídos por distintos valores y motivos, pero se les debe intentar ayudar a discernir el sentido fundamentalmente religioso de las actividades en las que están colaborando o asistiendo como espectadores. Para estas personas, la religiosidad popular es un vínculo que les une a la Iglesia y a la verdad cristiana sobre Dios y sobre el hombre. Así, en la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Puebla se decía a este respecto: "La religiosidad popular (…), en cuanto contiene encarnada la Palabra de Dios, es una forma activa con la cual el pueblo se evangeliza continuamente a sí mismo" (nº 450).

Semana Santa: el Misterio del Amor más gran grande se presenta ante nosotros. Os invito a participar en las celebraciones litúrgicas de la Catedral o de las parroquias y a asistir a las procesiones que estos días organizarán con esmero y particular piedad y belleza las distintas Cofradías y Hermandades en nuestra diócesis. Que sean días auténticamente santos que nos ayuden a descubrir el rostro auténtico de un Dios que es Amor y que entrega su vida para que nosotros tengamos “vida en abundancia” (Jn 10,10).
+ Carlos Escribano Subías
Obispo de Teruel y Albarracín

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