lunes, 8 de julio de 2013

EVANGELIO DEL DÍA Y MEDITACIÓN.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 9,18-26

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: «Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá.»
Jesús lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que con sólo tocarle el manto se curaría.
Jesús se volvió y, al verla, le dijo: «¡Animo, hija! Tu fe te ha curado.»
Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: «¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida.»
Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó por toda aquella comarca.

II. Compartimos la Palabra

  • “Mira que yo estoy contigo, te guardaré por donde quiera que vayas”

Esta Palabra que Dios da a Jacob, podemos aplicarla a todos nosotros: Él está con cada uno, nos ama y acompaña siempre.
A lo largo de la Sagrada Escritura, vemos cómo Dios, en diversas ocasiones, se comunica por medio de sueños. Jacob también tiene un sueño: Ve una escalera y en lo alto de la misma, está Yahveh el cual dirigiéndose a él, le habla, recordándole que es el Dios de sus padres Abraham e Isaac, reiterándole la promesa que les hizo a ellos; también a él le dará en posesión la tierra y una gran descendencia, es el modo de decir que Dios le bendecirá a lo largo de su vida, Dios estará siempre con él. Jacob da crédito a esta visión, responde erigiendo una estela y dando a aquel lugar el nombre de Betel “Casa de Dios”. Yahveh está allí, si Jacob vuelve con salud ,Yhaveh será su Dios.
También a nosotros se nos hace presente Dios a lo largo de la vida, son múltiples las señales de su presencia. Lo importante es saber, como Jacob, hacer una lectura de fe de los acontecimientos de cada día, reconociendo en ellos la mano bondadosa de Dios.
  • “¡Ánimo hija!, tu fe te ha salvado”

Quien acude a Jesús con fe nunca se siente defraudado. En el evangelio de hoy contemplamos dos milagros, ambos se producen por contacto con Jesús. La mujer cree que si logra tocar el manto de Jesús se curará, y se realizó tal como ella creyó, Jesús se lo dijo: “Hija, tu fe te ha salvado”. En el caso de la niña, Jesús, accediendo a la petición del padre, va con él, se acerca, toma la mano de la niña y levantándola, le vuelve a la vida. Dominio de Jesús sobre la enfermedad y la muerte, de este modo Jesús está demostrando que es el Mesías prometido (sólo Dios puede devolver la vida). Así leemos en el segundo libro de los Reyes, en boca del rey de Israel ¿Acaso soy yo Dios para dar la vida o la muerte? (2 Re 5 ,7b).
Siempre que acudimos a Dios con verdadera fe, Él nos escucha; los santos hacen milagros porque creen firmemente en Dios, en su poder, en su amor, los realizan en nombre de Cristo, que vino a salvar al mundo, a darnos vida.
Cuando vayamos a la oración, pidamos con fe, esperando y confiando en que Dios nos escucha. Supliquemos: “Señor yo creo, pero aumenta mi fe”.
Hna. María Pilar Garrúes El Cid 
Misionera Dominica del Rosario 

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