lunes, 13 de mayo de 2013

EDUCACIÓN INGOBERNABLE; POR AGUSTÍN DOMINGO MORATALLA.


 Sección - Marinero en tierra

Educación ingobernable

Ayer asistimos a la segunda huelga de la educación pública convocada durante la legislatura del presidente Rajoy. Con independencia de las sufridas cifras sobre la valoración del éxito de la convocatoria, la parte estatal o mal llamada pública del sistema educativo español parece ingobernable. En los años ochenta del pasado siglo la LOGSE y la LRU sentaron las bases de un sistema público educativo casi inamovible, casi indiscutible, casi irreformable y casi indestructible. De hecho, los moderados intentos de reforma propuestos por mayorías no socialistas no sólo fueron derogados sin la mínima piedad (recuerden la reforma de Pilar del Castillo) sino arrinconados y olvidados sin el mínimo discernimiento.

La oposición política a Rajoy podría tener una ocasión inmejorable para demostrar que su voluntad de pactos es sincera si colaborase en la gobernabilidad del sistema educativo. No se trata de proporcionar un cheque en blanco a Rajoy y al gobierno del PP, se trata de mostrar sinceridad en la voluntad de conseguir pactos serios que permitan un sistema estable, sostenible, competitivo y viable.

La oposición al gobierno ya tiene sobre la mesa documentos y propuestas que no puede despreciar. No me refiero a los diferentes borradores de Ley para reformar el sistema educativo no universitario, sino los documentos elaborados por expertos para mejorar el sistema educativo universitario. Estos documentos están siendo discutidos por las correspondientes comunidades educativas y los argumentos que aparecen en el debate muestran que el tribalismo, la politización, la partidización y la sindicalización no favorecen la altura de miras que necesitan las próximas generaciones.

Aunque la oposición tenga sobre sus espaldas el peso de la responsabilidad, el gobierno tiene sobre las suyas el peso de la gobernabilidad. Es probable que la educación en España nunca haya sido tan ingobernable como en este momento. Primero porque las autonomías incumplen las sentencias de los tribunales que exigen la aplicación de las leyes. Segundo porque en la propia administración educativa no se dispone de un relato coherente, sólido y atractivo que inspire las urgentes medidas necesarias que se deben tomar. Tercero porque el gobierno parece acomplejado para sintonizar con los profesionales de la educación descontentos con tanta inmovilización educativa. Y en cuarto lugar, porque faltan militantes, votantes, ciudadanos y agrupaciones serias de profesionales para recordar al gobierno que el relato económico del ajuste es administrativamente necesario, pero moral y políticamente insuficiente.


Agustín DOMINGO MORATALLA


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