jueves, 27 de febrero de 2014

EL CARDENAL ROUCO, JUNTO A LA TUMBA DE SAN PABLO: "TENEMOS QUE SER VALIENES HABLANDO DE CRISTO".

 
 
 
El cardenal Rouco visita mañana viernes al Papa Francisco, junto a los obispos de la Provincia Eclesiástica de Madrid. El miércoles, el arzobispo de Madrid presidió una Misa junto a la tumba de san Pablo, concelebrada por numerosos obispos españoles, que celebran esta semana la visita ad limina a la Santa Sede
Noticia digital (27-II-2014)


Foto AVAN
Acercarse a los sepulcros de los apóstoles Pedro y Pablo «es algo esencial y constitutivo» de un visita ad limina, resaltó el cardenal Rouco en su homilía en la Basílica de San Pablo Extramuros. Es una tradición «que viene de lejos, y con la cual queremos sellar nuestra fidelidad a la hora de cumplir con el deber de ser sucesores de los apóstoles».
«La Iglesia vive de la sucesión apostólica, una medida que la constituye», añadió el arzobispo de Madrid. «Sin sucesión apostólica, no hay Iglesia, no hay ministerio del anuncio del evangelio, no hay ministerio de los sacramentos, y no hay pueblo de Dios, constituido como cuerpo de Cristo».
El Presidente de la Conferencia Episcopal aludió especialmente a la figura de san Pablo, que «fue un testigo valiente, comprometido» en el anuncio del evangelio. «Y lo fue en los teatros más diversos en los que se desarrolló su vida». Por tanto, «ser sucesores de los apóstoles es renovar nuestra vocación fundamental de ser sucesores suyos, sucesión que se transmite sacramentalmente de una forma plena en el legado del episcopado, de una forma participada en el grado del presbiterado análogamente y cualitativamente distinta por los seglares es uno de los primeros y grandes frutos de la visita ad limina».
Una renovación, manifestó, que hay que llevarla hoy «a segmentos de la población donde esas raíces han sido olvidadas, a veces negadas y hasta, a veces, combatidas o destruidas, pero donde todavía, naturalmente, por gracia de Dios son muchos los que no las han olvidado, los que ven de ellas y forman parte por lo menos mínimamente fiel del pueblo de Dios, el cuerpo de Cristo». Y añadió: «Nosotros tenemos que hacer de pedros y de pablos a la vez a la hora de ser testigos del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo en el mundo que nos ha tocado vivir».
«A la acción de gracias por habernos mantenido fieles al sí a la vocación apostólica, tenemos también que unir nuestra plegaria para que seamos fieles a ella en estos momentos de la historia de la Iglesia y de la historia de España en relación con la Iglesia». Y recordando las palabras del Papa Francisco, añadió que «no tenemos que tener miedo a ser testigos claros, explícitos, inoportunos de Jesucristo Nuestro Señor su obra salvadora. No tenemos que tener miedo tampoco a que nuestra vida, ese testimonio no sea solo de palabras sino de obras, de forma de existir, de forma de servir, como de ser pastores de la Iglesia y cuidadores del mundo y de los hombres que tenemos más cerca. Pero tenemos que pedir sobre todo, aquí muy cerquita del sepulcro del apóstol Pablo, que tenemos que ser testigos valientes con la palabra». «Tenemos que ser valientes como Pablo hablando de Cristo y hablando de su evangelio»,.
Análisis Digital / Alfa y Omega

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