miércoles, 30 de enero de 2013

MAYORES EMPRENDEDORES; POR ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ.

Diario de Cádiz

DE TODO UN POCO

Mayores emprendedores

ENRIQUE / GRACÍA-MÁIQUEZ | ACTUALIZADO 30.01.2013 - 01:00
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COINCIDÍ en el tren con un célebre poeta y columnista de izquierdas. Al hablar sobre las prejubilaciones de antaño y sobre el retraso de la jubilación que nos espera, estábamos de acuerdo, lo que nos sorprendió mucho a ambos. Decía él que una manera de aliviar el paro juvenil sería seguir alentando las prejubilaciones. Al alargar la edad de jubilación se pone otro tapón a la salida de los jóvenes al mercado laboral. Claro que si nos quedamos ahí, añadí, vestimos a un santo (con perdón) para desvestir al otro, al que hay que pagar además unas contribuciones que no caducan o menguan como las de desempleo. 

La clave está, más bien, en ser conscientes de los beneficios que para el conjunto de la sociedad suponen los jubilados. Con una visión chata y economicista, se entiende que se quiera estirar la utilidad de los trabajadores, como quien prorroga la vida de una central nuclear o exprime un limón. Con otra perspectiva, la cosa cambia. 

Habría que ser una avezado estadístico para calcular en euros la contribución de los jubilados a la economía española, pero basta una cuenta maría para ver que es brutal. Desde el tiempo que entregan a trabajos solidarios o dedican a cuidar a los nietos, permitiendo que los matrimonios jóvenes puedan trabajar mucho más, hasta el caudal de buenos consejos y asesoramiento profesional que van ofreciendo gratis, pasando por la creatividad de los que escriben o pintan o desarrollan cualquier vocación latente, sin contar con el consumo mantenido todo el año en el sector servicios, se trata de un abanico de actividades tan amplio como beneficioso. 

Con esa conversación fresca en la memoria, me ha escandalizado la Estrategia para el Emprendimiento y el Empleo, ¡eh, eh, eh!, que propone la ministra Báñez. No porque no esté de acuerdo en minimizar costes para crear un negocio y rebajar cotizaciones. Ése es el camino. Sino porque no sé por qué han de limitarlo a los menores de 35 años y luego discriminar entre hombres (hasta los 30) y mujeres (hasta los 35). Si de lo que se trata es de fomentar la actividad, vamos a no mirarle la fechita de nacimiento ni el sexo a los valientes, que así se dificulta el acceso a los que tienen más experiencia y, por tanto, más posibilidades de éxito. Yo me iría también al otro extremo y, en vez de retrasar la jubilación, estudiaría las mil maneras posibles de alentar y facilitar las iniciativas de los mayores.

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