martes, 16 de julio de 2013

DESDE VILLUENGA: "CALOR DE HOGAR".

Amanecía un día del Carmen muy distinto y a la vez muy especial.

En otros años, antes de conocer y querer a Villaluenga del Rosario, este día lo partía en algunos trozos y todos tenían que  ver con nuestra Madre y Señora del Carmelo. Solía acudir a la Función de la Virgen del Carmen de San Fernando, luego íbamos a la Procesión que la bendita imagen de la misma advocación sale en Cádiz y, a lo mejor, nos acercábamos por la Feria de La Isla para terminar.

Este año no ha sido así. Llevo varios días de vacaciones en mi querido pueblo y esta mañana amanecía como siempre amanece por estos lares: Lleno de esplendor y belleza. Asomarnos al ventanal sobre las ocho de la mañana es encontrarse un cielo radiante, un sol luminoso que ilumina las montañas que cobijan a Villaluenga. El viejo "Caíllo" imponente como siempre.

Desayunamos en La Posada para dirigirnos después al entierro de Francisco, un querido hijo de este pueblo que falleció ayer, que se celebraría a las diez de la mañana en la Iglesia de nuestro Pueblo. Las paredes del Templo estaban a rebosar de personas que querían testimoniar su cariño y su dolor a la familia de Francisco. Todos los que estábamos allí permanecíamos unidos en oración y emoción.

El Funeral del Cuerpo Presente estuvo presidido por el Párroco, D. Francisco Párraga para después, culminado este, dirigirnos todo el pueblo detrás del coche mortuorio hasta el bello cementerio de Villaluenga del Rosario, lugar lleno de romanticismo, de olor y sabor a otra época. ¡Cada vez tengo más claro que ese es el lugar donde quisiera reposar por toda la eternidad!

Después nos dirigimos a casa pues sobre la hora del almuerzo íbamos a ir a la finca de nuestros compadres en el término de Grazalema. ¡Era una oportunidad única de estar en Familia y con nuestro ahijado Ignacio!

Llegamos a la finca del Santo Cristo sobre las dos y media de la tarde. Allí la Familia Baeza-Súnico al completo así como Paco Súnico nos esperaban en este lugar de verdadero ensueño situado en medio del Parque Natural de Grazalema.

Almorzamos una exquisita barbacoa preparada por Federico y estuvimos jugando con nuestros "ahijados" ya que consideramos a todos los hijos de nuestros compadres "ahijados nuestros" aunque solo lo seamos del benjamín de la familia. 

Charlar largo y tendido con Paco Súnico se convierte en algo mágico, casi irreal, porque atesora una vasta cultura que pone a disposición de todos en cualquier momento. Paco Súnico me contó la forma de como llegó a sus manos la impresionante finca que estábamos disfrutando, todo sobre el manantial de agua natural que tenía y que en una pequeña fuente caía un chorro de agua permanentemente, así como ciento de detalles que hacen de este paraje un lugar único.

Almorzamos en plena comunión, jugamos con nuestros pequeños y a la hora de la siesta todos se desperdigaron para algún lugar donde descansar. Yo escogí un maravilloso lugar junto al chorro de agua del manantial. Acostado sin más comodidades que una toalla bajo la  cabeza y con el agradable sonido del agua, la cual salpicaba mi cara con gotitas frías de vez en cuando, dormí una de las siestas más placenteras que puedo recordar.

Cuando todos nos hubimos despertados; charlas, risas, amenas conversaciones..., hasta llegar la hora en la cual, tanto Paco como nosotros nos despedíamos de la Familia, de nuestra Familia, para poner cada uno rumbo a nuestros sitios. Paco a Grazalema pueblo y nosotros a Villaluenga.

Llegamos a nuestro querido pueblo y el solo hecho de divisarlo ya nos produjo sensación que da el calor de hogar. Así nos sentimos en Villaluenga del Rosario, en nuestro hogar.

Pisar nuestra casa, una ducha fría reparadora y sentarnos en nuestro patio fue todo uno. Lectura, blog, charla y más lectura así hasta la hora, dentro de muy poco, donde nos daremos un paseo por el pueblo hasta llegar a casa donde combinaremos, nuevamente, la lectura con la sana conversación.

Me decía una buena amiga por la tarde que podíamos encomendar a la Santísima Virgen toda la Humanidad. ¡Eso haré todos los días! Aunque permitidme que lo haga bajo la advocación del Rosario que es la Madre y Señora de Villaluenga del Rosario porque mi mundo, mi Humanidad empieza y acaba en este mi querido pueblo.

Recibid todos un fuerte abrazo y que Dios os bendiga.

Jesús Rodríguez Arias

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