jueves, 9 de mayo de 2013

ELIMINADOS EN EE.UU. POR DAR GRACIAS A DIOS.

Internacional | La Gaceta



  • BRUNO DE MENA
    La reciente descalificación en Texas de unos atletas que dieron gracias a Dios por su triunfo deportivo aviva la polémica sobre la libertad religiosa en Norteamérica.
  • In God we trust, dicen los billetes de a dólar: “En Dios confiamos”, que es el lema nacional de los Estados Unidos. “Pero no tanto”, parecen añadir hoy los chicos de Obama. La presión de los sectores laicistas en la escuela pública está arreciando en los últimos años. Determinados servicios públicos, y en particular la educación, se han convertido en plataforma de grupos ideológicos que tratan de eliminar toda referencia externa a la religiosidad y más específicamente al cristianismo, que es la religión mayoritaria en los Estados Unidos. La última víctima: los jóvenes atletas del equipo de atletismo del Columbus High School Mighty Cardinals, en Texas.
     Todo sucedió en la prueba cumbre: la carrera de relevos 4x100. El equipo del Cardinals iba ganando. Al tomar el último relevo, Derrick Hayes apretó duro: cruzó la meta en primer lugar. Pero Derrick cometió un error: al entrar el primero, levantó los dedos al cielo en señal de gracias a Dios. Ese gesto le valió la descalificación. Su victoria fue anulada. Los Cardinals ya no podrán competir en ninguna carrera ni tendrán otra oportunidad de volver a clasificarse para el campeonato de Texas.
     Los técnicos de la escuela dicen que es una cuestión de cortesía: por deferencia a los equipos perdedores, está prohibido hacer gestos “de satisfacción excesiva”. Todo muy políticamente correcto. ¿Pero qué es “satisfacción excesiva”? ¿Elevar las manos al cielo es excesivo? La aplicación de la norma en este caso es tan extremadamente escrupulosa que muchos –empezando por los propios Cardinals– han visto una clara censura de la libertad religiosa. Y no son sólo ellos quienes han interpretado así la sanción. Por eso este asunto de los campeonatos estudiantiles de Texas ha terminado convirtiéndose en un verdadero debate nacional.
     “Mi hijo ha crecido pensando que Dios siempre te da cosas buenas, y por eso lo celebró de esa manera. No veo cuál es el problema”, decía ante las cámaras de televisión el padre de Derrick Hayes. “Mi hijo sólo estaba dando gracias a Dios, que es la razón por la que vivimos”. Un compañero de Derrick en el equipo de 4x100, lejos de reprobar al infractor su gesto, se solidariza con él: “Puedes levantar el dedo para celebrar, para decir al público que se calle, o para decir ‘mira ese pájaro de ahí’, y no pasa nada, pero si levantas los dedos para dedicarle la victoria a Dios, estás descalificado, y no te dejan competir más”.
     En un país como los Estados Unidos –y más en un estado como Texas–, donde la religiosidad forma parte de la cultura popular común, el suceso de Columbus –una pequeña localidad de apenas 4.000 habitantes– ha causado verdadera conmoción. Para la mayoría de los norteamericanos, es incomprensible que las normas dictadas por determinados estamentos de la Administración sean tan hostiles sobre esta materia. Máxime cuando, a la hora de recoger votos, todos los candidatos sin excepción, sean del partido que sean, hacen gala de religiosidad.
     El hecho, sin embargo, es que en los últimos años, y particularmente desde la llegada al poder de Obama, se ha advertido con claridad el desembarco de numerosos funcionarios de ideas radicalmente laicistas que parecen dispuestos a contravenir los sentimientos mayoritarios. Estos funcionarios son particularmente visibles en ámbitos como la sanidad y la educación, de manera muy acusada en los estados de la costa este, pero también en la “América profunda”.
    Leña al fuego
    Sin duda, este suceso texano no habría tenido tanta repercusión de no ser porque echa leña al fuego de la deriva laicista en los Estados Unidos. Hace un par de meses, el arzobispo de Baltimore, monseñor William Lori, dirigía una carta al Congreso en la que exhortaba a los legisladores a trabajar “para restaurar la tradición de la libertad religiosa y la libertad de conciencia”. Monseñor Lori hacía especial referencia al campo de la salud, donde el debate civil ha alcanzado una temperatura incandescente.

     El arzobispo de Baltimore es el responsable del comité del Episcopado norteamericano para la libertad religiosa. Lo que le impulsó a escribir esa carta fue la norma abortista de la Administración Obama, impulsada por el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (HHS, por sus siglas en inglés). Esta ley obliga a todas las empresas –incluidas las organizaciones dependientes de las iglesias protestantes y católica– a ofrecer a sus trabajadores planes de salud que incluyan esterilizaciones, anticonceptivos y fármacos abortivos. Los medios religiosos denuncian que la ley no protege la libertad religiosa de las personas y de las empresas, pues obliga a ofrecer servicios que van contra la conciencia cristiana común. El pasado mes de febrero el HHS se avino a introducir algunos cambios, pero sigue sin amparar la libertad de conciencia de las organizaciones eclesiales y empresas privadas.
     En aquella ocasión, monseñor Lori expresó su temor de que “el Gobierno federal no esté a la altura del respeto al que tienen derecho los estadounidenses por parte de sus representantes electos, en relación a sus creencias y libertad de conciencia”. Los hechos le han dado la razón, porque, pocas semanas después, Obama implantaba la píldora abortiva denominada “del día después” para niñas menores de 16 años.
     La Iglesia católica ha propuesto a la Administración Obama la introducción de cláusulas específicas que permitan a las compañías de seguro y a los empleados “la libertad de escoger un plan consistente con sus creencias religiosas”. Se lograría así proteger a los profesionales de la salud que se niegan a prescribir o proveer los anticonceptivos a sus pacientes, debido a sus creencias morales y religiosas.
     El arzobispo de Baltimore ha puesto de relieve que existe “una nueva actitud en los últimos años, más a regañadientes hacia los ciudadanos cuya fe o los principios morales no están de acuerdo con los puntos de vista de la fuerza actual del Gobierno”. Lo que ha pasado en esa carrera estudiantil de Texas es un preocupante ejemplo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario