martes, 29 de mayo de 2012

LA CAMPAÑA DE ACOSO Y DERRIBO AL IBI ECLESIAL ES UNA INDIGNIDAD -EDITORIAL ECCLESIA-.





Ecclesia Digital.


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Escrito por Ecclesia Digital   
martes, 29 de mayo de 2012
Tras cinco meses –los mismos desde que perdieron abrumadoramente las elecciones generales– de falaz y sucia campaña manipuladora, tras llevar al Congreso de los Diputados una proposición no de ley –y a sabiendas de que iba a ser rechazada–, el PSOE ha anunciado esta semana que llevará a todos los ayuntamientos de España idénticas mociones reclamando el pago del IBI, dicen ahora, con piel de cordero, que solo para aquellos edificios de la Iglesia católica no destinados al culto. Porque de lo que se trata, según los dirigentes del principal partido político de la oposición, en un nuevo ejercicio de cinismo y de demagogia, es de que Iglesia haga en medio de la crisis «un esfuerzo como lo está haciendo todo el mundo».
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En la página 7 de este mismo número de ECCLESIA, el obispo de Ciudad Rodrigo escribe un breve y esclarecedor artículo sobre el IBI, y en las próximas semanas ofreceremos otros estudios sobre la cuestión. Y ya en nuestro comentario editorial del número 3.613 (10 de marzo de 2012), aludimos con claridad meridiana al respecto.

A tenor de la letra y del espíritu de la ley que regula el Impuesto de Bienes Inmuebles, se percibe a las claras la falsedad de la malintencionada y desleal campaña de la izquierda política sobre este tema, que pretende servirse del mismo para deteriorar la imagen de la Iglesia católica y, de paso, desgastar al Gobierno de turno y suscitar en la opinión pública y ciudadana un debate trufado de sectarismo, falsedades y populistas sentimentalismos.

El PSOE, IU y otras formaciones afines saben de sobra que el mismo trato que reciben los edificios de la Iglesia que no se dedican a fines lucrativos es el que reciben los inmuebles de sus fundaciones y de las fundaciones de sus sindicatos. El mismo de todos los edificios públicos de España y de los países con representación diplomática en nuestro país. El mismo de la Cruz Roja y otras ONG, de las demás confesiones religiosas y de todos los edificios de patrimonio histórico y artístico. El PSOE, la llamada Izquierda Plural y sus terminales mediáticos saben de sobra que es imposible que un ayuntamiento cobre el IBI, a la luz de la vigente ley de Mecenazgo, que exime por igual de pagar el referido impuesto a las instituciones que contribuyen al bien común y cuya competencia es de ámbito nacional y no municipal. El PSOE y todo su corifeo saben de sobra lo que está aportando de solidaridad en medio de crisis la Iglesia católica, cuyos sacerdotes y consagrados no solo ganan sueldos más que modestos, sino que voluntariamente están detrayendo porcentajes de sus salarios para socorrer a los más afectados por la crisis, y cuyos laicos están dejando lo mejor de sí mismos en admirables y altruistas servicios de voluntariado. Y eso por no hablar de Cáritas y de la impagable contribución eclesial a la educación, a la cultura o a la sanidad.

Ya está bien de querer marcar la agenda, de querer que todos bailemos al son de la música que ellos toquen. Ya está bien de manipulaciones zafias. Ya está bien de la farisaica e injusta reclamación de que la Iglesia se autofinancie, que es una inmensa mentira y maldad, fruto no se sabe bien si del revanchismo, del ensañamiento, de la agitación, de la demagogia o de todo ello a la vez. Porque es una inmensa mentira, aunque se repita mil veces, que la Iglesia católica en España se financia del Estado. Y para colmo ellos lo saben. Como lo sabemos los contribuyentes, a quienes al realizar –precisamente ahora estamos en su periodo– la anual declaración de la renta lo único que el Estado hace es darnos la posibilidad de decidir libremente si queremos que el 0,7% de nuestro IPRF –que en cualquier caso se nos va a detraer– se destine a la Iglesia o no, pudiendo elegir por la opción de las cuatro posibles que soberanamente queramos.

Y por cierto, bueno será recordar que los partidos políticos y sindicatos sí que se financian «gratis» a través de subvenciones públicas. Y que puestos a pedir ejemplaridad a los demás, ¿no sería planteable que ellos pasasen también por la «ventanilla» de la declaración de la renta y solo percibieran los dineros correspondientes a la X recibidas en la casilla de la misma como acontece con la Iglesia? 

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