viernes, 26 de octubre de 2012

EL PARAÍSO SOBERANISTA; POR AGUSTÍN DOMINGO MORATALLA.


Sección - Marinero en tierra

El paraíso soberanista    

Esta semana la agenda política ha estado presidida por cuestiones relacionadas con independentismo catalán. Los resultados de las elecciones gallegas y vascas no se están leyendo con la frialdad que requieren los acontecimientos, sino desde una clave independentista que amenaza como espada de Damocles toda la vida política nacional.

Las intervenciones de Rajoy en el Senado y de Aznar en la entrega del premio FAES a Mario Vargas Llosa han tenido como finalidad responder a lo que los jugadores de mus llamarían: órdago soberanista. El primero denunció la amenaza de Artur Mas en la entrevista que mantuvo con él y el segundo utilizó el horizonte europeo para señalar que la ruptura con la Constitución de 1978 supondría la puerta de salida de Europa. Quizá dentro de poco tengamos que volver a recuperar un concepto político de la izquierda socialdemócrata alemana que utilizaron María San Gil y Josep Piqué hace diez años en la ponencia del patriotismo constitucional.

Estas intervenciones no sólo tienen como finalidad recuperar la iniciativa en un Otoño donde el gobierno parece preocupado únicamente por las cuestiones numéricas, matemáticas y económicas. Quizá se hayan dado cuenta de que el liderazgo político no puede reducirse a la gestión económica y financiera de la crisis porque tiene dimensiones sociales, culturales e incluso simbólicas que estaban a punto de olvidar. De hecho, el éxito social del órgano soberanista lanzado por Mas se apoya accidentalmente en la negativa al pacto fiscal pero sustancialmente en una narrativa cultural y simbólica de carácter soberanista. No se trata de un órdago social y económico con el que evitar el despilfarro, la corrupción y la desmoralización; se trata de un órdago simbólico y cultural para seducir al electorado ante la posibilidad de un imaginado parnaso, una mala utopía o simplemente un paraíso soberanista.

A diferencia de los partidos nacionalistas y soberanistas que afrontan los desafíos democráticos con narrativas culturales de gran fuerza simbólica, los partidos que apelan al simple patriotismo constitucional tienen graves problemas para generan una narrativa democrática seductora. No se dan cuenta de que la vida democrática de los pueblos no se reduce a números, matemáticas y economía. Hay una dimensión cultural, simbólica y emocional que no sólo son incapaces de gestionar sino de construir, reanimar y reinventar. Tan importante como la claridad en las cuentas es el potencial imaginativo de los cuentos.


Agustín DOMINGO MORATALLA
Para el viernes 26 de Octubre de 2012, en LAS PROVINCIAS. GRUPO VOCENTO


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