martes, 30 de abril de 2013

LOS VASOS SAGRADOS: EL CÁLIZ..

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1)- EL NOMBRE

1. “Calix” viene del griego “poterion” ( ποτήριον) y significa todo vaso profundo del que uno se sirve para beber. 
(Mt.20, 22; 26, 39; 1 Cor.10,16; 11,27)
San Pablo habla del “calix benedictionis” y del “cáliz del Señor” (1 Cor.10,16; 21 y 11,27) Más tarde se lo llamará “calix sanctum”, “vas sacrum”, “vas dominicum”, “vas mysticum”, “poculum sanctum”.
Por la institución de la Eucaristía el cáliz pasó a tener carácter sagrado. Por eso antiguamente se llamaba al Jueves Santo “Natalis calicis”.
Tertuliano habla del cáliz en “De Pudicitia” VII, 10

2). Clases de cálices
En los primeros siglos existieron tres clases de cálices:
a- “Calix major”: usado por el celebrante para consagrar. Era pesado, con dos asas y de gran capacidad.
b- “Calix ministerialis o c. communicalis”: el destinado a la comunión de los fieles. Fue usado hasta el s.XIII
c- El que servía para la comunión de los recién bautizados y para darles leche y miel.

3). Forma y estilos
El cáliz tiene tres partes:
a- la copa (“cuppa”)
b- el fuste con el nudo (“nodus”)
c- el pie (“pes”)
En general era de forma circular, de profundidad variable, de boca ancha, con dos manijas y un pie.
Los antiguos usaban distintas formas de copas o vasos, con o sin pie, con o sin asas: “cántaro”, “kotilo”, “carchesium”, “cymbium”, “cissybium”, “scyphus”, “calathus”

Históricamente se pueden distinguir los cálices:
1- primitvos, 2- bizantinos, 3- románicos, 4- góticos, 5- barrocos

1. C. Primitivo: evidentemente en la época apostólica no se usan sino los vasos comunes, los greco-romanos. Había dos tipos fundamentales:
a- la copa de boca ancha y poco profunda
b- el vaso de forma alargada, tipo cubilete.
Tenían o no dos asas y un pie
Un ej. lo tenemos en el fresco eucarístico del cementerio de Calixto, donde se ve un canasto con panes y un vaso de vidrio que contiene un líquido rojo.

2. C. Bizantino: la representación más antigua de un cáliz ritual aparece en los mosaicos de San Apolinario in Classe de Ravena (s.VI): se trata de un vaso pesado y de boca ancha, sobre un pie ligero y acanalado, y con dos asas en rulo. Un cáliz similar se ve en la representación del sacrificio de Melquisedec, en San Vital.
Del s. IX debemos citar el cáliz que el emperador Miguel regaló al Papa Nicolás IV. La copa estaba engastada de piedras preciosas, circundada por un hilo de oro, del cual pendían brillantes jacintos.
Los orfebres bizantinos fabricaban maravillosos cálices de onix, y adornados con hilos de oro, los cuales se han perdido. Pero algunos ejemplares de los s.X-XI, que fueron transportados desde Constantinopla a San Marcos de Venecia, hechos en piedra dura y alabastro, dan testimonio de la maestría de los orfebres bizantinos.

3. C. Románico: hasta el s.XII se mantiene la forma ovoidal de la copa. Hacia la segunda mitad del s.XII las copas comienzan a adquirir una forma más alargada, aunque siguen siendo poco profundas. En general la profundidad es la mitad o menos que el diámetro de la copa (2/5 o 1/3).
Es en esta época que decae la comunión de los fieles bajo las dos especies, por lo que se dejan de fabricar los cálices con dos asas.

Ej. del s.XII: el cáliz de Wilten, cerca de Innsbruck; el cáliz de los Apóstoles, de Viena (antigua Salzburgo)
Ej. del s.XIII: el cáliz de Reims; el de Hugo d’Oignies, en Namur.

Antes de llegar a la época de los cálices románicos, se conoce un estilo de transición. He aquí algunos ejemplos:
- El cáliz de Antioquía , s.V-VI
- El del Museo Vaticano, s.V
- El de Gourdon, s.VI
- El cáliz de oro de Ardagh, del s.VIII, que se conserva en el Museo Nacional de Dublín. Además de oro, está hecho de plata, bronce, plomo, mica, vidrio, etc. Mide 23,1 cm. de diámetro; 17,8 cm. de alto y tiene una capacidad algo mayor a los 3 ½ litros. En la parte superior hay una franja adornada con dibujos celtas y dividida en dos secciones, en cada una de las cuales se haya escrito el nombre de un apóstol. En las dos fases se ve como adorno una cruz.
- El cáliz de Tassilon, del s.IX, que se conserva en el monasterio de Kremsmunster, Austria. Está hecho en cobre dorado; mide 25,5 cm. de altura y 15,5 cm. de diámetro. La copa es de forma semi-ovoidal, con cinco medallones que representan a Cristo y los cuatro evangelistas. También se ven motivos celtas (animales fabulosos entrelazados). La copa se une al nudo por medio de un anillo de perlas; el pie de forma cónica, tiene una base pequeña, desproporcionada con la copa
- En el tesoro de San Marcos se ven cálices de forma similar al anterior, hechos en alabastro, en ágata o en onix, con bandas metálicas sobre las cuales se hayan insertas piedras preciosas o esmaltes.

4. C. Gótico: hacia fines del s.XIII aparecen los llamados cálices góticos. Los orfebres trabajan los vasos sagrados como las catedrales, es decir, el oro y la plata como la piedra de construcción. Los cálices son hechos en formas más estilizadas; el corte del fuste se asemeja a las pilastras, con forma poligonal, de 6 y 8 caras.
En el s.XIV, si bien la forma de la copa es básicamente romana, comienza a perfirlarse la forma cónica. Para que sea más sólida se la inserta en una “falsa copa” cinselada, que da lugar a una suave transición entre la decoración más rica del hasta y la desnudez de la copa. Cada vez se enriquece y complica más el cáliz, y sobre todo el nudo: sus aristas se amplifican con polígonos biselados rectangulares o romboides, en los cuales se hacen incrustaciones de esmalte o de medallones. Más aun, asumen la forma de una construcción arquitectural: arcadas, vanos, nichos, estatuas, torres, etc, en miniatura.
El pie circular tradicional se vuelve hexagonal o poligonal, o se divide en seis lóbulos, en los que se insertan medallones esmaltados o grabados, y se lo rodea de un alto reborde.
La copa es de plata dorada; lo demás es de cobre. Tienen pocas piedras preciosas.
Ej: el de la iglesia de Gravedona (Lombardía); el de Belem (Portugal); cáliz de León X, que se conserva en Nócera (s.XIV-XV)

5. C. Barroco: la copa adquiere forma de tulipa, con los rebordes incurvados y todo el cáliz se recarga de motivos decorativos. El fuste se hace aun más largo, y el nudo se estira. El diámetreo del pie se reduce considerablemente y se enriquece con volutas, incrustaciones, estatuas, etc. “En compensación por la pérdida del antiguo aspecto arquitectónico, los cálices ganan generalmente en gracia y ligereza”.

El 30 de junio de 1922 la Sagrada Congregación de Ritos expidió un decreto para advertir a los obispos que vigilen la forma de los cálices, puesto que se había introducido una cierta corrupción artística, y contraria a las leyes litúrgicas.[3]
La copa no debe ser muy profunda, para permitir fácilmente las abluciones; el nudo no debe estar pegado a la base de la copa, puesto que según las rúbricas el celebrante toma el cáliz entre la copa y el nudo; la base debe ser ancha y de cierto peso para que el cáliz tenga estabilidad.

4). Materia

1. En la antiguedad los vasos o copas eran de diferentes materiales: oro, plata, bronce, estaño, plomo, madera. Pero desde la época de Augusto lo más común fue el vidrio. Al comienzo se traía de Alejandría pero luego se fabricó en Campania, Roma, España, Galia.
Ej que se conservan: el cáliz de vidrio azul hallado cerca de Amiens, actualmente en el Museo Británico; el descubierto en el cementerio Ostriano de Roma, que se conserva hoy en el Museo de Letrán.
En la época de Plinio los vasos de vidrio habían reemplazado completamente a los cálices de oro y plata.
Los cálices de vidrio tenían a veces como decoración el fondo pintado o decorado.
2. En el Liber Pontificalis leemos respecto del Papa San Ceferino que mandó que los ministros sostuvieran patenas de vidrio, delante del obispo celebrante, de las cuales cada sacerdote debía tomar la Eucaristía para distribuir al pueblo.
Y respecto de Urbano (227-233) : “Hic fecit ministeria sacrata omnia argentea”. Así pues según el primer texto, en la época de Ceferino la patena era de vidrio (y probablemente el cáliz); pero Urbano manda que el cáliz y la patena sean de plata.
En el Lib. Pont. se habla también de las donaciones hechas por Constantino de cálices de oro o de plata, a las basílicas romanas y ciertas ciudades de Italia. También los Papas, después del saqueo de Roma por parte de Alarico (a.410) hacen diversas donaciones, a las mismas iglesias romanas.
En esta época se habla del “scyphus”. Era el cáliz del obispo, de grandes dimensiones; de él se extraía mediante una cuchara o algún recipiente y se pasaba a los “cálices ministeriales” para dar la comunión a los fieles.
El Papa san Hilario establece un juego de vasos litúrgicos para transportar de estación en estación: un scyphus de oro, 25 “amae” para las ofrendas de vino, hechas por los fieles; 25 “scyphi” para la consagración; y 50 “cálices ministeriales” para la comunión.

San Ambrosio dice que no se debe poseer cálices de oro, sino que habría que destinar ese dinero para redimir cautivos y para agrandar cementerios. San Juan Crisóstomo: para dar de comer a los pobres. San Jerónimo dice que San Exupere, obispo de Toulouse, vendió los vasos sagrados para dar de comer a los pobres.

En el s.VIII los Papas vuelven a donar cálices grandes, pesados, y muy bien ornamentados. P.ej: Adriano 1 (772-795) dona a San Pedro un cáliz y patena de oro, que pesaban juntos 8 kg. Carlomagno donó cálices con gemas que pesaban hasta 19 kg. Estos cálices ya no podían usarse en el altar porque eran inmaniobrables. Entonces se los usó como adorno, colgando a la manera de lámparas votivas. P.ej: León IV (847-848) donó 16 cálices de plata que se colocaron “in circuitu altaris”, y 64 suspendidos entre las columnas (en San Pedro).

3. En el año 1596, en el “Ordo ad Synodum” (Pontifical) se prescribe lo que fue la regla hasta el s.XX: “El cáliz y la patena deben estar hechos en oro o plata, no en bronce, ni en cobre, vidrio o madera”.

5). Legislación

Antecedentes

Materia y forma

La copa debe ser en principio de oro o de plata, pero se tolera (por falta de recursos), el estaño. Pero si se hace en plata o estaño, debe dorarse el interior de la copa. También la patena debe estar hecha del mismo material; y en todo caso debe dorarse la parte cóncava. (Ritus servandus, 1, 1)
Evidentemente la Santa Madre Iglesia ha querido que los elementos que están destinados a recibir el Cuerpo y la Sangre de su Divino Esposo fuesen hechos de los metales más nobles y preciosos. Por eso está prohibido usar el hierro y el plomo. Tampoco se puede utilizar material frágil que pudiera quebrarse fácilmente (vidrio, porcelana); la madera, porque absorbería el Sanguis; el cobre y el bronce, porque oxidan.
Ya en el s.X distintos concilios habían prohibido estos materiales o similares.
Un decreto de la Sagrada Congregación de Ritos, del 6-XII-1866 permitió utilizar una mezcla de bronce y aluminio, de la cual resulta algo semejante al oro. (AAS vol.VI, p.590)

Consagración: Al comienzo no existe rito alguno para consagrar los vasos sagrados, sino que asumían la condición de tales al ser utilizados en la celebración de la Misa.
El cáliz y la patena deber ser consagrados por un obispo (o un sacerdote con licencia). Para ello se utiliza el santo crisma (canon 294)

En la oración se dice: “Manos piadosas han modelado este cáliz para tu servicio; cólmalo tú de la bendición que colmó el cáliz sagrado de Melquisedec; pues ni el arte ni la riqueza del material bastarían a hacer de este vaso digno de servir en tus altares.”
La consagración se pierde cuando se rompe la copa o desaparece el dorado interior. No así cuando se separa la copa del pie.

Por el inmenso respeto que tuvo siempre la Iglesia a los vasos sagrados, está prohibido que un laico, aunque sea religioso toque los vasos sagrados, salvo el sacristán. (D.4181; canon 1306) 

El cáliz (como el copón, custodia y patena) no debe quedar descubierto en público, en el altar o credencia, sino cuando está sirviendo en las funciones litúrgicas (D.4268 ad 7)

En la actualidad
Libros litúrgicos: Ritual de la dedicación de iglesias y de altares, n.113-118; Ordenación General del Misal Romano, n.287-296 [13]; Bendicional, Coeditores Litúrgicos, 1986, DELC, Barcelona. ; S.C. para el culto div., Inst. sobre algunas normas acerca del culto del misterio eucarístico “Inaestimabile donum”, 3-4-1980, n.16; AAS 72 (1980) 331-343

Materia y forma
1. “Los vasos sagrados háganse de materiales sólidos, que se consideren nobles según la estima común en cada región. Sobre este punto compete juzgar a la Conferencia Episcopal. Prefiérase, sin embargo, la materia que no se rompa o corrompa fácilmente”. (MR, n.290)
Para Argentina: “La copa de los cálices puede ser de oro, plata, acero inoxidable, cobre o bronce. En éstos dos últimos casos la copa deberá ser dorada, cromada o niquelada por dentro. Lo mismo deberá aplicarse a las patenas y demás vasos sagrados. Quedan excluidos los siguientes materiales: vidrio, cristal, aluminio, acrílico, materiales plásticos y cerámica, así como también todos aquellos que puedan absorber los líquidos o que puedan romperse o corromperse con facilidad. (XXXVIII As. Pl. de la CEA, Nov.1978, Res.n.4)
“Los cálices y demás vasos destinados a contener la sangre del Señor tengan la copa de tal material que no absorba los líquidos”.
“Los vasos sagrados confeccionados de metal oxidable, por general deben dorarse por dentro; pero si están hechos de metal inoxidable o más noble que el oro, no es necesario dorarlos” (M.R., n. 294)
“Los vasos sagrados destinados a recibir las hostias, como la patena, el copón, la custodia y otros semejantes, pueden ser confeccionados también con otros materiales de los más estimados en cada región; por ejemplo, marfil o maderas bien duras, con tal que sean aptas para el uso sagrado”.
“Los vasos sagrados de metal, generalmente, lleven la parte inferior dorada, en el caso de que el metal sea oxidable; pero si están hechos de material inoxidable o de oro noble no requieren el baño de oro”.
“Para el pan que se va a consagrar puede convenientemente usarse una sola patena más grande, en la que se colocan el pan para el sacerdote y el de ministros y fieles”.

2. “Por lo que toca a la forma de los vasos sagrados, corresponde a los artistas crearlos, según el modelo que mejor corresponda a las costumbres de cada región, siempre que cada vaso sea adecuado para el uso litúrgico a que se destina”. (MR, n.295)

Bendición del cáliz y patena
(Bendicional no.1180 ss. ; Misal no.290-95)

Hoy día basta con la bendición de un obispo o sacerdote cualquiera. Sólo se exige que el cáliz o la patena estén confeccionados según lo prescrito por el Misal Romano en su Ordenación General.
Cuando se bendicen en la Misa, la fórmula utilizada atribuye la santificación del cáliz y de la patena al contacto inmediato que se establecerá entre ellos y el cuerpo y sangre de Cristo. Fuera de la Misa, se usa una fórmula distinta, en la que su santificación se considera fruto de una bendición del Señor.

Bendición en la Misa
Terminada la Oración de los fieles se dice la siguiente oración: “Sobre tu altar, Señor Dios, colocamos, alegres, este cáliz y esta patena, para celebrar el sacrificio de la nueva alianza; que el cuerpo y la sangre de tu Hijo, que en ellos se ofrecen y reciben santifiquen estos vasos. Concédenos, Señor Dios nuestro, que, al celebrar el sacrificio de tu Hijo, nos fortalezcamos con tus sacramentos y seamos penetrados por tu Espíritu, hasta que podamos gozar con tus santos del banquete del reino celestial. A ti la gloria y el honor, Señor Dios nuestro.

Fuera de la Misa
“Dirige, Padre, tu mirada bondadosa sobre estos hijos tuyos que han colocado sobre tu altar, llenos de gozo, este cáliz y esta patena; santifica con tu bendición + estos recipientes, ya que tu pueblo, con unánime consenso, ha determinado destinarlos a la celebración del sacrificio de la nueva alianza. Haz también que nosotros, que, al celebrar los sagrados misterios, nos fortalecemos con tus sacramentos, seamos penetrados de tu Espíritu, hasta que podamos gozar con tus santos del banquete del reino celestial. A ti la gloria y el honor, Señor Dios nuestro.

6). Simbolismo

a- El cáliz nos recuerda el Sagrado Corazón de Jesús, fuente purísima de su sangre.
b- Es signo de la Pasión de Cristo: Mt. 20,22; 66, 39 y 42; Mc.10, 38; 14, 36; Lc. 22, 42; Jn.18, 11
c- Según san Pablo es símbolo de la unidad de la Iglesia (1 Cor.10, 16). (En la Cena pascual judía todos los comensales debían beber de la misma copa.)

El oro del que debe estar hecho por su brillo purísimo es imagen de la luz divina; por su nobleza y por ser material costoso, la realeza (los santos Magos ofrecieron oro al Niño Jesús); es símbolo también de la caridad, la más hermosa de las virtudes.
LOS VASOS SAGRADOS: EL CÁLIZ

1)- EL NOMBRE

1. “Calix” viene del griego “poterion” ( ποτήριον) y significa todo vaso profundo del que uno se sirve para beber. 
(Mt.20, 22; 26, 39; 1 Cor.10,16; 11,27)
San Pablo habla del “calix benedictionis” y del “cáliz del Señor” (1 Cor.10,16; 21 y 11,27) Más tarde se lo llamará “calix sanctum”, “vas sacrum”, “vas dominicum”, “vas mysticum”, “poculum sanctum”.
Por la institución de la Eucaristía el cáliz pasó a tener carácter sagrado. Por eso antiguamente se llamaba al Jueves Santo “Natalis calicis”.
Tertuliano habla del cáliz en “De Pudicitia” VII, 10

2). Clases de cálices
En los primeros siglos existieron tres clases de cálices:
a- “Calix major”: usado por el celebrante para consagrar. Era pesado, con dos asas y de gran capacidad.
b- “Calix ministerialis o c. communicalis”: el destinado a la comunión de los fieles. Fue usado hasta el s.XIII
c- El que servía para la comunión de los recién bautizados y para darles leche y miel.

3). Forma y estilos
El cáliz tiene tres partes:
a- la copa (“cuppa”)
b- el fuste con el nudo (“nodus”)
c- el pie (“pes”)
En general era de forma circular, de profundidad variable, de boca ancha, con dos manijas y un pie.
Los antiguos usaban distintas formas de copas o vasos, con o sin pie, con o sin asas: “cántaro”, “kotilo”, “carchesium”, “cymbium”, “cissybium”, “scyphus”, “calathus”

Históricamente se pueden distinguir los cálices:
1- primitvos, 2- bizantinos, 3- románicos, 4- góticos, 5- barrocos

1. C. Primitivo: evidentemente en la época apostólica no se usan sino los vasos comunes, los greco-romanos. Había dos tipos fundamentales:
a- la copa de boca ancha y poco profunda
b- el vaso de forma alargada, tipo cubilete.
Tenían o no dos asas y un pie
Un ej. lo tenemos en el fresco eucarístico del cementerio de Calixto, donde se ve un canasto con panes y un vaso de vidrio que contiene un líquido rojo.

2. C. Bizantino: la representación más antigua de un cáliz ritual aparece en los mosaicos de San Apolinario in Classe de Ravena (s.VI): se trata de un vaso pesado y de boca ancha, sobre un pie ligero y acanalado, y con dos asas en rulo. Un cáliz similar se ve en la representación del sacrificio de Melquisedec, en San Vital.
Del s. IX debemos citar el cáliz que el emperador Miguel regaló al Papa Nicolás IV. La copa estaba engastada de piedras preciosas, circundada por un hilo de oro, del cual pendían brillantes jacintos.
Los orfebres bizantinos fabricaban maravillosos cálices de onix, y adornados con hilos de oro, los cuales se han perdido. Pero algunos ejemplares de los s.X-XI, que fueron transportados desde Constantinopla a San Marcos de Venecia, hechos en piedra dura y alabastro, dan testimonio de la maestría de los orfebres bizantinos.

3. C. Románico: hasta el s.XII se mantiene la forma ovoidal de la copa. Hacia la segunda mitad del s.XII las copas comienzan a adquirir una forma más alargada, aunque siguen siendo poco profundas. En general la profundidad es la mitad o menos que el diámetro de la copa (2/5 o 1/3).
Es en esta época que decae la comunión de los fieles bajo las dos especies, por lo que se dejan de fabricar los cálices con dos asas.

Ej. del s.XII: el cáliz de Wilten, cerca de Innsbruck; el cáliz de los Apóstoles, de Viena (antigua Salzburgo)
Ej. del s.XIII: el cáliz de Reims; el de Hugo d’Oignies, en Namur.

Antes de llegar a la época de los cálices románicos, se conoce un estilo de transición. He aquí algunos ejemplos:
- El cáliz de Antioquía , s.V-VI
- El del Museo Vaticano, s.V
- El de Gourdon, s.VI
- El cáliz de oro de Ardagh, del s.VIII, que se conserva en el Museo Nacional de Dublín. Además de oro, está hecho de plata, bronce, plomo, mica, vidrio, etc. Mide 23,1 cm. de diámetro; 17,8 cm. de alto y tiene una capacidad algo mayor a los 3 ½ litros. En la parte superior hay una franja adornada con dibujos celtas y dividida en dos secciones, en cada una de las cuales se haya escrito el nombre de un apóstol. En las dos fases se ve como adorno una cruz.
- El cáliz de Tassilon, del s.IX, que se conserva en el monasterio de Kremsmunster, Austria. Está hecho en cobre dorado; mide 25,5 cm. de altura y 15,5 cm. de diámetro. La copa es de forma semi-ovoidal, con cinco medallones que representan a Cristo y los cuatro evangelistas. También se ven motivos celtas (animales fabulosos entrelazados). La copa se une al nudo por medio de un anillo de perlas; el pie de forma cónica, tiene una base pequeña, desproporcionada con la copa
- En el tesoro de San Marcos se ven cálices de forma similar al anterior, hechos en alabastro, en ágata o en onix, con bandas metálicas sobre las cuales se hayan insertas piedras preciosas o esmaltes.

4. C. Gótico: hacia fines del s.XIII aparecen los llamados cálices góticos. Los orfebres trabajan los vasos sagrados como las catedrales, es decir, el oro y la plata como la piedra de construcción. Los cálices son hechos en formas más estilizadas; el corte del fuste se asemeja a las pilastras, con forma poligonal, de 6 y 8 caras.
En el s.XIV, si bien la forma de la copa es básicamente romana, comienza a perfirlarse la forma cónica. Para que sea más sólida se la inserta en una “falsa copa” cinselada, que da lugar a una suave transición entre la decoración más rica del hasta y la desnudez de la copa. Cada vez se enriquece y complica más el cáliz, y sobre todo el nudo: sus aristas se amplifican con polígonos biselados rectangulares o romboides, en los cuales se hacen incrustaciones de esmalte o de medallones. Más aun, asumen la forma de una construcción arquitectural: arcadas, vanos, nichos, estatuas, torres, etc, en miniatura.
El pie circular tradicional se vuelve hexagonal o poligonal, o se divide en seis lóbulos, en los que se insertan medallones esmaltados o grabados, y se lo rodea de un alto reborde.
La copa es de plata dorada; lo demás es de cobre. Tienen pocas piedras preciosas.
Ej: el de la iglesia de Gravedona (Lombardía); el de Belem (Portugal); cáliz de León X, que se conserva en Nócera (s.XIV-XV)

5. C. Barroco: la copa adquiere forma de tulipa, con los rebordes incurvados y todo el cáliz se recarga de motivos decorativos. El fuste se hace aun más largo, y el nudo se estira. El diámetreo del pie se reduce considerablemente y se enriquece con volutas, incrustaciones, estatuas, etc. “En compensación por la pérdida del antiguo aspecto arquitectónico, los cálices ganan generalmente en gracia y ligereza”.

El 30 de junio de 1922 la Sagrada Congregación de Ritos expidió un decreto para advertir a los obispos que vigilen la forma de los cálices, puesto que se había introducido una cierta corrupción artística, y contraria a las leyes litúrgicas.[3]
La copa no debe ser muy profunda, para permitir fácilmente las abluciones; el nudo no debe estar pegado a la base de la copa, puesto que según las rúbricas el celebrante toma el cáliz entre la copa y el nudo; la base debe ser ancha y de cierto peso para que el cáliz tenga estabilidad.

4). Materia

1. En la antiguedad los vasos o copas eran de diferentes materiales: oro, plata, bronce, estaño, plomo, madera. Pero desde la época de Augusto lo más común fue el vidrio. Al comienzo se traía de Alejandría pero luego se fabricó en Campania, Roma, España, Galia.
Ej que se conservan: el cáliz de vidrio azul hallado cerca de Amiens, actualmente en el Museo Británico; el descubierto en el cementerio Ostriano de Roma, que se conserva hoy en el Museo de Letrán.
En la época de Plinio los vasos de vidrio habían reemplazado completamente a los cálices de oro y plata.
Los cálices de vidrio tenían a veces como decoración el fondo pintado o decorado.
2. En el Liber Pontificalis leemos respecto del Papa San Ceferino que mandó que los ministros sostuvieran patenas de vidrio, delante del obispo celebrante, de las cuales cada sacerdote debía tomar la Eucaristía para distribuir al pueblo.
Y respecto de Urbano (227-233) : “Hic fecit ministeria sacrata omnia argentea”. Así pues según el primer texto, en la época de Ceferino la patena era de vidrio (y probablemente el cáliz); pero Urbano manda que el cáliz y la patena sean de plata.
En el Lib. Pont. se habla también de las donaciones hechas por Constantino de cálices de oro o de plata, a las basílicas romanas y ciertas ciudades de Italia. También los Papas, después del saqueo de Roma por parte de Alarico (a.410) hacen diversas donaciones, a las mismas iglesias romanas.
En esta época se habla del “scyphus”. Era el cáliz del obispo, de grandes dimensiones; de él se extraía mediante una cuchara o algún recipiente y se pasaba a los “cálices ministeriales” para dar la comunión a los fieles.
El Papa san Hilario establece un juego de vasos litúrgicos para transportar de estación en estación: un scyphus de oro, 25 “amae” para las ofrendas de vino, hechas por los fieles; 25 “scyphi” para la consagración; y 50 “cálices ministeriales” para la comunión.

San Ambrosio dice que no se debe poseer cálices de oro, sino que habría que destinar ese dinero para redimir cautivos y para agrandar cementerios. San Juan Crisóstomo: para dar de comer a los pobres. San Jerónimo dice que San Exupere, obispo de Toulouse, vendió los vasos sagrados para dar de comer a los pobres.

En el s.VIII los Papas vuelven a donar cálices grandes, pesados, y muy bien ornamentados. P.ej: Adriano 1 (772-795) dona a San Pedro un cáliz y patena de oro, que pesaban juntos 8 kg. Carlomagno donó cálices con gemas que pesaban hasta 19 kg. Estos cálices ya no podían usarse en el altar porque eran inmaniobrables. Entonces se los usó como adorno, colgando a la manera de lámparas votivas. P.ej: León IV (847-848) donó 16 cálices de plata que se colocaron “in circuitu altaris”, y 64 suspendidos entre las columnas (en San Pedro).

3. En el año 1596, en el “Ordo ad Synodum” (Pontifical) se prescribe lo que fue la regla hasta el s.XX: “El cáliz y la patena deben estar hechos en oro o plata, no en bronce, ni en cobre, vidrio o madera”.

5). Legislación

Antecedentes

Materia y forma

La copa debe ser en principio de oro o de plata, pero se tolera (por falta de recursos), el estaño. Pero si se hace en plata o estaño, debe dorarse el interior de la copa. También la patena debe estar hecha del mismo material; y en todo caso debe dorarse la parte cóncava. (Ritus servandus, 1, 1)
Evidentemente la Santa Madre Iglesia ha querido que los elementos que están destinados a recibir el Cuerpo y la Sangre de su Divino Esposo fuesen hechos de los metales más nobles y preciosos. Por eso está prohibido usar el hierro y el plomo. Tampoco se puede utilizar material frágil que pudiera quebrarse fácilmente (vidrio, porcelana); la madera, porque absorbería el Sanguis; el cobre y el bronce, porque oxidan.
Ya en el s.X distintos concilios habían prohibido estos materiales o similares.
Un decreto de la Sagrada Congregación de Ritos, del 6-XII-1866 permitió utilizar una mezcla de bronce y aluminio, de la cual resulta algo semejante al oro. (AAS vol.VI, p.590)

Consagración: Al comienzo no existe rito alguno para consagrar los vasos sagrados, sino que asumían la condición de tales al ser utilizados en la celebración de la Misa.
El cáliz y la patena deber ser consagrados por un obispo (o un sacerdote con licencia). Para ello se utiliza el santo crisma (canon 294)

En la oración se dice: “Manos piadosas han modelado este cáliz para tu servicio; cólmalo tú de la bendición que colmó el cáliz sagrado de Melquisedec; pues ni el arte ni la riqueza del material bastarían a hacer de este vaso digno de servir en tus altares.”
La consagración se pierde cuando se rompe la copa o desaparece el dorado interior. No así cuando se separa la copa del pie.

Por el inmenso respeto que tuvo siempre la Iglesia a los vasos sagrados, está prohibido que un laico, aunque sea religioso toque los vasos sagrados, salvo el sacristán. (D.4181; canon 1306) 

El cáliz (como el copón, custodia y patena) no debe quedar descubierto en público, en el altar o credencia, sino cuando está sirviendo en las funciones litúrgicas (D.4268 ad 7)

En la actualidad
Libros litúrgicos: Ritual de la dedicación de iglesias y de altares, n.113-118; Ordenación General del Misal Romano, n.287-296 [13]; Bendicional, Coeditores Litúrgicos, 1986, DELC, Barcelona. ; S.C. para el culto div., Inst. sobre algunas normas acerca del culto del misterio eucarístico “Inaestimabile donum”, 3-4-1980, n.16; AAS 72 (1980) 331-343

Materia y forma
1. “Los vasos sagrados háganse de materiales sólidos, que se consideren nobles según la estima común en cada región. Sobre este punto compete juzgar a la Conferencia Episcopal. Prefiérase, sin embargo, la materia que no se rompa o corrompa fácilmente”. (MR, n.290)
Para Argentina: “La copa de los cálices puede ser de oro, plata, acero inoxidable, cobre o bronce. En éstos dos últimos casos la copa deberá ser dorada, cromada o niquelada por dentro. Lo mismo deberá aplicarse a las patenas y demás vasos sagrados. Quedan excluidos los siguientes materiales: vidrio, cristal, aluminio, acrílico, materiales plásticos y cerámica, así como también todos aquellos que puedan absorber los líquidos o que puedan romperse o corromperse con facilidad. (XXXVIII As. Pl. de la CEA, Nov.1978, Res.n.4)
“Los cálices y demás vasos destinados a contener la sangre del Señor tengan la copa de tal material que no absorba los líquidos”.
“Los vasos sagrados confeccionados de metal oxidable, por general deben dorarse por dentro; pero si están hechos de metal inoxidable o más noble que el oro, no es necesario dorarlos” (M.R., n. 294)
“Los vasos sagrados destinados a recibir las hostias, como la patena, el copón, la custodia y otros semejantes, pueden ser confeccionados también con otros materiales de los más estimados en cada región; por ejemplo, marfil o maderas bien duras, con tal que sean aptas para el uso sagrado”.
“Los vasos sagrados de metal, generalmente, lleven la parte inferior dorada, en el caso de que el metal sea oxidable; pero si están hechos de material inoxidable o de oro noble no requieren el baño de oro”.
“Para el pan que se va a consagrar puede convenientemente usarse una sola patena más grande, en la que se colocan el pan para el sacerdote y el de ministros y fieles”.

2. “Por lo que toca a la forma de los vasos sagrados, corresponde a los artistas crearlos, según el modelo que mejor corresponda a las costumbres de cada región, siempre que cada vaso sea adecuado para el uso litúrgico a que se destina”. (MR, n.295)

Bendición del cáliz y patena
(Bendicional no.1180 ss. ; Misal no.290-95)

Hoy día basta con la bendición de un obispo o sacerdote cualquiera. Sólo se exige que el cáliz o la patena estén confeccionados según lo prescrito por el Misal Romano en su Ordenación General.
Cuando se bendicen en la Misa, la fórmula utilizada atribuye la santificación del cáliz y de la patena al contacto inmediato que se establecerá entre ellos y el cuerpo y sangre de Cristo. Fuera de la Misa, se usa una fórmula distinta, en la que su santificación se considera fruto de una bendición del Señor.

Bendición en la Misa
Terminada la Oración de los fieles se dice la siguiente oración: “Sobre tu altar, Señor Dios, colocamos, alegres, este cáliz y esta patena, para celebrar el sacrificio de la nueva alianza; que el cuerpo y la sangre de tu Hijo, que en ellos se ofrecen y reciben santifiquen estos vasos. Concédenos, Señor Dios nuestro, que, al celebrar el sacrificio de tu Hijo, nos fortalezcamos con tus sacramentos y seamos penetrados por tu Espíritu, hasta que podamos gozar con tus santos del banquete del reino celestial. A ti la gloria y el honor, Señor Dios nuestro.

Fuera de la Misa
“Dirige, Padre, tu mirada bondadosa sobre estos hijos tuyos que han colocado sobre tu altar, llenos de gozo, este cáliz y esta patena; santifica con tu bendición + estos recipientes, ya que tu pueblo, con unánime consenso, ha determinado destinarlos a la celebración del sacrificio de la nueva alianza. Haz también que nosotros, que, al celebrar los sagrados misterios, nos fortalecemos con tus sacramentos, seamos penetrados de tu Espíritu, hasta que podamos gozar con tus santos del banquete del reino celestial. A ti la gloria y el honor, Señor Dios nuestro.

6). Simbolismo

a- El cáliz nos recuerda el Sagrado Corazón de Jesús, fuente purísima de su sangre.
b- Es signo de la Pasión de Cristo: Mt. 20,22; 66, 39 y 42; Mc.10, 38; 14, 36; Lc. 22, 42; Jn.18, 11
c- Según san Pablo es símbolo de la unidad de la Iglesia (1 Cor.10, 16). (En la Cena pascual judía todos los comensales debían beber de la misma copa.)

El oro del que debe estar hecho por su brillo purísimo es imagen de la luz divina; por su nobleza y por ser material costoso, la realeza (los santos Magos ofrecieron oro al Niño Jesús); es símbolo también de la caridad, la más hermosa de las virtudes.

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