viernes, 17 de mayo de 2013

UN CERRO AL QUE SE DEBERÍA SUBIR DE RODILLAS.



 Logotipo de Análisis Digital
Carmen de los Mártires: memoria de una victoria, en la Alhambra

El 19 de mayo de 1397 fueron degollados, en el Carmen de los Mártires, los Beatos Juan de Cetina y Pedro de Dueñas. También allí fue asesinado, en el año 1300, san Pedro Pascual, obispo de Jaén. Otros muchos cristianos sufrieron martirio en lo que hoy es un hermoso jardín junto a la Alhambra de Granada, por todo lo cual «nuestros abuelos decían que todo este cerro era santo y que a él se debía subir de rodillas», escribía, en 1641, fray Francisco de Santa María
Uno de los bellos rincones del Carmen de los Mártires
Granada en primavera es un bello lugar, enmarcado por los restos de nieve en Sierra Nevada, los frondosos jardines del Generalife y la campiña verde de la Vega. A los pies de la Alhambra, fundiéndose con ella, se halla el conocido como Carmen de los Mártires, visita obligada tanto por las vistas de la ciudad, la Vega y Sierra Nevada, como por la exuberante vegetación del entorno. Pero, sobre todo, por su historia. No en vano, en 1943, fue declarado Bien de Interés Cultural, en la categoría de Jardín Histórico.
Carmen es la denominación que, en Granada, se da a las fincas que anidan en las colinas de la ciudad. Dotadas con agua para el riego de un huerto o jardín con el que forma unidad la vivienda, estas fincas son pequeños vergeles, en los que abundan las parras y los frutales (etimológicamente, carmensignifica: vergel, huerto, viña). Es un espectáculo alegre ver las naranjas y limones brillar al sol en un patio de azulejos confluyendo con el sonido del agua. Carmen y martirio son, por tanto, términos que parecen incompatibles; pero la cultura cristiana siempre ha considerado la sangre de sus mártires como fuente fecunda para el florecimiento de la Iglesia, motivación y fuerza para su continua reconstrucción.
Carmen de los Mártires es, efectivamente, el nombre con que se perpetúa, en la memoria del pueblo español, una victoria. El recinto, cuyas dimensiones exceden con creces las habituales en un carmen granadino, se sitúa en una loma que, en el siglo XVI, se denominaba Ahabul, conocida por los cristianos como el Corral de los Cautivos. La loma se extendía desde Torres Bermejas, sobre el barrio judío de el Mauror, hasta la puerta nazarí de los Siete Suelos, entonces conocida como la Puerta de los Pozos. El nombre de Puerta de los Pozos se debe a que sus alrededores estaban minados por unos silos de forma cónica y cuya profundidad debía aproximarse a los ocho metros; silos que, desde el fundador de la dinastía nazarí, Muhnammad Iben Alhamar (1238-1273), se habían usado para encerrar a los prisioneros cristianos. Según la tradición, ésta fue precisamente la Puerta por donde, el 2 de enero de 1492, salió de la Alhambra Boabdil, el último monarca nazarí de Granada, para hacer el acto de vasallaje al rey Fernando el Católico. Fue el final de la Reconquista. Boabdil abandonó el palacio para rendirse a los cristianos atravesando el mismo lugar donde los mártires habían testimoniado la definitiva victoria de Cristo: la fe. Es fácil recrear la escena en que el tan ostentoso poder islámico se rendía ante el Crucificado representado en la carne herida de los cristianos cautivos.
La ermita de los Santos Mártires
Vista de la Puerta de los Pozos, en la Alhambra de Granada
En este lugar, sufrieron martirio san Pedro Pascual, obispo mercedario de Jaén, degollado en 1300, y los Beatos franciscanos Juan de Cetina y Pedro de Dueñas, degollados en 1397.
San Pedro Pascual fue canonizado en 1627. Hombre de letras, realizó una gran labor apologética durante la Reconquista, enfrentándose con la pluma a los musulmanes. Fundó varios conventos en zonas fronterizas. Fue apresado en Granada, y en cautiverio siguió escribiendo a favor de la fe cristiana, hasta su muerte. Juan de Cetina y Pedro de Dueñas pidieron explícitamente a sus superiores ir a Granada a sostener en la fe a sus hermanos y predicar a Cristo ante los musulmanes. Fueron martirizados y, finalmente, asesinados el 19 de mayo.
En recuerdo de todos los cristianos martirizados en la loma, la reina Isabel la Católica erigió allí la ermita de los Santos Mártires. Todo el cerro fue considerado santo, como atestigua el nombre de la calle donde está el actual Carmen, Paseo de los Mártires.
Fray Francisco de Santa María, en 1641, describía así el lugar: «Entre los muchos cerros que rodean Granada..., es muy estimado y frecuentado el que hoy llaman de los Santos Mártires, así por su apacibilidad como porque, en él, dieron de Cristo testimonio innumerables cristianos en tiempo de los moros. Por lo cual, nuestros abuelos y conquistadores o pobladores desta ciudad, en cuya memoria estaba más caliente esta fortísima sangre, decían que todo este cerro era santo y que a él se debía subir de rodillas».
En torno a la ermita, fundaron los carmelitas el convento de los Santos Mártires, en 1567, cercando el terreno y ampliando la iglesia en 1620. De este convento fue Prior san Juan de la Cruz entre 1582 y 1588, época durante la cual escribió gran parte de su obra poética.
Tras la desamortización de Mendizábal, al ser suprimidas las Órdenes regulares, los carmelitas fueron exclaustrados; en 1844, el recinto fue cerrado y parcialmente demolido. En 1845, se subastó, y los nuevos dueños crearon un conjunto de palacete y jardines románticos que fueron transitando de mano en mano. El Carmen de los Mártires fue, finalmente, adquirido por el Ayuntamiento y pasó a formar parte del patrimonio público en 1957.
El Carmen de los Mártires es el recuerdo de una noche a la vez oscura y gloriosa, la noche de los que padecieron y murieron en la esperanza de Cristo; noche descrita por san Juan en el poema inspirado y escrito justamente allí: «¡Oh noche amable más que la alborada!/ ¡Oh noche que juntaste Amado con amada,/ amada en el Amado transformada!
Caty Roa

No hay comentarios:

Publicar un comentario