lunes, 15 de julio de 2013

LUZ SOBRE LA HISTORIA.


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Se presenta en Roma un nuevo libro de Benedicto XVI; lo escribió cuando tenía 29 años

La Teología de la Historia de san Buenaventura es el nuevo trabajo publicado de Benedicto XVI (edición preparada por el padre Pietro Messa). Escrito cuando sólo tenía 29 años, tiene una curiosa historia detrás, pues fue rechazado en un primer momento por su director de tesis

Benedicto XVI ora en Asís
ante la tumba de san Francisco,
el 17 de junio pasado
En la Pascua de 1956, durante una reunión de profesores de Teología dogmática en Könisgstein, los proyectos docentes del joven teólogo Joseph Ratzinger recibieron un duro revés: el director de su Tesis de habilitación, Michael Schmaus, le comunicó, «de manera francamente fría y sin emoción alguna» -según el testimonio del mismo Ratzinger-, que debía rechazar su trabajo «porque no respondía a los criterios de rigor científico requeridos para obras de aquel género». El futuro Papa, que en aquel momento no había cumplido todavía los 29 años, recibió la decisión de su director con profundo pesar: «Era como si me hubiese caído un rayo desde el cielo sereno. Todo un mundo amenazaba con desplomarse... Mis proyectos para el porvenir, todos orientados a la enseñanza de la teología, habrían sido fallidos». Poco podía imaginar entonces que aquel trabajo, aprobado finalmente diez meses después, sería presentado cincuenta y dos años más tarde, en su traducción italiana, como una verdadera novedad editorial. En este tiempo, aquel incipiente profesor cuestionado por un prestigioso teólogo, se ha convertido en el Sucesor de Pedro, y sus investigaciones de juventud iluminan hoy con más vigor que en sus comienzos.
El pasado 26 de febrero, en la Pontificia Universidad Antonianum, de Roma, fue presentada la traducción italiana de la obra La teología de la Historia de san Buenaventura, trabajo que permitió a J. Ratzinger obtener el título de Privat Dozent en febrero de 1957. Presidió el acto el cardenal Hummes, Prefecto de la Congregación para el Clero, y en él participaron monseñor Angelo Amato, Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el padre franciscano J.B. Freyer, Rector del Antonianum, el profesor P. Vian, de la Biblioteca Vaticana, y la profesora B. Faes de Mottoni, del Centro Nacional de Investigaciones de Italia. Entre los ponentes hubo acuerdo a la hora de destacar la notable aportación de Ratzinger al mejor conocimiento del pensamiento de san Buenaventura y la importancia del tema tratado para la comprensión del magisterio de Benedicto XVI.
San Buenaventura y la Historia
Distanciándose del parecer de grandes medievalistas como Martin Grabmann y Etiénne Gilson, Ratzinger estudia la teología de la Historia de san Buenaventura mostrando su relación con el pensamiento del controvertido monje Joaquín de Fiore. Según este autor, se podía inferir de las Escrituras que la Historia se habría desarrollado en tres fases distintas: la del severo reino del Padre (Antiguo Testamento), la del reino del Hijo (la Iglesia existente hasta ese momento) y la del reino del Espíritu, en la que se cumplirían finalmente las promesas de los profetas y existiría el pleno dominio de la libertad y del amor. El abad calabrés Joaquín de Fiore creía, además, haber encontrado en la Biblia las bases del cálculo para la venida de la Iglesia del Espíritu, y señaló a Francisco de Asís y a la comunidad fundada por él como el comienzo de la nueva época. La radicalización de estas ideas llevó a algunos (losespirituales) a romper con la Orden, con el Papado y con la Iglesia institucional, rechazando la configuración jerárquica de la Iglesia y la vida sacramental. Ratzinger demostró, por primera vez, que san Buenaventura, en su interpretación del relato de la Creación (Collationes in Exaemeron), se había confrontado minuciosamente con Joaquín de Fiore y, como hombre mediador, había buscado recoger cuanto pudiera ser útil, integrándolo en el ordenamiento de la Iglesia. Partiendo de la teología de la Historia de san Buenaventura, el joven Ratzinger ya supo desenmascarar el engaño de quienes encierran la esperanza de la vida eterna en un horizonte meramente intramundano.
En el trabajo sobre san Buenaventura podemos reconocer una de las coordenadas que, en expresión de monseñor Angelo Amato, han estado siempre presentes en la mens del teólogo bávaro. El conocimiento de los Padres de la Iglesia y de la gran tradición teológica medieval, además del diálogo con la cultura contemporánea, han acompañado al profesor Ratzinger y han modelado el alma del pontificado de Benedicto XVI.
José Rico Pavés
Benedicto XVI y san Francisco
Cincuenta años después de la tesis del joven teólogo Joseph Ratzinger, La Teología de la Historia de san Buenaventura constituye un momento importante para comprender la formación del pensamiento del que luego resultaría elegido como Benedicto XVI. De hecho, el volumen en cuestión muestra la clave interpretativa con la que el actual Pontífice se acerca a la vivencia de san Francisco, e ilustra un motivo particular por el que san Francisco tiene un puesto de relevancia en el pensamiento de Benedicto XVI. Leyéndolo, surge la más que legítima pregunta sobre la medida en que el aspecto franciscano caracteriza su ejercicio del papado. En varios de sus escritos y discursos, se refuerza una respuesta positiva a esta cuestión, naturalmente con la especificación de que se trata de la visión teológica franciscana de san Buenaventura. Así, no debe sorprender, sino que resulta plenamente comprensible, que, según Benedicto XVI, para comprender el ministerio petrino haga falta volver a san Francisco.
Pietro Messa
Director de la Pontificia Universidad Antonianum, de Roma

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