martes, 30 de abril de 2013

AYER CONOCIMOS A UN LOBO CON PIEL DE CORDERO.


¡La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida! Cantaba “Gato” Pérez hace ya algunos años. Y sorpresa, desagradable, nos llevamos mi mujer y yo al conocer realmente a un personaje que quiere ostentar la dignidad de personalidad pero que no llega. ¡Por su actitudes los conoceréis!

Ayer noche mi mujer tuvo una llamada telefónica de un señor, que apenas conocemos, para aclarar unos temas que no tenía claro respecto a una decisión tomada por nosotros días atrás. Yo no me encontraba en casa pues estaba en una reunión.

Cuando llegué me encontré a Hetepheres muy triste y con las lágrimas en los ojos y me contó la, agria y desagradable, conversación que había mantenido minutos atrás.

Por más que se quieran imponer las ideas, las formas, los modos si estos se hacen la crítica y el desprecio hacia nuestros mejores amigos, también familia y hacia nosotros mismos es porque la conciencia no se tiene limpia y se sabe que está donde está de forma más que discutible. Ha querido hacer todo “deprisa y corriendo” para acallar toda voz, conciencia o pensamiento distinto y el resultado no puede haber sido más catastróficos para sus atravesados intereses porque, al final, le ha explotado en sus propias manos todo lo que querían que pasara desapercibido.

El tiempo pone a cada uno en su sitio y uno se acaba enterando de como llegó y qué hizo para estar allí y que gracias a las buenas conciencias consiguió sus indignos propósitos.

Con este hombre habré hablado en toda mi vida en tres ocasiones y todas de forma casual. Por su voz salen expresiones inocentes, llenas de falso recogimiento y piedad aunque mezcla este innsano beaterío impostado con feroces críticas de personas que no piensan igual que él así como siembra la duda sobre su honorabilidad. Después vuelve a santurrerío de la caridad, la fraternidad, las buenas personas y la fe.

Y hablar de fe, de caridad que lleva a la fraternidad entre las buenas personas no se puede hacer de forma baladí. Uno que se dice católico y quiere serlo con coherencia no puede permitirse el lujo de tener un comportamiento inadecuado en la vida, en la familia, con los demás... La fe, las creencias no forman parte de las armas arrojadizas. Es lo más importante que tenemos los creyentes, los que defendemos nuestra fe dentro de la Santa Madre Iglesia y que por ser consecuentes somos, como es el caso, perseguidos hasta llegar al escarnio. De mí y de mi mujer puede decir lo que quiera porque nosotros rezamos por usted para que Dios lo guíe ante tanta ceguera de soberbia y vanidad como transpira aunque tenga cuidado de lo que dice porque, dando a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César, nosotros valoramos como queremos nuestro honor, nuestra dignidad, nuestra familia y si la vemos que pueden ser zaheridas por comentarios que lleven a la ignominia o la duda no dudaremos de hacer uso de todos los mecanismos legales para restituir nuestro  honor.

Ayer ví a mi mujer dolida por el trato soberbio rozando una chulería propia de las personas que están inseguras de sí y de lo que son pues, no olvidemos, que tanto una cosa como otra se han conseguido con nocturnidad y alevosía.

Llamaste para pedirnos explicaciones y te pudo tu orgullo, soberbia, despotismo y tu hondo resentimiento y desde aquí te digo que nos ratificamos punto por punto en la decisión tomada porque creemos y sabemos que “no eres digno del lugar que ocupas”. Te sobran medallas y te falta humildad, mansedumbre, fidelidad a lo que dices creer para luego hacer todo lo contrario. No olvides que el que es verdaderamente GRANDE es el más pequeño y humilde servidor. El primero debe ser el último.

Dios no se queda con nada de nadie y hace justicia en la Tierra como en el Cielo y aquel que negare al Señor, en este mundo, El lo negara delante del Padre allá en Gloria.

En estos momentos cruciales o somos cristianos, católicos o no lo somos. O defendemos la Iglesia y nos sentimos parte de la misma o estaremos engañando a propios, extraños y a nosotros mismos.

Dicen que “torres más altas han caído”. Buena y certera advertencia y más si vamos de la Mano de Jesús, nuestro Salvador, Señor de Cielos y Tierra, de lo Visible e Invisible y de la Santa Madre Iglesia.

En nuestra casa no admitimos ni toques de atención, ni advertencias contenidas, ni soberbia chulesca. Mi casa siempre está abierta a los hombres y mujeres de buena voluntad que tienen un trato educado y cordial y que son la excelsa expresión de lo que deben ser auténticas señoras y señores o como se decía antes, damas y caballeros. La educación no está reñida con la clase social ni con estudios y profesiones. ¡Todo lo contrario!

En fin, señor mío que sepa usted que a partir de ahora, cada vez que se dirija a nosotros, le aconsejo que la soberbia, el despotismo y la chulería se la deja usted en casa.

Jesús Rodríguez Arias


EL PADRE D. PEDRO E. GARCÍA DÍAZ PRESENTA EL JUEVES 2 DE MAYO EL CARTEL DEL CORPUS DE SAN FERNANDO.


LOS VASOS SAGRADOS: EL CÁLIZ..

Foto de portada



1)- EL NOMBRE

1. “Calix” viene del griego “poterion” ( ποτήριον) y significa todo vaso profundo del que uno se sirve para beber. 
(Mt.20, 22; 26, 39; 1 Cor.10,16; 11,27)
San Pablo habla del “calix benedictionis” y del “cáliz del Señor” (1 Cor.10,16; 21 y 11,27) Más tarde se lo llamará “calix sanctum”, “vas sacrum”, “vas dominicum”, “vas mysticum”, “poculum sanctum”.
Por la institución de la Eucaristía el cáliz pasó a tener carácter sagrado. Por eso antiguamente se llamaba al Jueves Santo “Natalis calicis”.
Tertuliano habla del cáliz en “De Pudicitia” VII, 10

2). Clases de cálices
En los primeros siglos existieron tres clases de cálices:
a- “Calix major”: usado por el celebrante para consagrar. Era pesado, con dos asas y de gran capacidad.
b- “Calix ministerialis o c. communicalis”: el destinado a la comunión de los fieles. Fue usado hasta el s.XIII
c- El que servía para la comunión de los recién bautizados y para darles leche y miel.

3). Forma y estilos
El cáliz tiene tres partes:
a- la copa (“cuppa”)
b- el fuste con el nudo (“nodus”)
c- el pie (“pes”)
En general era de forma circular, de profundidad variable, de boca ancha, con dos manijas y un pie.
Los antiguos usaban distintas formas de copas o vasos, con o sin pie, con o sin asas: “cántaro”, “kotilo”, “carchesium”, “cymbium”, “cissybium”, “scyphus”, “calathus”

Históricamente se pueden distinguir los cálices:
1- primitvos, 2- bizantinos, 3- románicos, 4- góticos, 5- barrocos

1. C. Primitivo: evidentemente en la época apostólica no se usan sino los vasos comunes, los greco-romanos. Había dos tipos fundamentales:
a- la copa de boca ancha y poco profunda
b- el vaso de forma alargada, tipo cubilete.
Tenían o no dos asas y un pie
Un ej. lo tenemos en el fresco eucarístico del cementerio de Calixto, donde se ve un canasto con panes y un vaso de vidrio que contiene un líquido rojo.

2. C. Bizantino: la representación más antigua de un cáliz ritual aparece en los mosaicos de San Apolinario in Classe de Ravena (s.VI): se trata de un vaso pesado y de boca ancha, sobre un pie ligero y acanalado, y con dos asas en rulo. Un cáliz similar se ve en la representación del sacrificio de Melquisedec, en San Vital.
Del s. IX debemos citar el cáliz que el emperador Miguel regaló al Papa Nicolás IV. La copa estaba engastada de piedras preciosas, circundada por un hilo de oro, del cual pendían brillantes jacintos.
Los orfebres bizantinos fabricaban maravillosos cálices de onix, y adornados con hilos de oro, los cuales se han perdido. Pero algunos ejemplares de los s.X-XI, que fueron transportados desde Constantinopla a San Marcos de Venecia, hechos en piedra dura y alabastro, dan testimonio de la maestría de los orfebres bizantinos.

3. C. Románico: hasta el s.XII se mantiene la forma ovoidal de la copa. Hacia la segunda mitad del s.XII las copas comienzan a adquirir una forma más alargada, aunque siguen siendo poco profundas. En general la profundidad es la mitad o menos que el diámetro de la copa (2/5 o 1/3).
Es en esta época que decae la comunión de los fieles bajo las dos especies, por lo que se dejan de fabricar los cálices con dos asas.

Ej. del s.XII: el cáliz de Wilten, cerca de Innsbruck; el cáliz de los Apóstoles, de Viena (antigua Salzburgo)
Ej. del s.XIII: el cáliz de Reims; el de Hugo d’Oignies, en Namur.

Antes de llegar a la época de los cálices románicos, se conoce un estilo de transición. He aquí algunos ejemplos:
- El cáliz de Antioquía , s.V-VI
- El del Museo Vaticano, s.V
- El de Gourdon, s.VI
- El cáliz de oro de Ardagh, del s.VIII, que se conserva en el Museo Nacional de Dublín. Además de oro, está hecho de plata, bronce, plomo, mica, vidrio, etc. Mide 23,1 cm. de diámetro; 17,8 cm. de alto y tiene una capacidad algo mayor a los 3 ½ litros. En la parte superior hay una franja adornada con dibujos celtas y dividida en dos secciones, en cada una de las cuales se haya escrito el nombre de un apóstol. En las dos fases se ve como adorno una cruz.
- El cáliz de Tassilon, del s.IX, que se conserva en el monasterio de Kremsmunster, Austria. Está hecho en cobre dorado; mide 25,5 cm. de altura y 15,5 cm. de diámetro. La copa es de forma semi-ovoidal, con cinco medallones que representan a Cristo y los cuatro evangelistas. También se ven motivos celtas (animales fabulosos entrelazados). La copa se une al nudo por medio de un anillo de perlas; el pie de forma cónica, tiene una base pequeña, desproporcionada con la copa
- En el tesoro de San Marcos se ven cálices de forma similar al anterior, hechos en alabastro, en ágata o en onix, con bandas metálicas sobre las cuales se hayan insertas piedras preciosas o esmaltes.

4. C. Gótico: hacia fines del s.XIII aparecen los llamados cálices góticos. Los orfebres trabajan los vasos sagrados como las catedrales, es decir, el oro y la plata como la piedra de construcción. Los cálices son hechos en formas más estilizadas; el corte del fuste se asemeja a las pilastras, con forma poligonal, de 6 y 8 caras.
En el s.XIV, si bien la forma de la copa es básicamente romana, comienza a perfirlarse la forma cónica. Para que sea más sólida se la inserta en una “falsa copa” cinselada, que da lugar a una suave transición entre la decoración más rica del hasta y la desnudez de la copa. Cada vez se enriquece y complica más el cáliz, y sobre todo el nudo: sus aristas se amplifican con polígonos biselados rectangulares o romboides, en los cuales se hacen incrustaciones de esmalte o de medallones. Más aun, asumen la forma de una construcción arquitectural: arcadas, vanos, nichos, estatuas, torres, etc, en miniatura.
El pie circular tradicional se vuelve hexagonal o poligonal, o se divide en seis lóbulos, en los que se insertan medallones esmaltados o grabados, y se lo rodea de un alto reborde.
La copa es de plata dorada; lo demás es de cobre. Tienen pocas piedras preciosas.
Ej: el de la iglesia de Gravedona (Lombardía); el de Belem (Portugal); cáliz de León X, que se conserva en Nócera (s.XIV-XV)

5. C. Barroco: la copa adquiere forma de tulipa, con los rebordes incurvados y todo el cáliz se recarga de motivos decorativos. El fuste se hace aun más largo, y el nudo se estira. El diámetreo del pie se reduce considerablemente y se enriquece con volutas, incrustaciones, estatuas, etc. “En compensación por la pérdida del antiguo aspecto arquitectónico, los cálices ganan generalmente en gracia y ligereza”.

El 30 de junio de 1922 la Sagrada Congregación de Ritos expidió un decreto para advertir a los obispos que vigilen la forma de los cálices, puesto que se había introducido una cierta corrupción artística, y contraria a las leyes litúrgicas.[3]
La copa no debe ser muy profunda, para permitir fácilmente las abluciones; el nudo no debe estar pegado a la base de la copa, puesto que según las rúbricas el celebrante toma el cáliz entre la copa y el nudo; la base debe ser ancha y de cierto peso para que el cáliz tenga estabilidad.

4). Materia

1. En la antiguedad los vasos o copas eran de diferentes materiales: oro, plata, bronce, estaño, plomo, madera. Pero desde la época de Augusto lo más común fue el vidrio. Al comienzo se traía de Alejandría pero luego se fabricó en Campania, Roma, España, Galia.
Ej que se conservan: el cáliz de vidrio azul hallado cerca de Amiens, actualmente en el Museo Británico; el descubierto en el cementerio Ostriano de Roma, que se conserva hoy en el Museo de Letrán.
En la época de Plinio los vasos de vidrio habían reemplazado completamente a los cálices de oro y plata.
Los cálices de vidrio tenían a veces como decoración el fondo pintado o decorado.
2. En el Liber Pontificalis leemos respecto del Papa San Ceferino que mandó que los ministros sostuvieran patenas de vidrio, delante del obispo celebrante, de las cuales cada sacerdote debía tomar la Eucaristía para distribuir al pueblo.
Y respecto de Urbano (227-233) : “Hic fecit ministeria sacrata omnia argentea”. Así pues según el primer texto, en la época de Ceferino la patena era de vidrio (y probablemente el cáliz); pero Urbano manda que el cáliz y la patena sean de plata.
En el Lib. Pont. se habla también de las donaciones hechas por Constantino de cálices de oro o de plata, a las basílicas romanas y ciertas ciudades de Italia. También los Papas, después del saqueo de Roma por parte de Alarico (a.410) hacen diversas donaciones, a las mismas iglesias romanas.
En esta época se habla del “scyphus”. Era el cáliz del obispo, de grandes dimensiones; de él se extraía mediante una cuchara o algún recipiente y se pasaba a los “cálices ministeriales” para dar la comunión a los fieles.
El Papa san Hilario establece un juego de vasos litúrgicos para transportar de estación en estación: un scyphus de oro, 25 “amae” para las ofrendas de vino, hechas por los fieles; 25 “scyphi” para la consagración; y 50 “cálices ministeriales” para la comunión.

San Ambrosio dice que no se debe poseer cálices de oro, sino que habría que destinar ese dinero para redimir cautivos y para agrandar cementerios. San Juan Crisóstomo: para dar de comer a los pobres. San Jerónimo dice que San Exupere, obispo de Toulouse, vendió los vasos sagrados para dar de comer a los pobres.

En el s.VIII los Papas vuelven a donar cálices grandes, pesados, y muy bien ornamentados. P.ej: Adriano 1 (772-795) dona a San Pedro un cáliz y patena de oro, que pesaban juntos 8 kg. Carlomagno donó cálices con gemas que pesaban hasta 19 kg. Estos cálices ya no podían usarse en el altar porque eran inmaniobrables. Entonces se los usó como adorno, colgando a la manera de lámparas votivas. P.ej: León IV (847-848) donó 16 cálices de plata que se colocaron “in circuitu altaris”, y 64 suspendidos entre las columnas (en San Pedro).

3. En el año 1596, en el “Ordo ad Synodum” (Pontifical) se prescribe lo que fue la regla hasta el s.XX: “El cáliz y la patena deben estar hechos en oro o plata, no en bronce, ni en cobre, vidrio o madera”.

5). Legislación

Antecedentes

Materia y forma

La copa debe ser en principio de oro o de plata, pero se tolera (por falta de recursos), el estaño. Pero si se hace en plata o estaño, debe dorarse el interior de la copa. También la patena debe estar hecha del mismo material; y en todo caso debe dorarse la parte cóncava. (Ritus servandus, 1, 1)
Evidentemente la Santa Madre Iglesia ha querido que los elementos que están destinados a recibir el Cuerpo y la Sangre de su Divino Esposo fuesen hechos de los metales más nobles y preciosos. Por eso está prohibido usar el hierro y el plomo. Tampoco se puede utilizar material frágil que pudiera quebrarse fácilmente (vidrio, porcelana); la madera, porque absorbería el Sanguis; el cobre y el bronce, porque oxidan.
Ya en el s.X distintos concilios habían prohibido estos materiales o similares.
Un decreto de la Sagrada Congregación de Ritos, del 6-XII-1866 permitió utilizar una mezcla de bronce y aluminio, de la cual resulta algo semejante al oro. (AAS vol.VI, p.590)

Consagración: Al comienzo no existe rito alguno para consagrar los vasos sagrados, sino que asumían la condición de tales al ser utilizados en la celebración de la Misa.
El cáliz y la patena deber ser consagrados por un obispo (o un sacerdote con licencia). Para ello se utiliza el santo crisma (canon 294)

En la oración se dice: “Manos piadosas han modelado este cáliz para tu servicio; cólmalo tú de la bendición que colmó el cáliz sagrado de Melquisedec; pues ni el arte ni la riqueza del material bastarían a hacer de este vaso digno de servir en tus altares.”
La consagración se pierde cuando se rompe la copa o desaparece el dorado interior. No así cuando se separa la copa del pie.

Por el inmenso respeto que tuvo siempre la Iglesia a los vasos sagrados, está prohibido que un laico, aunque sea religioso toque los vasos sagrados, salvo el sacristán. (D.4181; canon 1306) 

El cáliz (como el copón, custodia y patena) no debe quedar descubierto en público, en el altar o credencia, sino cuando está sirviendo en las funciones litúrgicas (D.4268 ad 7)

En la actualidad
Libros litúrgicos: Ritual de la dedicación de iglesias y de altares, n.113-118; Ordenación General del Misal Romano, n.287-296 [13]; Bendicional, Coeditores Litúrgicos, 1986, DELC, Barcelona. ; S.C. para el culto div., Inst. sobre algunas normas acerca del culto del misterio eucarístico “Inaestimabile donum”, 3-4-1980, n.16; AAS 72 (1980) 331-343

Materia y forma
1. “Los vasos sagrados háganse de materiales sólidos, que se consideren nobles según la estima común en cada región. Sobre este punto compete juzgar a la Conferencia Episcopal. Prefiérase, sin embargo, la materia que no se rompa o corrompa fácilmente”. (MR, n.290)
Para Argentina: “La copa de los cálices puede ser de oro, plata, acero inoxidable, cobre o bronce. En éstos dos últimos casos la copa deberá ser dorada, cromada o niquelada por dentro. Lo mismo deberá aplicarse a las patenas y demás vasos sagrados. Quedan excluidos los siguientes materiales: vidrio, cristal, aluminio, acrílico, materiales plásticos y cerámica, así como también todos aquellos que puedan absorber los líquidos o que puedan romperse o corromperse con facilidad. (XXXVIII As. Pl. de la CEA, Nov.1978, Res.n.4)
“Los cálices y demás vasos destinados a contener la sangre del Señor tengan la copa de tal material que no absorba los líquidos”.
“Los vasos sagrados confeccionados de metal oxidable, por general deben dorarse por dentro; pero si están hechos de metal inoxidable o más noble que el oro, no es necesario dorarlos” (M.R., n. 294)
“Los vasos sagrados destinados a recibir las hostias, como la patena, el copón, la custodia y otros semejantes, pueden ser confeccionados también con otros materiales de los más estimados en cada región; por ejemplo, marfil o maderas bien duras, con tal que sean aptas para el uso sagrado”.
“Los vasos sagrados de metal, generalmente, lleven la parte inferior dorada, en el caso de que el metal sea oxidable; pero si están hechos de material inoxidable o de oro noble no requieren el baño de oro”.
“Para el pan que se va a consagrar puede convenientemente usarse una sola patena más grande, en la que se colocan el pan para el sacerdote y el de ministros y fieles”.

2. “Por lo que toca a la forma de los vasos sagrados, corresponde a los artistas crearlos, según el modelo que mejor corresponda a las costumbres de cada región, siempre que cada vaso sea adecuado para el uso litúrgico a que se destina”. (MR, n.295)

Bendición del cáliz y patena
(Bendicional no.1180 ss. ; Misal no.290-95)

Hoy día basta con la bendición de un obispo o sacerdote cualquiera. Sólo se exige que el cáliz o la patena estén confeccionados según lo prescrito por el Misal Romano en su Ordenación General.
Cuando se bendicen en la Misa, la fórmula utilizada atribuye la santificación del cáliz y de la patena al contacto inmediato que se establecerá entre ellos y el cuerpo y sangre de Cristo. Fuera de la Misa, se usa una fórmula distinta, en la que su santificación se considera fruto de una bendición del Señor.

Bendición en la Misa
Terminada la Oración de los fieles se dice la siguiente oración: “Sobre tu altar, Señor Dios, colocamos, alegres, este cáliz y esta patena, para celebrar el sacrificio de la nueva alianza; que el cuerpo y la sangre de tu Hijo, que en ellos se ofrecen y reciben santifiquen estos vasos. Concédenos, Señor Dios nuestro, que, al celebrar el sacrificio de tu Hijo, nos fortalezcamos con tus sacramentos y seamos penetrados por tu Espíritu, hasta que podamos gozar con tus santos del banquete del reino celestial. A ti la gloria y el honor, Señor Dios nuestro.

Fuera de la Misa
“Dirige, Padre, tu mirada bondadosa sobre estos hijos tuyos que han colocado sobre tu altar, llenos de gozo, este cáliz y esta patena; santifica con tu bendición + estos recipientes, ya que tu pueblo, con unánime consenso, ha determinado destinarlos a la celebración del sacrificio de la nueva alianza. Haz también que nosotros, que, al celebrar los sagrados misterios, nos fortalecemos con tus sacramentos, seamos penetrados de tu Espíritu, hasta que podamos gozar con tus santos del banquete del reino celestial. A ti la gloria y el honor, Señor Dios nuestro.

6). Simbolismo

a- El cáliz nos recuerda el Sagrado Corazón de Jesús, fuente purísima de su sangre.
b- Es signo de la Pasión de Cristo: Mt. 20,22; 66, 39 y 42; Mc.10, 38; 14, 36; Lc. 22, 42; Jn.18, 11
c- Según san Pablo es símbolo de la unidad de la Iglesia (1 Cor.10, 16). (En la Cena pascual judía todos los comensales debían beber de la misma copa.)

El oro del que debe estar hecho por su brillo purísimo es imagen de la luz divina; por su nobleza y por ser material costoso, la realeza (los santos Magos ofrecieron oro al Niño Jesús); es símbolo también de la caridad, la más hermosa de las virtudes.
LOS VASOS SAGRADOS: EL CÁLIZ

1)- EL NOMBRE

1. “Calix” viene del griego “poterion” ( ποτήριον) y significa todo vaso profundo del que uno se sirve para beber. 
(Mt.20, 22; 26, 39; 1 Cor.10,16; 11,27)
San Pablo habla del “calix benedictionis” y del “cáliz del Señor” (1 Cor.10,16; 21 y 11,27) Más tarde se lo llamará “calix sanctum”, “vas sacrum”, “vas dominicum”, “vas mysticum”, “poculum sanctum”.
Por la institución de la Eucaristía el cáliz pasó a tener carácter sagrado. Por eso antiguamente se llamaba al Jueves Santo “Natalis calicis”.
Tertuliano habla del cáliz en “De Pudicitia” VII, 10

2). Clases de cálices
En los primeros siglos existieron tres clases de cálices:
a- “Calix major”: usado por el celebrante para consagrar. Era pesado, con dos asas y de gran capacidad.
b- “Calix ministerialis o c. communicalis”: el destinado a la comunión de los fieles. Fue usado hasta el s.XIII
c- El que servía para la comunión de los recién bautizados y para darles leche y miel.

3). Forma y estilos
El cáliz tiene tres partes:
a- la copa (“cuppa”)
b- el fuste con el nudo (“nodus”)
c- el pie (“pes”)
En general era de forma circular, de profundidad variable, de boca ancha, con dos manijas y un pie.
Los antiguos usaban distintas formas de copas o vasos, con o sin pie, con o sin asas: “cántaro”, “kotilo”, “carchesium”, “cymbium”, “cissybium”, “scyphus”, “calathus”

Históricamente se pueden distinguir los cálices:
1- primitvos, 2- bizantinos, 3- románicos, 4- góticos, 5- barrocos

1. C. Primitivo: evidentemente en la época apostólica no se usan sino los vasos comunes, los greco-romanos. Había dos tipos fundamentales:
a- la copa de boca ancha y poco profunda
b- el vaso de forma alargada, tipo cubilete.
Tenían o no dos asas y un pie
Un ej. lo tenemos en el fresco eucarístico del cementerio de Calixto, donde se ve un canasto con panes y un vaso de vidrio que contiene un líquido rojo.

2. C. Bizantino: la representación más antigua de un cáliz ritual aparece en los mosaicos de San Apolinario in Classe de Ravena (s.VI): se trata de un vaso pesado y de boca ancha, sobre un pie ligero y acanalado, y con dos asas en rulo. Un cáliz similar se ve en la representación del sacrificio de Melquisedec, en San Vital.
Del s. IX debemos citar el cáliz que el emperador Miguel regaló al Papa Nicolás IV. La copa estaba engastada de piedras preciosas, circundada por un hilo de oro, del cual pendían brillantes jacintos.
Los orfebres bizantinos fabricaban maravillosos cálices de onix, y adornados con hilos de oro, los cuales se han perdido. Pero algunos ejemplares de los s.X-XI, que fueron transportados desde Constantinopla a San Marcos de Venecia, hechos en piedra dura y alabastro, dan testimonio de la maestría de los orfebres bizantinos.

3. C. Románico: hasta el s.XII se mantiene la forma ovoidal de la copa. Hacia la segunda mitad del s.XII las copas comienzan a adquirir una forma más alargada, aunque siguen siendo poco profundas. En general la profundidad es la mitad o menos que el diámetro de la copa (2/5 o 1/3).
Es en esta época que decae la comunión de los fieles bajo las dos especies, por lo que se dejan de fabricar los cálices con dos asas.

Ej. del s.XII: el cáliz de Wilten, cerca de Innsbruck; el cáliz de los Apóstoles, de Viena (antigua Salzburgo)
Ej. del s.XIII: el cáliz de Reims; el de Hugo d’Oignies, en Namur.

Antes de llegar a la época de los cálices románicos, se conoce un estilo de transición. He aquí algunos ejemplos:
- El cáliz de Antioquía , s.V-VI
- El del Museo Vaticano, s.V
- El de Gourdon, s.VI
- El cáliz de oro de Ardagh, del s.VIII, que se conserva en el Museo Nacional de Dublín. Además de oro, está hecho de plata, bronce, plomo, mica, vidrio, etc. Mide 23,1 cm. de diámetro; 17,8 cm. de alto y tiene una capacidad algo mayor a los 3 ½ litros. En la parte superior hay una franja adornada con dibujos celtas y dividida en dos secciones, en cada una de las cuales se haya escrito el nombre de un apóstol. En las dos fases se ve como adorno una cruz.
- El cáliz de Tassilon, del s.IX, que se conserva en el monasterio de Kremsmunster, Austria. Está hecho en cobre dorado; mide 25,5 cm. de altura y 15,5 cm. de diámetro. La copa es de forma semi-ovoidal, con cinco medallones que representan a Cristo y los cuatro evangelistas. También se ven motivos celtas (animales fabulosos entrelazados). La copa se une al nudo por medio de un anillo de perlas; el pie de forma cónica, tiene una base pequeña, desproporcionada con la copa
- En el tesoro de San Marcos se ven cálices de forma similar al anterior, hechos en alabastro, en ágata o en onix, con bandas metálicas sobre las cuales se hayan insertas piedras preciosas o esmaltes.

4. C. Gótico: hacia fines del s.XIII aparecen los llamados cálices góticos. Los orfebres trabajan los vasos sagrados como las catedrales, es decir, el oro y la plata como la piedra de construcción. Los cálices son hechos en formas más estilizadas; el corte del fuste se asemeja a las pilastras, con forma poligonal, de 6 y 8 caras.
En el s.XIV, si bien la forma de la copa es básicamente romana, comienza a perfirlarse la forma cónica. Para que sea más sólida se la inserta en una “falsa copa” cinselada, que da lugar a una suave transición entre la decoración más rica del hasta y la desnudez de la copa. Cada vez se enriquece y complica más el cáliz, y sobre todo el nudo: sus aristas se amplifican con polígonos biselados rectangulares o romboides, en los cuales se hacen incrustaciones de esmalte o de medallones. Más aun, asumen la forma de una construcción arquitectural: arcadas, vanos, nichos, estatuas, torres, etc, en miniatura.
El pie circular tradicional se vuelve hexagonal o poligonal, o se divide en seis lóbulos, en los que se insertan medallones esmaltados o grabados, y se lo rodea de un alto reborde.
La copa es de plata dorada; lo demás es de cobre. Tienen pocas piedras preciosas.
Ej: el de la iglesia de Gravedona (Lombardía); el de Belem (Portugal); cáliz de León X, que se conserva en Nócera (s.XIV-XV)

5. C. Barroco: la copa adquiere forma de tulipa, con los rebordes incurvados y todo el cáliz se recarga de motivos decorativos. El fuste se hace aun más largo, y el nudo se estira. El diámetreo del pie se reduce considerablemente y se enriquece con volutas, incrustaciones, estatuas, etc. “En compensación por la pérdida del antiguo aspecto arquitectónico, los cálices ganan generalmente en gracia y ligereza”.

El 30 de junio de 1922 la Sagrada Congregación de Ritos expidió un decreto para advertir a los obispos que vigilen la forma de los cálices, puesto que se había introducido una cierta corrupción artística, y contraria a las leyes litúrgicas.[3]
La copa no debe ser muy profunda, para permitir fácilmente las abluciones; el nudo no debe estar pegado a la base de la copa, puesto que según las rúbricas el celebrante toma el cáliz entre la copa y el nudo; la base debe ser ancha y de cierto peso para que el cáliz tenga estabilidad.

4). Materia

1. En la antiguedad los vasos o copas eran de diferentes materiales: oro, plata, bronce, estaño, plomo, madera. Pero desde la época de Augusto lo más común fue el vidrio. Al comienzo se traía de Alejandría pero luego se fabricó en Campania, Roma, España, Galia.
Ej que se conservan: el cáliz de vidrio azul hallado cerca de Amiens, actualmente en el Museo Británico; el descubierto en el cementerio Ostriano de Roma, que se conserva hoy en el Museo de Letrán.
En la época de Plinio los vasos de vidrio habían reemplazado completamente a los cálices de oro y plata.
Los cálices de vidrio tenían a veces como decoración el fondo pintado o decorado.
2. En el Liber Pontificalis leemos respecto del Papa San Ceferino que mandó que los ministros sostuvieran patenas de vidrio, delante del obispo celebrante, de las cuales cada sacerdote debía tomar la Eucaristía para distribuir al pueblo.
Y respecto de Urbano (227-233) : “Hic fecit ministeria sacrata omnia argentea”. Así pues según el primer texto, en la época de Ceferino la patena era de vidrio (y probablemente el cáliz); pero Urbano manda que el cáliz y la patena sean de plata.
En el Lib. Pont. se habla también de las donaciones hechas por Constantino de cálices de oro o de plata, a las basílicas romanas y ciertas ciudades de Italia. También los Papas, después del saqueo de Roma por parte de Alarico (a.410) hacen diversas donaciones, a las mismas iglesias romanas.
En esta época se habla del “scyphus”. Era el cáliz del obispo, de grandes dimensiones; de él se extraía mediante una cuchara o algún recipiente y se pasaba a los “cálices ministeriales” para dar la comunión a los fieles.
El Papa san Hilario establece un juego de vasos litúrgicos para transportar de estación en estación: un scyphus de oro, 25 “amae” para las ofrendas de vino, hechas por los fieles; 25 “scyphi” para la consagración; y 50 “cálices ministeriales” para la comunión.

San Ambrosio dice que no se debe poseer cálices de oro, sino que habría que destinar ese dinero para redimir cautivos y para agrandar cementerios. San Juan Crisóstomo: para dar de comer a los pobres. San Jerónimo dice que San Exupere, obispo de Toulouse, vendió los vasos sagrados para dar de comer a los pobres.

En el s.VIII los Papas vuelven a donar cálices grandes, pesados, y muy bien ornamentados. P.ej: Adriano 1 (772-795) dona a San Pedro un cáliz y patena de oro, que pesaban juntos 8 kg. Carlomagno donó cálices con gemas que pesaban hasta 19 kg. Estos cálices ya no podían usarse en el altar porque eran inmaniobrables. Entonces se los usó como adorno, colgando a la manera de lámparas votivas. P.ej: León IV (847-848) donó 16 cálices de plata que se colocaron “in circuitu altaris”, y 64 suspendidos entre las columnas (en San Pedro).

3. En el año 1596, en el “Ordo ad Synodum” (Pontifical) se prescribe lo que fue la regla hasta el s.XX: “El cáliz y la patena deben estar hechos en oro o plata, no en bronce, ni en cobre, vidrio o madera”.

5). Legislación

Antecedentes

Materia y forma

La copa debe ser en principio de oro o de plata, pero se tolera (por falta de recursos), el estaño. Pero si se hace en plata o estaño, debe dorarse el interior de la copa. También la patena debe estar hecha del mismo material; y en todo caso debe dorarse la parte cóncava. (Ritus servandus, 1, 1)
Evidentemente la Santa Madre Iglesia ha querido que los elementos que están destinados a recibir el Cuerpo y la Sangre de su Divino Esposo fuesen hechos de los metales más nobles y preciosos. Por eso está prohibido usar el hierro y el plomo. Tampoco se puede utilizar material frágil que pudiera quebrarse fácilmente (vidrio, porcelana); la madera, porque absorbería el Sanguis; el cobre y el bronce, porque oxidan.
Ya en el s.X distintos concilios habían prohibido estos materiales o similares.
Un decreto de la Sagrada Congregación de Ritos, del 6-XII-1866 permitió utilizar una mezcla de bronce y aluminio, de la cual resulta algo semejante al oro. (AAS vol.VI, p.590)

Consagración: Al comienzo no existe rito alguno para consagrar los vasos sagrados, sino que asumían la condición de tales al ser utilizados en la celebración de la Misa.
El cáliz y la patena deber ser consagrados por un obispo (o un sacerdote con licencia). Para ello se utiliza el santo crisma (canon 294)

En la oración se dice: “Manos piadosas han modelado este cáliz para tu servicio; cólmalo tú de la bendición que colmó el cáliz sagrado de Melquisedec; pues ni el arte ni la riqueza del material bastarían a hacer de este vaso digno de servir en tus altares.”
La consagración se pierde cuando se rompe la copa o desaparece el dorado interior. No así cuando se separa la copa del pie.

Por el inmenso respeto que tuvo siempre la Iglesia a los vasos sagrados, está prohibido que un laico, aunque sea religioso toque los vasos sagrados, salvo el sacristán. (D.4181; canon 1306) 

El cáliz (como el copón, custodia y patena) no debe quedar descubierto en público, en el altar o credencia, sino cuando está sirviendo en las funciones litúrgicas (D.4268 ad 7)

En la actualidad
Libros litúrgicos: Ritual de la dedicación de iglesias y de altares, n.113-118; Ordenación General del Misal Romano, n.287-296 [13]; Bendicional, Coeditores Litúrgicos, 1986, DELC, Barcelona. ; S.C. para el culto div., Inst. sobre algunas normas acerca del culto del misterio eucarístico “Inaestimabile donum”, 3-4-1980, n.16; AAS 72 (1980) 331-343

Materia y forma
1. “Los vasos sagrados háganse de materiales sólidos, que se consideren nobles según la estima común en cada región. Sobre este punto compete juzgar a la Conferencia Episcopal. Prefiérase, sin embargo, la materia que no se rompa o corrompa fácilmente”. (MR, n.290)
Para Argentina: “La copa de los cálices puede ser de oro, plata, acero inoxidable, cobre o bronce. En éstos dos últimos casos la copa deberá ser dorada, cromada o niquelada por dentro. Lo mismo deberá aplicarse a las patenas y demás vasos sagrados. Quedan excluidos los siguientes materiales: vidrio, cristal, aluminio, acrílico, materiales plásticos y cerámica, así como también todos aquellos que puedan absorber los líquidos o que puedan romperse o corromperse con facilidad. (XXXVIII As. Pl. de la CEA, Nov.1978, Res.n.4)
“Los cálices y demás vasos destinados a contener la sangre del Señor tengan la copa de tal material que no absorba los líquidos”.
“Los vasos sagrados confeccionados de metal oxidable, por general deben dorarse por dentro; pero si están hechos de metal inoxidable o más noble que el oro, no es necesario dorarlos” (M.R., n. 294)
“Los vasos sagrados destinados a recibir las hostias, como la patena, el copón, la custodia y otros semejantes, pueden ser confeccionados también con otros materiales de los más estimados en cada región; por ejemplo, marfil o maderas bien duras, con tal que sean aptas para el uso sagrado”.
“Los vasos sagrados de metal, generalmente, lleven la parte inferior dorada, en el caso de que el metal sea oxidable; pero si están hechos de material inoxidable o de oro noble no requieren el baño de oro”.
“Para el pan que se va a consagrar puede convenientemente usarse una sola patena más grande, en la que se colocan el pan para el sacerdote y el de ministros y fieles”.

2. “Por lo que toca a la forma de los vasos sagrados, corresponde a los artistas crearlos, según el modelo que mejor corresponda a las costumbres de cada región, siempre que cada vaso sea adecuado para el uso litúrgico a que se destina”. (MR, n.295)

Bendición del cáliz y patena
(Bendicional no.1180 ss. ; Misal no.290-95)

Hoy día basta con la bendición de un obispo o sacerdote cualquiera. Sólo se exige que el cáliz o la patena estén confeccionados según lo prescrito por el Misal Romano en su Ordenación General.
Cuando se bendicen en la Misa, la fórmula utilizada atribuye la santificación del cáliz y de la patena al contacto inmediato que se establecerá entre ellos y el cuerpo y sangre de Cristo. Fuera de la Misa, se usa una fórmula distinta, en la que su santificación se considera fruto de una bendición del Señor.

Bendición en la Misa
Terminada la Oración de los fieles se dice la siguiente oración: “Sobre tu altar, Señor Dios, colocamos, alegres, este cáliz y esta patena, para celebrar el sacrificio de la nueva alianza; que el cuerpo y la sangre de tu Hijo, que en ellos se ofrecen y reciben santifiquen estos vasos. Concédenos, Señor Dios nuestro, que, al celebrar el sacrificio de tu Hijo, nos fortalezcamos con tus sacramentos y seamos penetrados por tu Espíritu, hasta que podamos gozar con tus santos del banquete del reino celestial. A ti la gloria y el honor, Señor Dios nuestro.

Fuera de la Misa
“Dirige, Padre, tu mirada bondadosa sobre estos hijos tuyos que han colocado sobre tu altar, llenos de gozo, este cáliz y esta patena; santifica con tu bendición + estos recipientes, ya que tu pueblo, con unánime consenso, ha determinado destinarlos a la celebración del sacrificio de la nueva alianza. Haz también que nosotros, que, al celebrar los sagrados misterios, nos fortalecemos con tus sacramentos, seamos penetrados de tu Espíritu, hasta que podamos gozar con tus santos del banquete del reino celestial. A ti la gloria y el honor, Señor Dios nuestro.

6). Simbolismo

a- El cáliz nos recuerda el Sagrado Corazón de Jesús, fuente purísima de su sangre.
b- Es signo de la Pasión de Cristo: Mt. 20,22; 66, 39 y 42; Mc.10, 38; 14, 36; Lc. 22, 42; Jn.18, 11
c- Según san Pablo es símbolo de la unidad de la Iglesia (1 Cor.10, 16). (En la Cena pascual judía todos los comensales debían beber de la misma copa.)

El oro del que debe estar hecho por su brillo purísimo es imagen de la luz divina; por su nobleza y por ser material costoso, la realeza (los santos Magos ofrecieron oro al Niño Jesús); es símbolo también de la caridad, la más hermosa de las virtudes.

EL ALTAR CRISTIANO: VENERACIÓN Y CUIDADO DEL ALTAR.

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1.La veneración que sintieron los cristianos a lo largo de los siglos estaba basada en todo lo que el altar simboliza, especialmente al mismo Jesucristo.
¿Cómo se manifestó esa veneración? A través de la práctica litúrgica, como extralitúrgica.
a- Por la postración y los besos. El O.R. I nos cuenta cómo el obispo se postraba al llegar al altar.
Los múltiples besos: en el rito tradicional de la Misa, el celebrante besa 9 veces el altar.
b- Desde el s.IX se colocaba en el sepulcro de la mesa de altar no sólo las reliquias de los santos, sino también tres hostias consagradas. De costumbre pasó a ser rúbrica hasta los siglos XIV-XV.
c- Por la construcción de altares de oro. P.ej: el Liber Pontificalis habla del hecho para San Pedro de Roma; también en Santa Cruz de Jerusalén; el que mandó construir Constantino para Santa Sofía de Constantinopla, etc.
El oro simboliza por un lado la humanidad gloriosa de Cristo; por otro, la caridad infinita de la cual estaba revestido.
d- Ciertas prácticas nos hablan elocuentemente del respeto inmenso que tenían los cristianos para con el ara sacra:
- Los fieles tocaban el altar para hacer sus juramentos.
- El altar gozaba del derecho de asilo: quien se aferraba a él no podía ser atacado. Luego se hizo extensivo a toda la iglesia.
- Cuando se donaba algo a la iglesia se lo colocaba sobre el altar (si era un bien inmueble, con un objeto que lo representara, p.ej., una llave).
Y no sólo las cosas, sino también las personas manifestaban su entrega a través del altar: el caballero, colocando sobre el altar su espada; el monje benedictino, depositando sobre él su carta de profesión. En el rito de consagración de un rey, se colocaba su espada, antes de ser bendecida.

2. Y de esa veneración, nace la preocupación por su buena conservación, por su embellecimiento. Las directivas impartidas por la Iglesia para el templo en general, se aplican de una manera especial al altar, que es la parte más noble de aquel.
En la Encíclica Mediator Dei (IV, 2) dice Pío XII: "Siéntase cada uno animado por aquello del salmo: 'El celo por tu Casa me consume', y esfuércese, por consiguiente, para que, aunque no llame la atención por la riqueza, ni por su esplendor, sin embargo todo cuanto pertenezca a los edificios sagrados, a los ornamentos y a las cosas del servicio de la liturgia, aparezca limpio y en consonancia con su fin, que es el culto de la Divina Majestad".
Una carta de San Jerónimo a Heliodoro va a servirnos de ejemplo: "Nepociano, que tenía grandes cualidades, no desdeñaba a la vez las pequeñas virtudes. Mejor dicho, su alma, enteramente consagrada a Cristo, se entregaba por igual a las cosas grandes y a los pequeños detalles. El santo sacerdote cuidaba, con escrupuloso esmero, de la preparación del altar, del aseo del santuario, de la pulcritud de los vasos sagrados. Su piedad se interesaba por la más mínima de las ceremonias. Antiguamente, Beseleél recibió de Dios sus aptitudes de artista para fabricar el material del culto judío. Así Nepociano también. Las virtudes que llenaban su alma desplegábanse en elegantes manifestaciones artísticas. Gustaba de adornar las basílicas y las tumbas de los mártires con flores, follajes y pámpanos. En una palabra, todo lo que había en su iglesia de encantador a los ojos, testimoniaba la piadosa industria de este sacerdote".

3. odo cristiano, y especialmente los clérigos, deben hacer suyos los devotos acentos del salmista:
"Amo, Yahvé, la casa de tu morada, el lugar del tabernáculo de tu gloria"
"Una sola cosa he pedido a Yahvé, y esto sí lo reclamo: habitar en al casa de Yavhé todos los días de mi vida; contemplar la suavidad de Yavhé y meditar en su santuario. Porque en el día malo Él me esconderá en su tienda; me tendrá seguro en el secreto de su tabernáculo, y me pondrá sobre una alta roca" (=altar)
"Envíame tu luz y tu verdad; que ellas me guíen y me conduzcan a tu santo monte, a tus tabernáculos. Así llegaré al altar de Dios, al Dios que es la alegría de mi juventud; y te alabaré al son de la cítara"
"¡Oh cuán amable es tu morada, Yahvé de los ejércitos! Suspirando, desfalleciendo, anhela mi alma los atrios de Yahvé. Mi corazón y mi carne claman ansiosos hacia el Dios vivo. Hasta el gorrión halla una casa, y la golondrina un nido para poner sus polluelos, junto a tus altares, Yahvé de los ejércitos, Rey mío y Dios mío. Dichosos los que moran en tu casa y te alaban sin cesar".
EL ALTAR CRISTIANO: VENERACION T CUIDADO DEL ALTAR

1.La veneración que sintieron los cristianos a lo largo de los siglos estaba basada en todo lo que el altar simboliza, especialmente al mismo Jesucristo.
¿Cómo se manifestó esa veneración? A través de la práctica litúrgica, como extralitúrgica.
a-  Por la postración y los besos. El O.R. I nos cuenta cómo el obispo se postraba al llegar al altar.
Los múltiples besos: en el rito tradicional de la Misa, el celebrante besa 9 veces el altar.
b- Desde el s.IX se colocaba en el sepulcro de la mesa de altar no sólo las reliquias de los santos, sino también tres hostias consagradas. De costumbre pasó a ser rúbrica hasta los siglos XIV-XV.
c- Por la construcción de altares de oro. P.ej: el Liber Pontificalis habla del hecho para San Pedro de Roma; también en Santa Cruz de Jerusalén; el que mandó construir Constantino para Santa Sofía de Constantinopla, etc.
El oro simboliza por un lado la humanidad gloriosa de Cristo; por otro, la caridad infinita de la cual estaba revestido.
d- Ciertas prácticas nos hablan elocuentemente del respeto inmenso que tenían los cristianos para con el ara sacra:
- Los fieles tocaban el altar para hacer sus juramentos.
- El altar gozaba del derecho de asilo: quien se aferraba a él no podía ser atacado. Luego se hizo extensivo a toda la iglesia.
- Cuando se donaba algo a la iglesia se lo colocaba sobre el altar (si era un bien inmueble, con un objeto que lo representara, p.ej., una llave).
Y no sólo las cosas, sino también las personas manifestaban su entrega a través del altar: el caballero, colocando sobre el altar su espada; el monje benedictino, depositando sobre él su carta de profesión. En el rito de consagración de un rey, se colocaba su espada, antes de ser bendecida.

2. Y de esa veneración, nace la preocupación por su buena conservación, por su embellecimiento. Las directivas impartidas por la Iglesia para el templo en general, se aplican de una manera especial al altar, que es la parte más noble de aquel.
En la Encíclica Mediator Dei (IV, 2) dice Pío XII: "Siéntase cada uno animado por aquello del salmo: 'El celo por tu Casa me consume', y esfuércese, por consiguiente, para que, aunque no llame la atención por la riqueza, ni por su esplendor, sin embargo todo cuanto pertenezca a los edificios sagrados, a los ornamentos y a las cosas del servicio de la liturgia, aparezca limpio y en consonancia con su fin, que es el culto de la Divina Majestad".
Una carta de San Jerónimo a Heliodoro va a servirnos de ejemplo: "Nepociano, que tenía grandes cualidades, no desdeñaba a la vez las pequeñas virtudes. Mejor dicho, su alma, enteramente consagrada a Cristo, se entregaba por igual a las cosas grandes y a los pequeños detalles. El santo sacerdote cuidaba, con escrupuloso esmero, de la preparación del altar, del aseo del santuario, de la pulcritud de los vasos sagrados. Su piedad se interesaba por la más mínima de las ceremonias. Antiguamente, Beseleél recibió de Dios sus aptitudes de artista para fabricar el material del culto judío. Así Nepociano también. Las virtudes que llenaban su alma desplegábanse en elegantes manifestaciones artísticas. Gustaba de adornar las basílicas y las tumbas de los mártires con flores,  follajes y pámpanos. En una palabra, todo lo que había en su iglesia de encantador a los ojos, testimoniaba la piadosa industria de este sacerdote".

3. odo cristiano, y especialmente los clérigos, deben hacer suyos los devotos acentos del salmista:
"Amo, Yahvé, la casa de tu morada, el lugar del tabernáculo de tu gloria"
"Una sola cosa he pedido a Yahvé, y esto sí lo reclamo: habitar en al casa de Yavhé todos los días de mi vida; contemplar la suavidad de Yavhé y meditar en su santuario. Porque en el día malo Él me esconderá en su tienda; me tendrá seguro en el secreto de su tabernáculo, y me pondrá sobre una alta roca" (=altar)
"Envíame tu luz y tu verdad; que ellas me guíen y me conduzcan a tu santo monte, a tus tabernáculos. Así llegaré al altar de Dios, al Dios que es la alegría de mi juventud; y te alabaré al son de la cítara"
"¡Oh cuán amable es tu morada, Yahvé de los ejércitos! Suspirando, desfalleciendo, anhela mi alma los atrios de Yahvé. Mi corazón y mi carne claman ansiosos hacia el Dios vivo. Hasta el gorrión halla una casa, y la golondrina un nido para poner sus polluelos, junto a tus altares, Yahvé de los ejércitos, Rey mío y Dios mío. Dichosos los que moran en tu casa y te alaban sin cesar".

INTERCOMUNIÓN EUCARÍSTICA.

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En estas condiciones de diálogo teológico, la participación común en la Eucaristía, por muchos deseada como signo de unidad, es posible solamente en ciertas situaciones que implican a los individuos singulares y no a las comunidades eclesiales como tales, según las posiciones oficiales de las diversas Iglesias. 
Mientras la participación común en la Eucaristía y la misma «concelebración» de la Cena son comúnmente admitidas entre las confesiones protestantes, comprendida la Comunión Anglicana. No obstante en la Iglesia católica y especialmente las Iglesias ortodoxas se sitúan en posiciones rígidas, es decir, de absoluta negación de un determinado modo de celebrar la Eucaristía con ministros de las otras Iglesias y también entre ortodoxos y católicos.

La Iglesia ortodoxa ha confirmado recientemente la oposición también a la hospitalidad eucarística para cristianos individuales de otras confesiones, comprendidos los católicos. El mismo Patriarcado ortodoxo de Moscú que había concedido la «reciprocidad» de la comunión eucarística hacia la Iglesia católica en el caso en que los fieles católicos en caso de necesidad quisieran acercarse a la comunión, ha vuelto a sus rígidas posiciones de absoluta negación.
La Iglesia católica prohíbe a sus miembros la participación eucarística mediante la comunión en las otras Iglesias. Solamente en caso de necesidad autoriza a los propios fieles a acceder a la Eucaristía en las Iglesias en que ésta es considerada válida, es decir, prácticamente en las Iglesias ortodoxas. A su vez en caso de necesidad admite a la comunión eucarística a los fieles de las Iglesias orientales que no tienen comunión con la Iglesia católica, en caso de que «lo pidan espontáneamente y estén bien dispuestos»; «esto vale para los miembros de las otras Iglesias las cuales, a juicio de la Sede Apostólica, en relación con los sacramentos en cuestión (en este caso la Eucaristía) se encuentren en la misma condición que las Iglesias orientales». Los otros cristianos, sin embargo, a juicio del obispo o de la Conferencia Episcopal, pueden recibir en determinados casos de necesidad la Eucaristía, a condición de que manifiesten la fe católica sobre este misterio y estén bien dispuestos 150.
El Catecismo de la Iglesia Católica recuerda, en síntesis, la posición de la Iglesia respecto a la intercomunión (nn. 1399-141).
La Eucaristía queda así en el centro mismo de la unidad de la Iglesia como condena de las divisiones en el Cuerpo de Cristo y como estímulo de la búsqueda de aquella unidad «católica», plena y perfecta, en la fe y en la vida, vivida por la Iglesia en los diez primeros siglos de su existencia, pero con las fisuras e imperfecciones de aquel tiempo. Renunciar a esta tensión hacia la plena unidad, sobrepasando las etapas de una paciente búsqueda de la verdad y del amor, sería renunciar al sentido pleno de la Eucaristía como causa y signo de la plenitud de la unidad eclesial según el querer de Cristo.
INTERCOMUNIÓN EUCARÍSTICA

En estas condiciones de diálogo teológico, la participación común en la Eucaristía, por muchos deseada como signo de unidad, es posible solamente en ciertas situaciones que implican a los individuos singulares y no a las comunidades eclesiales como tales, según las posiciones oficiales de las diversas Iglesias. 
Mientras la participación común en la Eucaristía y la misma «concelebración» de la Cena son comúnmente admitidas entre las confesiones protestantes, comprendida la Comunión Anglicana. No obstante en la Iglesia católica y especialmente las Iglesias ortodoxas se sitúan en posiciones rígidas, es decir, de absoluta negación de un determinado modo de celebrar la Eucaristía con ministros de las otras Iglesias y también entre ortodoxos y católicos.

La Iglesia ortodoxa ha confirmado recientemente la oposición también a la hospitalidad eucarística para cristianos individuales de otras confesiones, comprendidos los católicos. El mismo Patriarcado ortodoxo de Moscú que había concedido la «reciprocidad» de la comunión eucarística hacia la Iglesia católica en el caso en que los fieles católicos en caso de necesidad quisieran acercarse a la comunión, ha vuelto a sus rígidas posiciones de absoluta negación.
La Iglesia católica prohíbe a sus miembros la participación eucarística mediante la comunión en las otras Iglesias. Solamente en caso de necesidad autoriza a los propios fieles a acceder a la Eucaristía en las Iglesias en que ésta es considerada válida, es decir, prácticamente en las Iglesias ortodoxas. A su vez en caso de necesidad admite a la comunión eucarística a los fieles de las Iglesias orientales que no tienen comunión con la Iglesia católica, en caso de que «lo pidan espontáneamente y estén bien dispuestos»; «esto vale para los miembros de las otras Iglesias las cuales, a juicio de la Sede Apostólica, en relación con los sacramentos en cuestión (en este caso la Eucaristía) se encuentren en la misma condición que las Iglesias orientales». Los otros cristianos, sin embargo, a juicio del obispo o de la Conferencia Episcopal, pueden recibir en determinados casos de necesidad la Eucaristía, a condición de que manifiesten la fe católica sobre este misterio y estén bien dispuestos 150.
El Catecismo de la Iglesia Católica recuerda, en síntesis, la posición de la Iglesia respecto a la intercomunión (nn. 1399-141).
La Eucaristía queda así en el centro mismo de la unidad de la Iglesia como condena de las divisiones en el Cuerpo de Cristo y como estímulo de la búsqueda de aquella unidad «católica», plena y perfecta, en la fe y en la vida, vivida por la Iglesia en los diez primeros siglos de su existencia, pero con las fisuras e imperfecciones de aquel tiempo. Renunciar a esta tensión hacia la plena unidad, sobrepasando las etapas de una paciente búsqueda de la verdad y del amor, sería renunciar al sentido pleno de la Eucaristía como causa y signo de la plenitud de la unidad eclesial según el querer de Cristo.

SAN FERNANDO: EL CONSEJO SE REUNIÓ CON LAS HERMANDADES PARA ANALIZAR LA PASADA SEMANA SANTA.

El Castillo de San Fernando


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Nota de prensa del Consejo de Hermandades y Cofradías de San Fernando sobre la Semana Santa de 2013.

“Durante la última semana han tenido lugar en la sede del Consejo Local de Hermandades y Cofradías diversas reuniones con las Hermandades que procesionan cada día de la Semana Santa con los respectivos Vocales de Día de la Junta Permanente de este organismo.La celebración de estas reuniones han tenido como objetivo,analizar las incidencias ocurridas durante la pasada Semana Santa,el funcionamiento de las Hermandades entre sí y con la Junta Permanente del Consejo,así como la colaboración municipal y de los cuerpos de protección y seguridad ciudadana que ha supuesto una novedad este año,sustituyendo el informe individual que hasta ahora se enviaba y que ha sido muy bien acogida por las corporaciones de penitencia de nuestra ciudad.
Pese a que las inclemencias meteorológicas influyeron y condicionaron un año más el normal desarrollo de la Semana Santa, en general,las estaciones de penitencia de las Hermandades transcurrieron prácticamente sin incidencias destacables que no influyeron en el desarrollo normal de los itinerarios previstos.
Mayores problemas planteó la aparición de la lluvia en otras jornadas,afectando al desarrollo de la Estación de Penitencia de las Hermandades que procesionaron el Martes Santo,así como la madrugada y tarde del Viernes Santo,obligándolas a modificar sus horarios e itinerarios previstos sobre la marcha.Del mismo modo las previsiones climatológicas adversas,llevaron a las Hermandades del Miércoles Santo y el Domingo de Resurrección,así como  a la Hermandad de la Soledad,a suspender sus salidas procesionales.
Aún así,es unánime entre las Hermandades afectadas,especialmente entre aquellas que se vieron sorprendidas por la aparición de la lluvia en la tarde del Martes y en la madrugada y la tarde del Viernes Santo,la opinión de que se actuó conforme las circunstancias lo demandaron en cada momento,tanto por parte de éstas como por parte de la Junta Permanente del Consejo,destacándose y poniéndose de manifiesto el buen nivel de comunicación y coordinación entre las partes implicadas.
Por parte de las hermandades se destacó así mismo la colaboración prestada por los servicios y funcionarios municipales en todo lo referente a facilitar la eliminación de obstáculos que dificultaban el normal desarrollo de los itinerarios previstos por las mismas.
Igualmente, se destacó también la colaboración prestada por el cuerpo de Policía Nacional, Policía local y Protección Civil,en especial en el caso  de las Hermandades que se vieron obligadas a modificar sus itinerarios con motivo de la lluvia.
A todos ellos,así como al equipo del gobierno municipal,el Consejo Local de Hermandades y Cofradías quiere a través de estas líneas,manifestarles su agradecimiento por su colaboración durante la pasada Semana Santa.
En general,las Hermandades han considerado como aspecto positivo,mantener en el futuro el grado de comunicación y colaboración entre éstas y la Junta Permanente del Consejo durante la pasada Semana Santa;valorando positivamente la celebración de estas reuniones que han servido para realizar propuestas de acciones concretas y posibles modificaciones de itinerarios ya de cara a la próxima Semana Santa,sobre las que se comenzará a trabajar en breve.
La Junta Permanente del Consejo agradece a todas las hermandades su colaboración durante la pasada Semana Santa,así como su participación y colaboración en las reuniones llevadas a cabo,en la seguridad de que el trabajo conjunto entre éstas y los respectivos Vocales de Día,servirá para mejorar el desarrollo de las estaciones de penitencia de las Hermandades y la Semana Santa de nuestra Ciudad.

EL PATRÓN DE SAN FERNANDO, SAN JOSÉ, PROCESIONA EN LA TARDE DE MAÑANA MIÉRCOLES 1 DE MAYO.

El Castillo de San Fernando



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La Venerable Hermandad y Esclavitud del Bendito Patriarca Señor San José saldrá en procesión este miércoles 1 de mayo, festividad de San José Obrero. La procesión saldrá a las 19:00 horas y recorrerá la Plaza de la Iglesia, Real, General Serrano, Cortes de la Real Isla de León, Plaza del Rey, Isaac Peral, Real (tras el andén), calle San José, Plaza de San José (Estación Menor ante Jesús Sacramentado en la Capilla de los Desamparados), calle Virgen de los Desamparados, Dolores, Pérez Galdós, San Cristóbal, San Francisco de Asís, San Pedro Apóstol, Jorge Juan, San Vicente, Pérez Galdós, Soledad, Real, Plaza de la Iglesia y recogida, a las 23:30 horas.
La banda Sociedad Filarmónica Santa María de las Nieves de Olivares, acompañará el paso, que portará  la cuadrilla de hermanos cargadores de la Esclavitud, con Manuel Jesús García Almarcha como capataz y Pregonero de las Glorias de este año.
El apartado de estrenos para la salida procesional cuenta con nuevas cartelas laterales del paso del Patrón, realizadas por el tallista sevillano Antonio Ibáñez Vallés. También, se estrenará un juego de potencias en plata y una nueva vestimenta para el Niño Jesús donado por el vestidor de la imagen.
La Hermandad expondrá por primera vez públicamente la reliquia que posee del titular de la iglesia Mayor, San Pedro Apóstol, portada por un acólito y acompañado de luz, que abrirá la representación de los grupos y hermandades de la parroquia.