lunes, 20 de mayo de 2013

POSTURAS Y GESTOS (2).

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2. De pie y con los brazos extendidos

1. Ya rezaban así los egipcios, los griegos, los romanos y los judíos, aunque con pequeñas diferencias: más o menos abiertos los brazos; más o menos extendidos; las palmas en general mirando al cielo.
Ex.9, 29: "Respondióle Moisés: 'Cuando salga de la ciudad extenderé mis manos hacia Yahvé, y cesarán los truenos, y no habrá más granizo, para que sepas que la tierra es de Yahvé"
Isaías 1, 15: "Cuando extendéis vuestras manos, cierro ante vosotros mis ojos, y cuando multiplicáis las oraciones, no escucho; vuestras manos están manchadas de sangre"
Sal. 27, 2: "Escucha la voz de mi súplica cuando clamo a Ti, mientras levanto mis manos hacia el interior de tu Santuario"
Sal. 62, 5: "Así te bendeciré toda mi vida y hacia tu nombre levantaré mis manos"
Sal.140, 2: "Como el incienso, suba hacia Ti mi oración; sea la elevación de mis manos el sacrificio vespertino" [Este vers. se utiliza en la incensación del Ofertorio
]
Mt. 6, 5: "Cuando oréis, no seáis como los hipócritas que gustan orar de pie en las sinagogas..."
Mc.11, 25: "Y cuando os ponéis de pie para orar, perdonad lo que podáis tener contra alguien..."
Lc. 18, 11: "El fariseo, erguido, oraba en su corazón de esta manera: 'Oh Dios, te doy gracias de que no soy como los demás hombres...'"

2. El sacerdote siempre ha dicho la oración de pie, con los brazos extendidos y levantados, como intercesor, al igual que Moisés.[Cf. Sal.105, 23] El estar de pie es la actitud propia del sacrificador. "Sacerdos non sedet sed stat; stare enim signum est actionis liturgicae" [S.J.Cris., Hom.18 ad Hebr., n.1]
Hasta la Edad Media se le exigía que mirase al oriente.[OR I, n.8]
Algunos sacerdotes exageraban el gesto, por lo que se les pedía moderación. "No nos contentamos con levantar nuestras manos como los paganos, sino que las extendemos en memoria de la pasión del Señor...No elevamos las manos con ostentación (como los paganos), sino con moderación" (Tertuliano, De Orat., c.14)[Cf. S.Cipr., De Dom. Orat., c.66]
Por eso en el misal anterior al de Juan XXIII se prescribía el que las manos no sobrepasasen ni la altura, ni la anchura de los hombros.[Rit.Serv. V, 1. La disciplina actual se encuentra por primera vez en el "Ordinarium O.P." de 1256: "Manuum elevatio sic fieri debet ut altitudinem humerorum non excedet, extensio vero tanta sit ut retro stantibus manus appareant evidenter" . Cf. OR XIV, n.53]
Por los gestos del sacerdote se pone de manifiesto el origen de las oraciones de la Misa:
- antiguas, romanas: brazos separados: Colecta, Secreta, Postcomunión; Prefacio, Canon y Pater;
- galicanas: manos juntas (origen germánico; más bien carácter privado: oraciones antes de la comunión del sacerdote)

3. También los laicos extendían sus brazos y miraban al oriente. Así lo inculcaba san Pablo a los fieles: "Deseo, pues, que los varones oren en todo lugar, alzando manos santas sin ira ni disensión" (I Tim. 2, 8). Y lo mismo enseñaron los Padres de la Iglesia:
San Máximo de Turín: "El hombre no tiene más que levantar las manos para hacer de su cuerpo la figura de la cruz; he aquí por qué se nos ha enseñado a extender los brazos cuando oramos, para proclamar con este gesto la pasión del Señor" (Hom.2 de Cruce Domini, PL 57, 342)
San Ambrosio: "Debes in oratione tua crucem Domini demonstrare" (De sacram., VI, 4)[San Ambrosio mismo murió en su lecho rezando con los brazos en cruz]
Se le preguntó a San Macario: "¿Cómo debemos orar?" Y respondió: "No es necesario usar muchas palabras, basta tener las manos elevadas".
El concilio de Nicea prescribió esta forma de orar en el canon 20.
Es harto conocida la imagen del "orante" de las pinturas catacumbales.[Cf. Clemente Romano, I Cor. c.29; San Cipriano, De Dom. orat., 23; S.J.Crisóstomo, In Phil. Hom.3, 4]

4. "Análoga disciplina se encuentra en las Reglas monásticas más antiguas del Oriente y del Occidente, según las cuales los monjes, durante la salmodia, debían estar en pie: 'Sic stemus ad psallendum, ut mens nostra concordet voci nostrae' (c.19), dice San Benito. La postura se hacía menos gravosa apoyándose en soportes en forma de tau o en forma de brazuelos ('cambutae'), que muchas veces se unía a los bancos del coro. La disciplina se conservó con alguna resistencia hasta el s.XI; en esta época comenzó por primera vez a mitigarse, aplicando a los sitiales del coro unos apéndices (llamados 'misericordia') sobre los que se apoyaba la persona sin estar propiamente sentada, hasta que entró la costumbre de sentarse sin más. Los asistentes al coro se levantaban, como constata el concilio de Basilea (1431, 39) solamente al Gloria Patri; pero la antigua severidad se conserva en diversas familias religiosas masculinas y femeninas" (Righ. t.I, p.339-40)

Simbolismo. Ya desde la antigüedad se relacionaba esta postura con Cristo crucificado.[Tert., De Orat., c.14, 29; San Ag., Enarr. in Ps. 62]
"El hombre está hecho según el modelo de la cruz" (Santo Cura de Ars)
Santo Tomás dice respecto a este gesto: "Gesticulationes non sunt ridiculosae; fiunt enim ad aliquid representandum. Quod enim sacerdos brachia extendit post consecrationem, significat extensionem brachiorum Christi in cruce. Levat etiam manus orando, ad designandum quod oratio eius dirigitur por populo ad Deum".

La plana extensión de los brazos, en forma de cruz, se prescribía en algunos misales antes del de San Pío V, para el "Unde et memores", regla que mantuvieron los dominicos. Más aún, los cartujos para todo el Canon.

El estar de pie

1. La posición recta del hombre es signo de su dignidad dentro del universo material. Dice Santo Tomás que el hombre "se halla dispuesto del modo más perfecto, dada la disposición del universo, porque con su estatura recta la parte superior, o sea, la cabeza, está en dirección a las regiones superiores del mundo, y su parte inferior hacia la inferior del mismo".
El tener el rostro en alto es también propio de su naturaleza racional "porque los sentidos han sido dados al hombre, no solamente para procurarse las cosas necesarias a la vida, como los demás animales, sino también para conocer. Por esto mismo, al paso que los otros animales no encuentran goces en las cosas sensibles sino en orden a su alimentación y reproducción, sólo el hombre es deleita a la vista de las bellezas de los objetos sensibles en sí mismas; y, como los sentidos funcionan principalmente en la cara, los demás animales la tienen inclinada hacia la tierra, como para buscar su alimento y proveerse de él, mientras que el hombre la lleva levantada, a fin de que pueda libremente por sus sentidos, y especialmente con el de la vista, que es el más penetrante y por el que aprecia en los objetos muchas diferencias, conocer en todos sus detalles las cosas sensibles, ya celestes, ya terrestres, recogiendo así de todas ellas la verdad inteligible" (I, 91, 3, ad 3).

2. "Ya hemos dicho que un profundo respeto al Dios infinito exige una postura conveniente. Dios es tan grande y nosotros somos ante Él tan pequeños que la conciencia de esto se manifiesta también exteriormente: ella nos hace pequeños, nos obliga a arrodillarnos.
Pero el respeto profundo se puede expresar además de otro modo. Piensa que estás sentado descansando, o leyendo, o conversando despreocupadamente. Si viene alguien que respespetas y se dirige a ti, enseguida te pondrás de pie y lo escucharás y le responderás en actitud respetuosa. ¿Qué significa esto?¿No está en contradicción con lo dicho antes? De ninguna manera. Es sólo otra expresión para el mismo pensamiento fundamental: algo grande o importante en el hombre que entra exige de nosotros una actitud conveniente.
Ciertamente eso significa estar de pie: que él se ha concentrado. Está atento, cortés, está dispuesto. Y está preparado. Pues quien está de pie puede ir inmediatamente hacia aquí o hacia allí, puede realizar sin demora un encargo, puede comenzar un trabajo que le ha sido asignado.
Este es el otro aspecto del profundo respeto a Dios. En el arrodillarse se trataba del respeto que adora, que permanece en el recogimiento; aquí se trata del respeto atento, activo. Tal respeto profundo lo tiene el ayudante atento, el soldado más dispuesto. Y tal respeto se revela en el estar de pie". (Guardini, p.22-23)

3. "...Ese mirar hacia donde sale el sol con los brazos levantados y abiertos era como un proyectarse hacia Cristo resucitado, del que el sol naciente era un símbolo.
Durante el primer milenio, a los cristianos no les estaba permitido arrodillarse en la liturgia de los domingos y dáis festivos; y ello porque el día del Señor, el domingo, era una pequeña Pascua, el día de la resurrección. Esa piedad pascual del estar de pie delante de Dios, del alzarse hacia Cristo, ha encontrado una expresión conmovedora en la tradición sobre la muerte de San Benito de Nursia. Según esa tradición, el santo habría muerto de pie, apoyándose en los hermanos de la orden que lo habían incorporado. Un manuscrito ilustrado antiquísimo, que se conserva en la Biblioteca Vaticana, reproduce esa escena. Es la postura de las vírgenes del Evangelio, que aguardan al esposo y le salen al encuentro". (Kapellari, p.99-100).
POSTURAS Y GESTOS (2)

2. De pie y con los brazos extendidos

1. Ya rezaban así los egipcios, los griegos, los romanos y los judíos, aunque con pequeñas diferencias: más o menos abiertos los brazos; más o menos extendidos; las palmas en general mirando al cielo.
Ex.9, 29: "Respondióle Moisés: 'Cuando salga de la ciudad extenderé mis manos hacia Yahvé, y cesarán los truenos, y no habrá más granizo, para que sepas que la tierra es de Yahvé"
Isaías 1, 15: "Cuando extendéis vuestras manos, cierro ante vosotros mis ojos, y cuando multiplicáis las oraciones, no escucho; vuestras manos están manchadas de sangre"
Sal. 27, 2: "Escucha la voz de mi súplica cuando clamo a Ti, mientras levanto mis manos hacia el interior de tu Santuario"
Sal. 62, 5: "Así te bendeciré toda mi vida y hacia tu nombre levantaré mis manos"
Sal.140, 2: "Como el incienso, suba hacia Ti mi oración; sea la elevación de mis manos el sacrificio vespertino" [Este vers. se utiliza en la incensación del Ofertorio
]
Mt. 6, 5: "Cuando oréis, no seáis como los hipócritas que gustan orar de pie en las sinagogas..."
Mc.11, 25: "Y cuando os ponéis de pie para orar, perdonad lo que podáis tener contra alguien..."
Lc. 18, 11: "El fariseo, erguido, oraba en su corazón de esta manera: 'Oh Dios, te doy gracias de que no soy como los demás hombres...'"

2. El sacerdote siempre ha dicho la oración de pie, con los brazos extendidos y levantados, como intercesor, al igual que Moisés.[Cf. Sal.105, 23] El estar de pie es la actitud propia del sacrificador. "Sacerdos non sedet sed stat; stare enim signum est actionis liturgicae" [S.J.Cris., Hom.18 ad Hebr., n.1]
Hasta la Edad Media se le exigía que mirase al oriente.[OR I, n.8]
Algunos sacerdotes exageraban el gesto, por lo que se les pedía moderación. "No nos contentamos con levantar nuestras manos como los paganos, sino que las extendemos en memoria de la pasión del Señor...No elevamos las manos con ostentación (como los paganos), sino con moderación" (Tertuliano, De Orat., c.14)[Cf. S.Cipr., De Dom. Orat., c.66]
Por eso en el misal anterior al de Juan XXIII se prescribía el que las manos no sobrepasasen ni la altura, ni la anchura de los hombros.[Rit.Serv. V, 1. La disciplina actual se encuentra por primera vez en el "Ordinarium O.P." de 1256: "Manuum elevatio sic fieri debet ut altitudinem humerorum non excedet, extensio vero tanta sit ut retro stantibus manus appareant evidenter" . Cf. OR XIV, n.53]
Por los gestos del sacerdote se pone de manifiesto el origen de las oraciones de la Misa:
- antiguas, romanas: brazos separados: Colecta, Secreta, Postcomunión; Prefacio, Canon y Pater;
-  galicanas: manos juntas (origen germánico; más bien carácter privado: oraciones antes de la comunión del sacerdote)

3. También los laicos extendían sus brazos y miraban al oriente. Así lo inculcaba san Pablo a los fieles: "Deseo, pues, que los varones oren en todo lugar, alzando manos santas sin ira ni disensión" (I Tim. 2, 8). Y lo mismo enseñaron los Padres de la Iglesia:
San Máximo de Turín: "El hombre no tiene más que levantar las manos para hacer de su cuerpo la figura de la cruz; he aquí por qué se nos ha enseñado a extender los brazos cuando oramos, para proclamar con este gesto la pasión del Señor" (Hom.2 de Cruce Domini, PL 57, 342)
San Ambrosio: "Debes in oratione tua crucem Domini demonstrare" (De sacram., VI, 4)[San Ambrosio mismo murió en su lecho rezando con los brazos en cruz]
Se le preguntó a San Macario: "¿Cómo debemos orar?" Y respondió: "No es necesario usar muchas palabras, basta tener las manos elevadas".
El concilio de Nicea prescribió esta forma de orar en el canon 20.
Es harto conocida la imagen del "orante" de las pinturas catacumbales.[Cf. Clemente Romano, I Cor. c.29; San Cipriano, De Dom. orat., 23; S.J.Crisóstomo, In Phil. Hom.3, 4]

4. "Análoga disciplina se encuentra en las Reglas monásticas más antiguas del Oriente y del Occidente, según las cuales los monjes, durante la salmodia, debían estar en pie: 'Sic stemus ad psallendum, ut mens nostra concordet voci nostrae' (c.19), dice San Benito. La postura se hacía menos gravosa apoyándose en soportes en forma de tau o en forma de brazuelos ('cambutae'), que muchas veces se unía a los bancos del coro. La disciplina se conservó con alguna resistencia hasta el s.XI; en esta época comenzó por primera vez a mitigarse, aplicando a los sitiales del coro unos apéndices (llamados 'misericordia') sobre los que se apoyaba la persona sin estar propiamente sentada, hasta que entró la costumbre de sentarse sin más. Los asistentes al coro se levantaban, como constata el concilio de Basilea (1431, 39) solamente al Gloria Patri; pero la antigua severidad se conserva en diversas familias religiosas masculinas y femeninas" (Righ. t.I, p.339-40)

Simbolismo. Ya desde la antigüedad se relacionaba esta postura con Cristo crucificado.[Tert., De Orat., c.14, 29; San Ag., Enarr. in Ps. 62]
"El hombre está hecho según el modelo de la cruz" (Santo Cura de Ars)
Santo Tomás dice respecto a este gesto: "Gesticulationes non sunt ridiculosae; fiunt enim ad aliquid representandum. Quod enim sacerdos brachia extendit post consecrationem, significat extensionem brachiorum Christi in cruce. Levat etiam manus orando, ad designandum quod oratio eius dirigitur por populo ad Deum".

La plana extensión de los brazos, en forma de cruz, se prescribía en algunos misales antes del de San Pío V, para el "Unde et memores", regla que mantuvieron los dominicos. Más aún, los cartujos para todo el Canon.

El estar de pie

1. La posición recta del hombre es signo de su dignidad dentro del universo material. Dice Santo Tomás que el hombre "se halla dispuesto del modo más perfecto, dada la disposición del universo, porque con su estatura recta la parte superior, o sea, la cabeza, está en dirección a las regiones superiores del mundo, y su parte inferior hacia la inferior del mismo".
El tener el rostro en alto es también propio de su naturaleza racional "porque los sentidos han sido dados al hombre, no solamente para procurarse las cosas necesarias a la vida, como los demás animales, sino también para conocer. Por esto mismo, al paso que los otros animales no encuentran goces en las cosas sensibles sino en orden a su alimentación y reproducción, sólo el hombre es deleita a la vista de las bellezas de los objetos sensibles en sí mismas; y, como los sentidos funcionan principalmente en la cara, los demás animales la tienen inclinada hacia la tierra, como para buscar su alimento y proveerse de él, mientras que el hombre la lleva levantada, a fin de que pueda libremente por sus sentidos, y especialmente con el de la vista, que es el más penetrante y por el que aprecia en los objetos muchas diferencias, conocer en todos sus detalles las cosas sensibles, ya celestes, ya terrestres, recogiendo así de todas ellas la verdad inteligible" (I, 91, 3, ad 3).

2. "Ya hemos dicho que un profundo respeto al Dios infinito exige una postura conveniente. Dios es tan grande y nosotros somos ante Él tan pequeños que la conciencia de esto se manifiesta también exteriormente: ella nos hace pequeños, nos obliga a arrodillarnos.
Pero el respeto profundo se puede expresar además de otro modo. Piensa que estás sentado descansando, o leyendo, o conversando despreocupadamente. Si viene alguien que respespetas y se dirige a ti, enseguida te pondrás de pie y lo escucharás y le responderás en actitud respetuosa. ¿Qué significa esto?¿No está en contradicción con lo dicho antes? De ninguna manera. Es sólo otra expresión para el mismo pensamiento fundamental: algo grande o importante en el hombre que entra exige de nosotros una actitud conveniente.
Ciertamente eso significa estar de pie: que él se ha concentrado. Está atento, cortés, está dispuesto. Y está preparado. Pues quien está de pie puede ir inmediatamente hacia aquí o hacia allí, puede realizar sin demora un encargo, puede comenzar un trabajo que le ha sido asignado.
Este es el otro aspecto del profundo respeto a Dios. En el arrodillarse se trataba del respeto que adora, que permanece en el recogimiento; aquí se trata del respeto atento, activo. Tal respeto profundo lo tiene el ayudante atento, el soldado más dispuesto. Y tal respeto se revela en el estar de pie". (Guardini, p.22-23)

3. "...Ese mirar hacia donde sale el sol con los brazos levantados y abiertos era como un proyectarse hacia Cristo resucitado, del que el sol naciente era un símbolo.
Durante el primer milenio, a los cristianos no les estaba permitido arrodillarse en la liturgia de los domingos y dáis festivos; y ello porque el día del Señor, el domingo, era una pequeña Pascua, el día de la resurrección. Esa piedad pascual del estar de pie delante de Dios, del alzarse hacia Cristo, ha encontrado una expresión conmovedora en la tradición sobre la muerte de San Benito de Nursia. Según esa tradición, el santo habría muerto de pie, apoyándose en los hermanos de la orden que lo habían incorporado. Un manuscrito ilustrado antiquísimo, que se conserva en la Biblioteca Vaticana, reproduce esa escena. Es la postura de las vírgenes del Evangelio, que aguardan al esposo y le salen al encuentro". (Kapellari, p.99-100).

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