jueves, 2 de mayo de 2013

ALGUNOS RITOS ESPECIALES DEL AÑO LITÚRGICO.

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Las Vigilias. - 2. Las Octavas. - 3. La cuatro Témporas. - 4. Las Rogativas. - 5. Las Procesiones. - 6. La Dedicación de una Iglesia - 7, 8 Y 9, La Bendición de las Candelas, de la Ceniza y de los Ramos.

En el transcurso del Año Litúrgico celébranse ciertos ritos especiales que, aunque siguen el ritmo general del mismo y algunos hasta están inseparablemente unidos a ciertas fiestas, piden, sin embargo, un estadio aparte. Tales son, entre los principales: las Vigilias, las Octavas, las Cuatro Témporas, las Rogativas, las Procesiones y la Dedicación de las Iglesias, de los cuales vamos a dar aquí una ligera noticia.

1. Las Vigilias.

-La Vigilia, como rito litúrgico, remóntase ciertamente a los tiempos apostólicos. Era una asamblea particular que celebraban los judíos recién convertidos, al anochecer del sábado, después de haber asistido a la general de la sinagoga, y que prolongaban hasta la madrugada del domingo. En ella cantaban salmos, leían las Escrituras, escuchaban la homilía del presidente, oraban en común, y, si asistía algún sacerdote, terminaban por la fracción del pan. Andando el tiempo, esta vigilia nocturna sabatino-dominical extendiéronla los cristianos al día aniversario de la muerte de los Mártires, dando origen, como ya hemos dicho, a sus fiestas litúrgicas. Por fin, se combinó con el oficio de Maitines, el cual la eliminó paulatinamente-, aunque sin confundirse entre sí, pues siguen siendo dos cosas distintas.

Siendo el domingo, en su origen, la conmemoración semanal de la Resurrección del Señor, esta vigilia sabatino-dominical venía a ser como una preparación para el recibimiento del Salvador, quien para ellos resucitaba y aparecíaseles místicamente todos los domingos. Querían que el Señor los encontrase vigilando y orando, como Él mismo le había recomendado en distintas ocasiones.

La Vigilia, para serlo de verdad, debía durar toda la noche, como lo indica el nombre griego de Pannuchis que le daban algunas veces. Prácticamente, empero, comenzaba al "canto del gallo", dejando un largo intervalo entre ella y las Vísperas o "Lucernario".

Imitando a los cristianos, pero con miras de diversión y de placer los paganos y a veces los malos cristianos celebran también en las vísperas de ciertas fiestas más solemnes, sus vigilias, o mejor sus danzas nocturnas, de la que son vergonzosas reliquias los reveillons de nuestros días.

Hoy las Vigilias son numerosas, pero las más antiguas y más clásicas que conserva la liturgia, son: la de Pascua, la de Pentecostés y las de los sábados de las Cuatro Témporas. En las dos primeras se administraba solemnemente el Bautismo, y en la de las Témporas de Adviento se hacían las Ordenaciones. De todas ellas hay reminiscencias hoy todavía en el Misal. La del Sábado Santo es la que representa más exactamente el tipo primitivo de la antigua Vigilia romana.

Por lo mismo que los oficios se dejaban todos para la vigilia nocturna, el sábado era alitúrgico, y por lo tanto, el ayuno que comportaba la vigilia empezaba con las vísperas del Viernes.

Con el tiempo, las Vigilias se anticiparon a todo el día anterior a la festividad, como ocurre hoy. Siempre llevaban consigo, además del oficio litúrgico correspondiente y de su Misa propia, el ayuno y la abstinencia, los cuales, en virtud de indultos generales o particulares, casi han desaparecido hoy por completo.

2. Las Octavas. 

Las Octavas son la prolongación litúrgica de ciertas fiestas más importantes. Una fiesta tan deseada y tan largamente preparada como Pascua, por ejemplo, pedía más de un día de celebración: suministraba temas de oración y de alegría para varios días. Lo mismo sucedió con la Epifanía, con Pentecostés, etc. Exagerando un tanto el entusiasmo, dióseles luego esa misma prolongación a otros misterios y hasta a ciertas fiestas de Santos, y hoy tenemos ya un número tal de Octavas que, en cierto modo, sofocan y ahogan el Calendario.

Los cristianos aprendieron estos octavarios de los judíos, quienes, como consta por la Biblia, celebraban durante ocho días el aniversario de su salida de Egipto, el de la Dedicación del Templo, y, durante siete, la fiesta de los Tabernácu1os.

La multiplicación de las Octavas ha dado lugar a una clasificación oficial de las mismas, en esta forma:

1º Octavas privilegiadas de 1er. orden, que son las de Pascua y Pentecostés, las cuales excluyen toda otra fiesta y tienen misa y oficio propios cada día. 
2º Octavas privilegiadas de 2º orden, que son las de Epifanía y Corpus, en las que se repite diariamente la Misa de la fiesta. 
3º Octava privilegiadas de 3er. orden, que son las de Navidad, la Ascensión y Sagrado Corazón, que admiten fiestas de rito doble. 
4º Octavas comunes, que son las más. 
5º Octavas simples, de las que sólo se celebra el día octavo con rito simple. 
3. Las Cuatro Témporas. 

Las Cuatro Témporas están en uso en la Iglesia romana desde el siglo IV o V, y de ella pasaron poco a poco a las iglesias de otros países, hasta imponerse definitivamente. Son cuatro semanas, pero, no completas sino al estilo antiguo, dedicadas al ayuno, a la abstinencia y a la oración, con ocasión de las cuatro Estaciones del año, a saber: primavera, verano, otoño e invierno; para dar gracias a Dios por las cosechas recibidas, ofreciéndole las primicias, y para pedirle sus bendiciones sobre las venideras. Es una manera práctica de reconocer y adorar la Divina Providencia, de la que todas las criaturas estamos pendientes para recibir el alimento en los tiempos convenientes. Bien comprendidas y bien celebradas, bastarían ellas para curar al mundo del afán de lucro y de la excesiva ansiedad por la comida, por la bebida y por el vestido, que devora y saca de quicio a los mortales.

Primitivamente sólo eran tres las Témporas: las del cuarto mes (verano), las del séptimo (otoño) y las del décimo (invierno), pues las del primero (primavera), las suplía el ayuno cuaresmal.

Hay autores que demuestran con bastantes argumentos que las Cuatro Témporas son la transformación de las fiestas, o mejor, de las ferias paganas (ferias de la sementera, de la cosecha y de la vendimia), celebradas en sus respectivas estaciones para granjearse el favor de los dioses.

Los días consagrados por las Cuatro Témporas son: el miércoles, el viernes y el sábado, los únicos días, con el domingo, de la semana litúrgica primitiva. Los tres cuentan con Misa propia, adecuada a las circunstancias. La del miércoles tiene una profecía, además de la Epístola habitual; Y la del Sábado cinco. El Sábado está ahora destinado a las Ordenaciones mayores y menores, si bien antiguamente las del diácono y sacerdote se reservaban para las de diciembre. Por su carácter de penitencia, por su liturgia especial y por .los fines por los cuales han sido instituidas y se celebran, las Cuatro Témporas son como triduos de retiro espiritual al alcance de todos los cristianos. ¿Por qué el pueblo cristiano no las ha de aprovechar para renovar su fervor?

Para recordar las fechas de las Cuatro Témporas, reténgase esta f:ase mnemotécnica:

Post Cen., Post Pen., Post Cru., Post. Lu.

que quiere decir, que caen: Después de Ceniza, después de Pentecostés, después de la Santa Cruz (que es el 14 de Septiembre) y después de Santa Lucía (el 13 de Diciembre).

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