jueves, 26 de diciembre de 2013

* EL PADRE LORING; POR HETEPHERES BENÍTEZ COLLANTES

 La verdad que el titulo no es nada original. Lo  podría haber llamado “El Hijo Predilecto de Cádiz” o “El Numero Uno en Ventas de Libros” pero pienso que EL PADRE LORING lo llena todo y no necesita nada mas.

Ayer como en todas las casas fue un día estresante el único momento de paz y de tranquilidad fue cuando fuimos a Misa a la Cartuja. Fue una misa solemne pero sin grandes boatos, mejor dicho no había ninguno. Las religiosas habían acondicionado una pequeña capilla que tienen en la entrada del gran monasterio en un pequeño pesebre con paja incluida y en la mas sencilla humildad se celebró la Eucaristía mas bonita que he participado.

Tras ese momento de paz y una vez en casa, empezó el gran desenfreno. Los aperitivos, la comida poner la vajilla, el mantel adecuado. La cristalería, rezando durante toda la comida de que no se rompiera ninguna copa y los cubierto que previamente había  que limpiarlos y sacarle brillo para que parezca más de plata, si lo son. Y cuando ya esta todo listo empiezas otra vez  a rezar para que no me haya pasado con la sal o con la pimienta, que el asado este en su punto, ni muy echo ni poco echo. Y ya cuando todo ha terminado, la familia esta comida y bebida y disfrutando de los polvorines y de los villancicos. Viene la segunda parte el fregar la vajilla y la cristalería siempre dudas si meterla en el lavavajillas o no y al final por miedo terminas lavándolo a  mano y con el mismo miedo que tenías cuando se sacó de la vitrina. Una vez que termina con los platos viene la cristalería y después la vajillas y piensa el año que viene se come en platos de plástico que después se tiran y no hay tanto trabajo. Y después ves a la familia y piensa: ¿en el cumpleaños de mi madre o de mi marido utilizaría los platos de plástico? ¿Como voy a utilizarlo en el cumpleaños de Nuestro Salvador? Y con esta idea termine mi trabajo. Decidí  descansar en el sofá de casa viendo una buena película.

Cuando termino ésta Jesús me dio una noticia. Me la esperaba, es la verdad, pero siempre piensa que va ser mas tarde. Me dijo que el Padre Loring había fallecido. Y pensándolo bien no podía ser en otro día, en el día de Navidad. Es como si el Señor Jesús le dijera te invito a celebrar mi cumpleaños en mi casa conmigo. Es un regalo por todo lo bien que has hablado de Mi y por la cantidad de personas que has acercado a mi Padre con tus estudios y con tus publicaciones.

Yo conocí al padre Loring a través de mi padre. La primera vez vez que lo vi fue cuando yo tendría unos 10 años. Vino a Jerez a dar una conferencia sobre la Sabana Santa. Me pareció a mis 10 años una revelación, algo espectacular e impresionante. Tengo que decir que mi padre era un gran admirador del Padre Loring. ¿Pero quien de Cádiz no admiraba a este sacerdote delgado y enérgico? Un puro nervio siempre de aquí para allá haciendo sus Américas y siempre acompañado de su gran baúl. No se si habéis podido ver su baúl alguna vez yo si. Y tengo que decirlo que tanto Jesús como yo lo sufrimos. Os voy a contar la anécdota, Pero un poco mas tarde.

A  medida que iba creciendo el Padre Loring, sin el saberlo, me acompañaba. No solo porque mi padre leía todo lo que él publicaba o escribía sino también  en mi colegio  nos ponían de vez en cuando, en clase de religión, unos videos suyos sobre la Fe.

Con él era todo tan fácil, era tan fácil creer, era tan fácil entender la religión y además era divertido. ¡Si es que lo tenia todo!.

Pasaron los años y por fin pude estar con el en un almuerzo en uno de los congresos de Católicos  y Vida Publica que se celebran en Madrid. Ya era mayor pero la verdad que nunca aparentaba la edad que tenia por la gran juventud interior que tenía.

¡Qué buen almuerzo! Me reír, aprendí, y  me afianzo mi fe. Recuerdo que nos contó su niñez que fue dura. A su padre lo mataron en la guerra los republicanos y su madre se quedo sola con 10 hijos y el era el mayor. Nos relato como pudo salir del Madrid republicano y como él había visto como habían detenidos a personas solamente por defender su fe y su padre era un ejemplo. Era un hombre sin pelo en la lengua al pan pan y al vino vino.

Y lo demostró en Cádiz en una presentación de un libro suyo. Creo recordar que fue en el Ateneo pero no estoy segura. Estaba todas las representaciones del Ayuntamiento con su Alcaldesa al frente y estaba también todas las representaciones de la sociedad gaditana. Un paréntesis, esta publicación se realizó en el momento mas álgido de la famosa ley de  memoria historia de Zapatero, y ni corto ni perezoso el Padre Loring  abrió su discurso diciendo que él era parte de esa memoria histórica porque a su padre lo mataron los republicanos y a partir de ahí recordó toda su infancia, lo sufrimientos de su madre y todo lo que pasaron sus amigos por ser cristianos y por llevar una Cruz o por ir a Misa. Tras esta pequeña introducción dio comienzo  a la presentación del libro.

Otras de las veces que coincidí con el, ya no vivía en Cádiz sino en el Puerto de Santa Maria. Me impresiono esta vez  la obediencia que mostraba a sus superiores. Hicimos mención de su traslado. Más o menos fue algo así: “Padre después de casi cuarenta  o cincuenta años viviendo en Cádiz  ahora lo manda al Puerto”. Y el me dijo “donde hay patrón no manda marinero”. (Aunque en la Iglesia de Santiago en Cádiz sede de los Jesuitas se mantenía el confesionario con su nombre puesto, porque algunos días de la semana iba a confesar a sus dirigidos). En esa conversación  estuvimos hablando de los Jesuitas y del Padre Arrupe. Fue una gran lección de historia. Gracias Padre Loring.
           
Y al poco tiempo de esta conversación me pidieron que presentara a este ejemplar sacerdote en una conferencia que iba a realizar en la iglesia de la Palma en el Puerto de santa María. Me puse en contacto con él y me dijo que fenomenal que lo recogiera en el colegio de San Luis Gonzaga  que era donde vivía  y allí nos fuimos Jesús y yo. Nos esperaba él con su baúl. Y menos mal que estaba el portero que nos ayudo a meterlo en el coche porque no pudimos nosotros dos solo. Cuando llegamos a la parroquia y fuimos al salón parroquial nos dijo que abriéramos el baúl y que colocásemos los libros en unas mesas por si alguien quería comprar alguno. Estaban todos desde los de la Sabana Santa hasta el Salvarte. Y se vendieron muchos.
           
La última vez que vi al padre Loring fue este Noviembre en el Congreso de Católicos y Vida Publica de Madrid. Me impresionó porque llevaba una especie de venda rara en la cabeza que si fuera yo estaría en casa sin salir por la vergüenza. Pero el era valiente y audaz y eso no le impedía para dar su testimonio.
           
Tengo muchas mas anécdotas pero no me quiero extender. Gracias Padre Loring por enseñarnos que hay un Dios cercano que es Padre y que nos quiere, gracias también por ser tan valiente y por darnos su vida al entregarse por Dios. Y si ves a mi padre que seguro que te estará buscando para conversar con usted, dele un beso de mi parte y dígale que le echamos mucho de menos pero que no se preocupe que somos muy felices. Aunque eso ya lo sabe el porque nos esta viendo todo los días.


Hetepheres Benítez Collantes

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