lunes, 26 de agosto de 2013

LOS FALSOS CAMINOS DE LA MUERTE ACELERADA.

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El periódico vaticano L'Osservatore Romano muestra esta semana en un artículo su opinión sobre el dictamen 121 del Comité Nacional de Ética Francesa y considera que estas reflexiones “merecen ser leídas con atención”.
 
En el artículo, L'Osservatore Romano evalúa distintos casos registrados en los últimos años en países como Holanda, Bélgica, Suiza, Luxemburgo o Estados Unidos y muestra cómo el Comité no reconoce que la persona tenga derecho “a tener acceso a un acto médico que tiene el objetivo de acelerar el fallecimiento”, refiriéndose a la eutanasia o al suicidio asistido.
 
Sobre Suiza, el periódico vaticano explica que “mientras la eutanasia no está permitida por la ley, el suicidio asistido es posible aunque en ausencia de una legislación federal o cantonal, con el único límite que "el acto no se haya hecho en función de un móvil egoísta", lo cual además es dificilísimo de verificar” y se hace eco de abusosevidentes ayudando a morir a personas no afectadas por ninguna patología mortal sino “a personas aquejadas de enfermedades o trastornos psíquicos”.
 
“La situación es tan grave que ya en 2009 las Naciones Unidas habían manifestado su preocupación frente al aumento de casos”, explica el diario vaticano sobre la situación en Holanda donde “la persona que pide eutanasia o el suicidio asistido "deberá tener al menos 12 años".
 
Ante estas situaciones, L'Osservatore Romano se pregunta dónde queda el papel de los cuidados paliativos y muestra que aunque “es conocido cómo los defensores de la muerte digna digan repetidamente que medicina paliativa y lógicas de eutanasia pueden coexistir y sólo estas últimas fueran capaces de resolver los casos difíciles”, en la realidad esto no sucede.
 
“Existe el riego de que los pacientes que habrían podido recuperar el sabor de vivir no hayan recibido los cuidados a los cuales hubieran tenido derecho”, explica y muestra datos en los que la petición de suicidio asistido se produce un 50% en casos generales, un 40% en casos de especialistas y sólo un 10% en casos de cuidados paliativos.
 
“Hay que promover una amplia reflexión en el tema del fin de la vida: la esperanza es que las experiencias ayuden a evitar falsos caminos ya recorridos”, concluyen.

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