domingo, 29 de septiembre de 2013

OBRAS DEL PADRE RUPNIK EN FRANCIA: BASÍLICA DEL ROSARIO EN LOURDES.


Basilica del Rosario en Lourdes
Santuario de Nuestra Señora de Lourdes – 65108 Lourdes Cedex, Francia
El bautismo de Jesús
Cristo desciende al lugar más bajo y se cubre con la totalidad de la realidad humana. En la tradición iconográfica, cuando Cristo en el bautismo es revestido con un sudario, como en la cruz, es para subrayar la dimensión pascual del bautismo. Entra en las aguas -como escribe san Cirilo de Jerusalén- y confiere a las agua el color de la divinidad, de modo que todas las aguas se santifiquen para que, mediante el agua podamos recibir el bautismo, es decir, ser generados como hijos adoptivos de Dios. Con Cristo en el río Jordán, el agua se convierte en lo que es según la verdad del Creador. En todo sacramento, lo creado se libera de la esclavitud del pecado y se revela como lugar de la manifestación de Dios y de la comunicación de la salvación. 
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La fachada
Basílica del Rosario
Lourdes - Francia
Diciembre 2007

Desde la creación hasta la totalidad de la obra redentora de Cristo, cada etapa de la obra de la salvación funda y potencia la capacidad de la materia de convertirse en un icono del reino. Las aguas son, desde el primer día de la creación, el baño del bautismo, haciéndonos ver también cómo la realidad cósmica que entra en la liturgia (el pan, el aceite, el vino, el agua), no es ni accidental ni instrumental para transmitir un significado que es distinto de sí mismo, sino que revela la verdadera razón de su creación, haciéndonos ir más allá de la limitada comprensión limitada a la que la reducimos en el uso cotidiano que hacemos de ella. En el sacramento, la materia se hace transparente, deja pasar la luz. Esta es la fuente de una relación justa y sana con la creación.
Juan Bautista se presenta como un asceta totalmente consumido en su misión de convertirse en el gesto de quien señala al Cordero que quita el pecado del mundo, el Hijo de Dios, Salvador de los hombres. El conocimiento de Dios no es algo abstracto, teórico. En el Evangelio de Juan vemos que el escenario preparado por Juan Bautista es el lugar privilegiado para que se presente el Mesías. El Bautista destaca el pecado de la humanidad y suscita el arrepentimiento. El hombre reconoce su propia verdad, lo que es, y por lo tanto surge en él naturalmente la pregunta de la salvación como una pregunta existencial y ontológica. salvación. Cristo desciende a las aguas y asume la situación de la humanidad, asume la muerte como el salario del pecado. Él está vivo, pero parece muerto, sumergido bajo las aguas. Pero en realidad da a las aguas la fuerza vital, la capacidad de generar hijos de la luz. Él, la luz, transmite la luz, y Juan el Bautista es el testigo de la luz.
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El bautismo de Jesús
Basílica del Rosario
Lourdes - Francia
Diciembre 2007

Las bodas de Caná
Esta escena del Evangelio tiene un mensaje particularmente muy importante para el mundo de hoy.
En el Evangelio de Juan se dice que las bodas de Caná tuvieron lugar al tercer día. Según el modo de contar el tiempo de los antiguos (hoy, mañana y el tercer día), la escena tiene lugar dos días después de los cuatro días anteriormente relatados en Jn 1,19.29.35.43. Esto significa que el tercer día, cuando la boda se lleva a cabo, en el conteo de los días desde el inicio del Evangelio de Juan, corresponde verdaderamente al sexto día. Cuatro más dos. «El tercer día a partir del cuarto, es decir, en el sexto día enumerado por nosotros desde el principio, tienen lugar la bodas de Caná de Galilea», dice Orígenes en su comentario.
Con la colocación de las bodas en el sexto día se hace una alusión directa a Jn 19,31, es decir, a la muerte de Jesús. El sexto día es también el día de la creación del hombre. Es, pues, el día de la generación del hombre nuevo sobre la cruz. Como el Evangelio dice que las bodas tienen lugar el tercer día, se hace hincapié en el vínculo con el día de la resurrección. Esto significa que el misterio pascual, la muerte y la resurrección, son las coordenadas para la comprensión de las bodas de Caná. Por esta razón Cristo es representado con la herida en el costado: para indicar su dimensión pascual y esponsal. Su costado abierto en la cruz con la sangre y el agua derramados evoca la verdad teológica de la Iglesia como esposa. 
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Las bodas de Caná
Basílica del Rosario
Lourdes - Francia
Diciembre 2007

Se puede recordar también que, en la Biblia, el novio y la novia son el símbolo de la relación entre Dios y la humanidad. Las palabras de María: «No tienen vino», interpretadas a la luz de los textos de la Sabiduría y del Eclesiástico, quieren decir: «No tienen amor». Por lo tanto, estas palabras pueden expresar también el final de una religión sin amor, una religión que se ha reducido a formalismos, legalismos, moralismos, etc. Los Padres identificaban las tinajas de piedra con la esterilidad de una religión en la que la ley ya no es el guardián de una relación religiosa, sino que se ha convertido en principio de legalismo. Una religión en la que el amor se ha agotado se convierte en un yugo estéril que suscita una alergia a todo lo que es religioso. Esto es particularmente actual hoy en día, no sólo en Francia.

Los esposos se representan a menudo tristes porque ya no tienen amor. En nuestra cultura, la tristeza es un tema particularmente dramático. En sí misma, la relación hombre-Dios es la fuente del amor y de la alegría. Cristo, el nuevo esposo, separa a la humanidad de las tinieblas, de la angustia, y la une a Dios, en una relación de amor –es decir, lo que la fe cristiana- a la cual se adhiere libremente en la fidelidad, un amor que no puede apagar ni siquiera la muerte. Entonces se escuchan con otra atención las palabras de la Madre de Dios: «Haced lo que Él os diga». La palabra de Dios –realizada plenamente en la persona de Cristo, como amor del Padre hacia la humanidad- se convierte en el horizonte de la Nueva Alianza. También las apariciones de la Virgen se pueden entender en este horizonte.
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Cristo con la herida en el costado
Basílica del Rosario
Lourdes - Francia
Diciembre 2007

El anuncio del reino de Dios y la llamada a la conversión
Cuando Juan Pablo II rezó por primera vez los misterios luminosos, para el misterio del anuncio del Reino citó Jn 20,19-23.
Este misterio luminoso está representado en dos paneles. En un panel Cristo es representado entrando con las puertas cerradas, mostrando el costado herido y las cicatrices en las manos, y soplando el Espíritu dando a los apóstoles el poder de perdonar los pecados. El Reino de Dios se presenta con una novedad radical: el perdón de los pecados. Sólo Dios puede perdonar los pecados. El octavo día indica tal novedad de mentalidad, de lógica, de creatividad que es totalmente diferente de la mentalidad, de la lógica y de la creatividad del séptimo día.
El octavo día es un día sin ocaso, por lo tanto sin tiempo, o mejor dicho, el octavo día es la medida de todos los demás días. Es decir, el tiempo se mide a partir del octavo día. En el octavo día, todo coincide, todo es contemporáneo y todo está en comunión. La causalidad y la lógica de la consecuencia del séptimo día han pasado y todo está junto de manera presente. Por esta razón, los apóstoles se encuentran ante Cristo, que deja visiblemente la puerta cerrada. Pero no están cerrados. Son como los granos de una espiga de trigo, por recordar una antigua oración eucarística: «Como este pan partido estaba esparcido sobre las colinas y recogido, se convirtió en una sola cosa, que tu Iglesia, del mismo modo, sea reunida desde los confines de la tierra en tu reino» (Didaché, IX, 4).
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El anuncio del reino de Dios y la llamada a la conversión
Basílica del Rosario
Lourdes - Francia
Diciembre 2007

El segundo panel representa la curación del paralítico que es bajado desde un tejado. La salvación viene del perdón de los pecados y tiene que ver con nuestra relación con Dios. Cristo cura al paralítico perdonándole los pecados, porque a quien se le perdonan los pecados, es curado en el sentido de que es salvado, porque ya no está solo, destinado a la muerte, sino que está en comunión con Dios, que es la vida. Debido a los otros personajes presente, que quieren condenar a Cristo porque se atrevía a perdonar los pecados –cosa que sólo le toca a Dios- Cristo cura físicamente al paralítico, lo cual es más fácil pero menos importante. ¿Qué nos indica todo esto? Se puede estar con Dios, se puede estar en el octavo día, pero todavía físicamente enfermos. Con todo, estamos salvados para una vida sin fin. Pero lo contrario puede ser también verdad: se puede gozar de buena salud y no vivir la salvación. Por eso el día en que la salud se derrumba se experimenta la tragedia de nuestra no-salvación, mientras que quien vive la salvación ya no advierte el carácter trágico de la enfermedad y de la muerte corporal. Cristo, al final, sana al paralítico para indicar que el perdón es tan real como levantarse y caminar. 
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La curación del paralítico
Basílica del Rosario
Lourdes - Francia
Diciembre 2007

La Transfiguración
Cristo es el verdadero sol, y por eso todo alrededor está oscuro. Según los Padres, los ojos de los discípulos se abren y ven la luz sin ocaso sobre el rostro de Aquel al que luego verán burlado y herido de muerte. La presencia de Moisés y Elías, es decir, de la ley y de los profetas, testifica que la Pascua de Cristo ha revelado finalmente el sentido de su misión, pero también el sentido de toda profecía y toda ley, de todo tiempo. La luz del misterio pascual de Jesucristo es la verificación de toda profecía y de toda ley, porque el misterio pascual es la garantía de la forma en que se realiza el amor hacia cada hombre y por todos los hombres. El amor vive de modo pascual, al modo del triduo pascual. Sólo el amor de Cristo es capaz de asumir la muerte, el mal, el sufrimiento, el fracaso; sólo el amor puede absorber y transfigurar todo esto en su luz. Es el único camino de la transfiguración de toda la creación, de la historia, para que, en una dimensión personal, todo asuma un rostro.
Elías se representa con un pergamino y Moisés con las tablas de la ley. Son dos figuras más grandes que los de los tres apóstoles, como si se quisiera subrayar que, sin el Antiguo Testamento, no hay Nuevo, es decir, que el Antiguo Testamento contiene las prefiguraciones de la manifestación de la luz del Nuevo Testamento.
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La transfiguración
Basílica del Rosario
Lourdes - Francia
Diciembre 2007

La institución de la Eucaristía
Este pasaje de las tinieblas a la luz se celebra en la Eucaristía. A través del bautismo, los cristianos son realmente injertados en Cristo, arrancados de las tinieblas y trasplantados en la luz. Con la Eucaristía, se hacen realmente partícipes de la misma sangre de Cristo. Por medio del bautismo Dios nos da la vida constituyéndonos en cuerpo de Cristo y en la Eucaristía se lleva a cabo continuamente esta verdad y somos alimentados en la fuente de nuestra identidad. 
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Los tres apóstoles Pedro, Santiago y Juan reciben el pan
Basílica del Rosario
Lourdes - Francia
Diciembre 2007

Cristo se entrega a cualquier persona que participa en la Eucaristía para involucrarnos en el misterio pascual, donde él se entregó en las manos de la humanidad para que pudiéramos descubrir la bondad del Señor, que se fía de nosotros y nos considera dignos de su confianza. La escena se compone de tal manera que los tres apóstoles Pedro, Santiago y Juan reciben el pan, mientras que los otros nueve están bebiendo del cáliz que Cristo ofrece como copa de la salvación. Los apóstoles tienen las manos cubiertas con el manto, un gesto antiquísimo de respeto total, religioso. Hoy en día parece particularmente importante recordar los gestos y una nueva conciencia de lo sagrado, del misterio, para superar un clima de superficialildad y de banalidad. Los apóstoles captaron que, en el momento de la Última Cena, algo único sucedía. Con el gesto de cubrirse las manos -evocando las manos de Adán y Eva que tomaron el fruto del árbol prohibido- los apóstoles expresan su actitud correcta.
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Los apóstoles tienen las manos recubiertas con el manto
Basílica del Rosario
Lourdes - Francia
Diciembre 2007

En este grupo, Judas es el único apóstol que tiene las manos descubiertas, que tiene en ellas un saco de monedas, como si estuviera paralizado al poseerlas. Es el único que sale de la comunión, y por eso su cara casi se oculta detrás de una cabellera agitada. Salir de la comunión significa aislarse, y el aislamiento es la muerte. La vida sólo se garantiza en la comunión. Poseer y tener llevan a separarse y a huir.
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Judas
Basílica del Rosario
Lourdes - Francia
Diciembre 2007

De debe señalar también que, en las dos puertas laterales, se representan dos símbolos de la tradición. A la izquierda el sol, el círculo rojo sobre una superficie blanca es una de las primeras representaciones del hombre que quiere pintar la luz. ¿Qué significa esto? Al entrar en la iglesia, se entra en la luz y uno se convierte en «hijos de la luz», de esa luz que es Cristo, sol de justicia. C’è anche un’indicazione in latino che dice che quest’opera è stata fatta in memoria di Giovanni Paolo II che a Lourdes ha pregato i misteri della luce per la prima volta: mysteria lucis in memoriam Iohanni Pauli II. 

También hay una indicación en latín que dice que esta obra se ha hecho en memoria de Juan Pablo II que en Lourdes rezó los misterios de la luz por primera vez: mysteria lucis in memoriam Iohanni Pauli II.
En la puerta de la derecha hay una palmera con dátiles, símbolo de la abundancia de la vida. Los dátiles se consumen durante todo el año, lo que significa que no falta nada, que la vida está asegurada para la eternidad. El que está en la luz tiene la vida, porque la luz es la vida del hombre.
En el arco central hay dos versos en latín. Las palabras de la Virgen María: «Haced lo que Él os diga», y las palabras de Jesús: «Haced esto en memoria mía».
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Basílica del Rosario
Lourdes - Francia
Diciembre 2007
 
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Basílica del Rosario
Lourdes - Francia
Diciembre 2007

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