miércoles, 28 de noviembre de 2012

EL MAGISTRADO D. ANDRÉS OLLERO PRESENTA UN NUEVO LIBRO.


El magistrado don Andrés Ollero presenta un nuevo libro:
«El peligro es la inhibición de los católicos»

La religión se ha convertido «en el blanco obligado de quienes quieren imponer un radicalismo individualista». Así lo denunciaba, la pasada semana, don Andrés Ollero, en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, en la presentación del libro La libertad religiosa en España y en el derecho comparado, que el magistrado coordina, junto a la profesora Cristina Hermida del Llano. Ollero aludió al peligro de la relativización del Derecho, que provoca que «la justicia se vea sustituida por la utilidad; y el Derecho, suplantado por la economía. Luego, acabará extrañando que el Derecho, que aspiraba a posibilitar una convivencia auténticamente humana, acabe provocando que haya quien acabe tirándose por un balcón», como ha sucedido con el drama de los desahucios, dijo.
En un acto presidido por el ex ministro don Marcelino Oreja, y en el que intervino el Subdirector General de Relaciones con las Confesiones Religiosas, don Andrés Ollero habló de su paso al Tribunal Constitucional, y se refirió a la llamada «ampliación de derechos individuales, la más de las veces a costa de la destrucción deinstituciones de gran calado social». Es una deriva lógica, a su juicio, de la penetración del positivismo, y puso como ejemplo el matrimonio: «Si un día prescindimos de la indisolubilidad del matrimonio, no mucho después comprobaremos que nos hemos quedado sin argumento para preservar la heterosexualidad; a la monogamia le llegará la hora, si tenemos un poco de paciencia».
Por su resistencia frente a esta mentalidad, no puede extrañar que «la religión se haya convertido en el blanco obligado» y experimente «marginación y menosprecio». Con todo -advirtió-, el mayor peligro contra la libertad religiosa no proviene de fuera, «de un Presidente ocurrente que vaya de laicista, sino, sobre todo, de la pasiva inhibición de tantos». Y concluye Ollero: «A mí, como creyente, no me queda sino prestarme de buen grado a abonar la cuota que me corresponda».

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