sábado, 11 de mayo de 2013

"UN TUIT PUEDE ACERCAR A LAS PERSONAS A DIOS".




El padre Juan Antonio Ruiz es Legionario de Cristo, mexicano «pero enamorado de España», residente en Roma y habitante del continente digital.A su juicio, «la Iglesia tiene mucho que decir y que aportar» en las redes sociales. Y ha podido comprobar que esta presencia da fruto: «¡Podría contar muchísimos casos de conversión a través de Internet!», asegura. Habla de ello en vísperas de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se celebra este domingo 12 de mayo. El mensaje es de Benedicto XVI, y está centrado precisamente en las redes sociales
Noticia digital (12-V-2013)

El Papa emérito dedicó su mensaje para esta próxima Jornada de la Comunicaciones Sociales a las redes sociales ¿Tienen valor las redes sociales para la Iglesia? ¿Y tiene la Iglesia valor para las redes sociales?
En enero de este año, Benedicto XVI dijo una frase que me parece certera para responder: «un aspecto importante de la Encarnación es el extraordinario realismo del amor de Dios, que quiere entrar en nuestra historia». Al hacerse hombre, Dios comparte nuestra vida y quiere estar presente en todos los aspectos de la existencia humana, de la que Internet y las redes sociales son, hoy por hoy, una parte importante. La Iglesia no puede ser indiferente ante esto y por eso busca llegar y transmitir el amor de Dios ahí también. Es un sexto continente en donde muchos habitan. Y por eso la Iglesia tiene mucho que decir y puede aportar tanto.
Benedicto XVI ha hablado en varias ocasiones de las redes sociales como nuevos espacios para la evangelización ¿Es posible la evangelización virtual? ¿Esa evangelización virtual tiene algún efecto en las personas que se encuentran al otro lado de la pantalla? ¿Conoce algún caso de conversión o de re-avivamiento de la fe gracias a las redes sociales?
Creo que la evangelización en internet no sólo es posible, sino real. Ciertamente, es importante que de lo que se publique uno pueda encaminar a las personas a los sacramentos y al contacto directo con Dios, pero el primer paso de encuentro con Él, de formación en la fe o de reavivar la esperanza se puede dar en las redes sociales. Lo noto cada día en Facebook y en Twitter.
¿Un ejemplo? ¡Podría contar muchísimos casos de conversión a través de Internet! Hace unos días, por ejemplo, uno puso este tuit: «#FF @PJuanRuizJLC... porque hace que me interese volver a Cristo...». ¡Me impresionó muchísimo! Un tuit mío, o de cualquier católico que transmite con entusiasmo y alegría su fe, puede acercar a las personas a Dios. Si me ven coherente, convencido de mi fe, sencillo y alegre en mis publicaciones, Dios se encarga de hacerles notar que «ahí hay algo más». Normalmente se empieza por el lado humano y luego Dios se encarga del resto. Me sucedió en una ocasión con Santiago Segura, el actor español. Leí que había muerto su madre y que destapó a la médium de Telecinco, Anne Germain, que le prometió hablar con su madre desde el más allá y que sólo resultó una chapuza. El actor puso en un tuit después de la entrevista: «De verdad que preferiría ser creyente que escéptico, tener fe antes que incredulidad, pero soy demasiado analítico». Decidí responderle y le dije rezaría por el eterno descanso de su madre. Él me respondió así: «Gracias Juan. Prefiero un rezo a un insulto y una caricia a un cachete ¿#seremuyraro?». Yo le dije: «No, Santiago, eres simplemente humano como todos. Un abrazo sincero». Para mi sorpresa, volvió a contestarme: «¡Gracias de nuevo! (y ojalá sea yo el equivocado)». Tiempo después, le propuse sumarse a una iniciativa que lancé en Twitter y él se sumó encantado…
¿Qué le diría a una persona de Iglesia que piense que en internet sólo hay cosas malas y que con las redes sociales sólo se pierde el tiempo, especialmente los jóvenes?
Es una de los tópicos más repetidos. La respuesta, creo yo, es sencilla y no la daré yo, sino el mismo Cristo: «No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores» (Mt 9, 13).  El hombre está herido por el pecado original y encontraremos, por eso, mal en todo lugar al que vayamos. No podemos vivir en una burbuja o encerrados en nuestro mundo, como los apóstoles después de la resurrección, con miedo de que el mal nos aprese. Tenemos que lanzarnos a transmitir el amor de Dios; también en internet.
Y de que puede ser una pérdida de tiempo, ¡claro que sí! Pero aquí la pregunta sería no tanto si «debemos estar» sino «cómo debemos estar presentes». Mi respuesta a esto iría enfocado en el fin: ¿para qué quiero entrar en Facebook, Twitter o cualquier red social? Creo que es importantísimo trazarse una meta, unos objetivos claros de esa presencia, de acuerdo al fin que quiero y al auditorio al que me dirijo. De esta manera la ayuda que puedo presentar no sólo aportará modernidad a mi misión como miembro de la Iglesia, sino que realmente podrá ser un cambio para las personas que entran en contacto conmigo y mi institución.
Y a los jóvenes puedo decirles que ser un testigo joven en las redes sociales es, muchas veces, mucho más eficaz y potente que lo que un sacerdote pueda hacer ahí. Y no se tiene que estar predicando misticismos o imágenes religiosas todo el tiempo. Con lo que ya tienes, con lo que vives, pero bajo el prisma de Dios. Por si sirve de idea, yo cada noche en Facebook comparto «la canción del día», en la que comento melodías de todo tipo de cantantes. Por mi muro han pasado Eminem, Pablo Alborán, Katy Perry, David Guetta, Malú, Coldplay, Maná y muchos más.
Benedicto XVI asegura que en las redes sociales contribuyen a establecer lazos con las personas ¿hay vida tras lo virtual? o todas las relaciones se quedan virtualizadas y en cuanto te desconectas se acaban?
Es uno de los peligros más fuertes de Internet. Son muchos los que están pendientes sólo de los likes de Facebook o los retuits de Twitter, pero se olvidan que detrás hay personas. Habría muchos criterios posibles para un buen uso. Yo subrayaría cinco muy sencillos pero que pueden servir de termómetro:
1. Revisar a qué tipo de relación doy más importancia en el trato con las personas y cuánto tiempo tomo para ello: ¿en internet o en la realidad? Muchos creen que por contestar en whatsapp ya han hablado con un amigo, cuando en realidad lo que él quiere es un abrazo. Un buen examen sobre esto puede ayudar a discernir si estoy deshumanizando mi trato.
2. Responder a esta pregunta sencilla: ¿sería capaz de estar un fin de semana sin acceso a estas tecnologías? Más aún, ¿pasas una comida sin ver el móvil? Si la respuesta es sí, perfecto. Si la respuesta es no, habría que empezar a revisar mi actitud.
3. ¿A cuántos de tus amigos virtuales conoces en la realidad y lo más profundamente posible? Esto es importante. Puede resultar imposible conocerlos a todos, pero por lo menos buscar desvirtualizar a un buen número ayuda mucho. En iMisión, por ejemplo, creamos la campaña iEncuentro, que buscaba justamente reunir a personas que sólo se conocían por redes sociales: el resultado fue hermosísimo.
4. Las redes sociales, ¿son un fin o un medio para ti? Con ellas, ¿quieres comunicarte con los demás o quieres que ellos te vean? Porque las redes sociales pueden ser muy narcisistas y crearnos una especie de sistema solar en el que yo soy el sol alrededor del cual giran mis amigos planetas.
5. ¿Qué es lo que más comparto en las redes sociales? Las respuestas pueden ser muy variadas aquí y no necesariamente decir que se está haciendo bien o mal. Pero es importante analizarlo. Si lo único que hago es decir que YO me levanté cansado, YO pasé un examen, YO fui de compras, YO estuve en…; y no hay un NOSOTROS o un TÚ volvemos al problema del punto anterior.
Ciertamente no son los únicos criterios. Muchos podrían aportar más. Pero creo que pueden ser un buen inicio para reflexionar sobre la presencia en internet y el uso adecuado de las tecnologías.
¿Cualquiera está capacitado para evangelizar por internet? ¿Hasta qué punto juega un papel importante la formación en este tipo de evangelización?
La formación es ciertamente importante y creo que el hecho de querer evangelizar en internet puede ser un buen pretexto para estudiar más nuestra fe, para leer más el Catecismo y el YouCat, para acercarse más a Cristo Eucaristía para pedirle luz. Cuanto más formado esté, puedo dar una mejor razón de lo que creo y no adivinar si lo que estoy diciendo está bien, sobre todo en las preguntas más difíciles que, muchas veces, las personas plantean.
Ahora bien, dado que las redes sociales no son sólo un medio para evangelizar sino un lugar en donde, por así decir, vivimos, la evangelización la puede vivir cualquiera siendo coherentes y entusiastas con mi modo de existir en las redes sociales. El ejemplo puede arrastrar a muchos a acercarse a Dios y a preguntarse por el sentido de su vida. Y no exagero: Dios tiene sus caminos y muchas veces un tuit o una publicación en el muro pueden ser un trampolín por el cual Dios hable a quien me lee.
¿Qué ha supuesto la entrada del Papa en Twitter?
Una tremenda revolución, pues ha mostrado con su ejemplo que la Iglesia debe estar presente en Internet. Para mí no ha sido indiferente que lo haya hecho en el Año de la Fe y, sobre todo, en medio de la corriente de la Nueva Evangelización. El mensaje es claro: ¡evangelicemos, acerquemos a las personas a Dios por estos medios! Y la respuesta de la gente ha sido impresionante e indica que no son indiferentes a que el Papa esté ahí. Es un aliciente para los que estamos intentando evangelizar el continente digital.
¿Cómo desarrolla su labor evangelizadora por internet? ¿Qué proyectos tiene en marcha? ¿Por qué montó Buenas Noticias y Benedicencia? ¿Cómo y por qué entró a formar parte de iMisión?
Me encuentro en tres redes sociales: Facebook, Twitter y Google + y todos los días comparto artículos y reflexiones sobre muchos temas. Pero lo que siempre busco es que todo esté cargado de esperanza. Ya estamos hartos de leer noticias negativas del hombre. Asomarnos al mundo con los ojos de Dios siempre implica hacerlo con ojos esperanzadores. Por eso inicié mi blog «Con tinta de esperanza» y por eso lanzamos, en el año 2003, el servicio deBuenas Noticias (que también está presente en Facebook y Twitter): queremos ofrecer el rostro amable del mundo y demostrar, cada día, que esto de ser humano aún tiene sentido y que somos más los que vivimos con amor nuestra vida. En nuestra primera semana de vida, se suscribieron más de mil personas por correo electrónico y ahora contamos con cerca de 60.000 por este medio, 2.500 en Twitter y 4.500 en Facebook. Este año cumplimos diez años y ¡esperamos celebrarlo a lo grande!
Benedicencia también brota de este anhelo de mostrar el amor de Dios con ojos de esperanza. Me impresionó ver que en Twitter predominaban los insultos, los chismes y la murmuración y creí que algo debía hacer. En Adviento del 2011 invité a la gente a que cada jueves (día de la Eucaristía y como un ofrecimiento de reparación a Él) buscaríamos sólo hablar bien de los demás en Twitter y evitar la maledicencia. La iniciativa fue muy bien acogida por las personas -se sumaron incluso algunos medios periodísticos y personas importantes- y me pidieron que la continuara indefinidamente. Hoy por hoy, en Twitter contamos con 1800 seguidores y 2700 en Facebook.
A raíz de esta presencia en la red fue que surgió mi participación en iMisión. Daniel Pajuelo y Xiskya Valladares, ambos religiosos, tuvieron la idea de crear una red de evangelizadores en internet y me preguntaron si me gustaría involucrarme. Desde el inicio me entusiasmó la eclesialidad del proyecto (ninguno de los miembros del staff pertenece a una misma familia religiosa, Movimiento o diócesis) y cómo nos unía una única pasión: hacer presente a Jesucristo en la red. Hoy por hoy, puedo decir que Dios me ha regalado en todos ellos a verdaderos amigos y compañeros en este camino que Él mismo nos ha trazado. Porque pronto descubrimos la acción de Dios de una manera descarada y en un año la presencia de iMisión es palpable en internet. Uno de nuestros más hermosos logros fue la creación de un iDecálogo para evangelizar, que recoge los pensamientos de muchísimos tuiteros que compartieron sus impresiones sobre el tema en una quedada en Twitter. Ahora estamos en una etapa de consolidación y de preparación para lo que será un gran evento: un congreso de evangelización.

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