domingo, 21 de julio de 2013

LA CANDIDATA DE LA DERECHA CHILENA ESTÁ A FAVOR DEL ABORTO Y DE LAS UNIONES CIVILES ENTRE HOMOSEXUALES.

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A las 9:27 AM, por Luis Fernando 
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Chile elegirá nuevo presidente el próximo mes de noviembre. Aunque más bien habría que hablar de presidenta, porque las dos candidaturas con posibilidades reales de ganar están encabezadas por mujeres: Michelle Bachelet y Evelyn Matthei. La primera es la cabeza visible de la izquierda chilena. La segunda fue elegida ayer para liderar a la derecha del país sudamericano.

Hace unas semanas escribí un post titulado “Bachelet, Groucho Marx y la responsabilidad de los cristianos chilenos”. Dado que Bachelet se muestra a favor del aborto y el matrimonio homosexual, decía entonces que “corresponde a los obispos chilenos advertir de lo que se le puede venir encima a su país". Pues bien, resulta que Matthei, a la que ya llaman “la dama de hierro del centroderecha chileno” también está a favor del aborto y de las uniones civiles entre homosexuales, aunque no quiere que estas se llamen matrimonio.
Cito alguna de sus declaraciones en relación al aborto:
Hay aquí posiciones que son de mucho convencimiento en juego, hay algunos que defienden mucho el derecho de la mujer a decidir, otros que defienden mucho el derecho del feto a nacer y la verdad es que ambas posiciones uno las puede entender
Me repugna que en una situación en que puede estar la vida de la mujer en peligro, sea el Estado mediante una ley, el que decida. Esto es un tema de la conciencia de cada familia
En julio del 2009, Evelyn Matthei se dedicó a repartir preservativos en la calle y a dar su apoyo a la píldora del día después, que como todos ustedes saben tiene efectos abortivos.
Se encuentra también entre aquellos que más apoyan el divorcio dentro de su partido. Y, como cabía esperar, tiene fobia hacia quienes ella considera como fanáticos religiosos.
En otras palabras, mucho me temo que los cristianos chilenos tendrán que elegir entre votar al mal o votar al mal. A menos que algún lector de aquel querido país me diga lo contrario, no parece posible que surja algún candidato presidencial que defienda los principios no negociables marcados por Benedicto XVI. La próxima presidencia chilena llevará a esa nación el aborto y, probablemente, una mayor degradación de la institución familiar.
Poco a poco, la cultura de la muerte avanza por el continente americano. Cual peste medieval, allá donde llega la descristianización, deja tras de sí un panorama de desolación moral de la sociedad. Una desolación de la que los cristianos forman parte. A veces como elemento decorativo, a veces como agentes pasivos o incluso directos de la misma.
Es ya evidente que la cultura de la muerte va indefectiblemente unida a la democracia liberal. ¿Podría ser de otra forma? Sí, pero no lo es. Cabe, pues, aplicar a dicho sistema político el juicio moral que emana de los valores evangélicos. Y el dictamen no puede ser más negativo. Si esta democracia es instrumento de muerte, un cristiano no puede aceptarla como sistema legítimo.Lo cual no quiere decir que haya que optar por la dictadura. Decir que algo es malo no convierta lo opuesto en bueno.
España, Chile, Brasil, Argentina, México, Colombia, Uruguay, etc, son naciones que necesitan que los católicos se organicen políticamente para plantar cara a la tiranía que pretende que las urnas pueden justificar lo injustificable. El no hacerlo supone una infidelidad clara a nuestra misión de ser luz del mundo y sal de la tierra. Quien piense que la nueva evangelización es ajena a esta realidad, se equivoca.
Luis Fernando Pérez Bustamante

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