jueves, 23 de mayo de 2013

ASIA/INDONESIA. DICE UN JESUITA: EL PRESIDENTE YUDHOYONO ES CÓMPLICE DE LA INTOLERANCIA RELIGIOSA.

 

Yakarta - El presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono es cómplice y creador del clima de intolerancia religiosa y de la violencia que existe en Indonesiac ontra las minorías. Lo denuncia públicamente el padre Franz Magnis-Suseno SJ, sacerdote jesuita y profesor de filosofía en Yakarta, uno de los principales estudiosos del diálogo y de la religión en la Iglesia de Indonesia. P. Magnis-Suseno, que también es colaborador de la revista internacional “Oasis”, escribió una carta abierta a la “Appeal of Conscience Foundation” , un instituto de prestigio con sede en Nueva York, ante la noticia de que la Fundación tiene la intención de premiar al presidente Yudhoyono “por sus méritos en lo relativo a la tolerancia religiosa”. En el texto de la carta, enviada a la Agencia Fides, el jesuita dice: “¡Esto es una vergüenza”!, que “desacredita a una institución con propósitos morales”. El P. Magnis-Suseno pregunta: “¿No saben nada sobre las crecientes dificultades de los cristianos para obtener los permisos para la apertura de lugares de culto?, o ¿del creciente número de iglesias cerradas por la fuerza, debido al aumento de las normativas que hacen que para las minorías el culto sea muy difícil?, ¿así como el aumento de la intolerancia a nivel de base?”.La denuncia recuerda “las actitudes vergonzosas y muy peligrosas de grupos religiosos intransigentes hacia los llamados 'grupos desviados' como los miembros de Ahmadiyahoe, las comunidades chiíes, mientras que el gobierno del presidente Susilo Bambang Yudhoyono no ha dicho o hecho nada para protegerlos”. “Cientos de personas - en los años del presidente Yudhoyono - han sido expulsados ​​de sus hogares, siguen viviendo en la pobreza en sitios como gimnasios”. Muchos fieles Ahmadis y chiítas fueron asesinados “sólo por razones religiosas”. Y el presidente Susilo Bambang Yudhoyono, en ocho años y medio de gobierno “nunca ha hablado ni una sola vez, al pueblo indonesio, de respetar a las minorías, mientras que vergonzosamente ha evitado toda responsabilidad en lo que se refiere a la escalada de la violencia”.El jesuita dice estar “horrorizado por tanta hipocresía” y avisa para que no se apoye, ni siquiera indirectamente, a los que “quieren purificar Indonesia de todo lo que ellos consideran como herejía y paganismo”.

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