sábado, 26 de julio de 2014

* DESDE VILLALUENGA.

Almudena y Leti, dos mujeres preciosas en todos los sentidos.



El farol que alumbra el patio de mi casa en Villaluenga alumbra pues cuando faltan unos minutos para que den las diez de la noche ya casi va anocheciendo y el cielo va transformándose en bella y plácida serenidad mientras las montañas aparecen ante mi vista rasgando el horizonte.

En mi bendito pueblo es donde mejoro por día que pasa y donde casi ha desaparecido esa pequeña molestia que me ha acompañado gran parte de la semana y que me ha llegado a fatigar tanto.

Compartir desayuno con nuestro querido amigo Miguel Ángel Pacheco se ha convertido en una tradición, en una liturgia donde la buena conversación, las risas y los comentarios se llegan a convertir en lo mejor de la mañana. Esta mañana se ha unido a nosotros Juande que me ha prestado un libro, que se ve muy interesante, para que lo lea y le de mi opinión. Prometo que lo haré cuando termine alguno de los que tengo abiertos en estos momentos.

Íbamos a ir a la piscina en cuya cantina anoche se celebró una fiesta ibicenca aunque no me he encontrado en condiciones pues el cansancio y un sopor tremendo ha hecho que permanezca en casa leyendo un rato el libro de mi buen amigo y sacerdote José Antonio Medina Pellegrini, "Brochero, el discípulo misionero" del cual me estoy empapando y disfrutando. Es uno de esos libros que lo coges y no lo sueltas hasta que no lo terminas.

También he escrito y actualizado el blog antes de almorzar. El paso siguiente de después de ingerir, muchas veces esforzando la maquinaria, la comida es dormir una buena siesta metido en la cama y tapadito pues en mi casa no se percibe para nada el calor reinante.

La tarde, tanto de ayer como de hoy, ha sido un extraordinario ejercicio de la buena amistad. Salimos de casa sobre las siete de la tarde y recorrimos el pueblo, nos adentramos por la Avenida de los Arbolitos, dimos de comer a los gatitos de Mateo, saludamos a Paco, de la Velada, y nos dirigimos hacia casa de Miguel Ángel para recogerlos e irnos a dar nuestro ya tradicional paseo.

Hoy el pueblo está muy concurrido pues se casa el alcalde D. Alfonso Moscoso, en segundas nupcias, la ceremonia se ha celebrado en la plaza del Ayuntamiento y ha presidido la misma mi querida y buena amiga Almudena Barea del Valle, Juez de Paz, y auxiliada por otra querida y buena amiga, Leti Gutiérrez Benitez que ha sido la fedataria de esta ceremonia civil. Gran cantidad de vecinos han asistido a la misma y muchos otros invitados venidos de afuera hacía que la céntrica calle Real estuviera más concurrida de lo que es normal.

Quiero felicitar muy sinceramente a Alfonso Moscoso y a su esposa y les deseo toda clase de felicidad en su nuevo matrimonio.

Mientras Miguel Ángel se preparaba para dar nuestra particular vuelta pudimos saludar a sus queridas hermanas María Jesús y Esperanza, dos mujeres de bandera, y a Pepe que es marido de la primera y que tiene un corazón de oro molido.

Entre tantas chaquetas, corbatas y estilosos vestidos vernos a nosotros en camiseta y pantalón corto hacía que desentonáramos de lo que nos rodeaba.

Nos encaminamos por las calles del pueblo con destino a la glorieta. Cuando pasamos por la Plaza de Toros la vimos acondicionada para recibir a los novios e invitados y pude comprobar que la prestigiosa Venta Antonio era la encargada de ofrecer el catering.

Nosotros íbamos a lo nuestro conversando sobre nuestras respectivas vidas, contándonos nuestras vivencias, recuerdos, ocurrencias. Al llegar al último banco nos sentamos, yo me encontraba muy agotado, y allí entre bromas y risas pasó largo rato.

Ya de vuelta pasamos otra vez por la Plaza de Toros y en las afueras estaban los invitados tomando un aperitivo y pudimos ver y saludar a Pepe Sellez y esposa, Pedro García y su mujer Toni, Mateo y esposa, Juan Carlos, Juande, a lo lejos con el grupo de jóvenes pude distinguir a Berna Barea así como a la madre de Alfonso a la que felicitamos por partida doble.

Poco a poco nuestra buena caminata iba tocando a su fin. Miguel Ángel se despidió para ir a casa de su hermana Esperanza y nosotros nos encaminamos para la nuestra porque yo me encontraba verdaderamente fatigado.

En la Alameda junto a un grupo de amigos estaban Almudena y Leti que estaban radiantes y muy guapas, luciendo moreno y lozanía por igual. Son estas dos buenas amigas dos mujeres de bandera en el sentido más amplio de la expresión. La foto que ilustra este post lo dice realmente todo.

Ya el sábado cobra unos derroteros de llegar a su fin y aquí en mi patio junto al farol que me alumbra y me da paz escribo en el más total de los silencios solo roto por algunos cánticos de los jóvenes scouts que están parando en la antigua casa del cura.

No quiero terminar sin dar las gracias a nuestro buen y querido amigo Miguel Ángel Pacheco por su coherencia, su valía, su ejemplo, su saber estar porque es un buen amigo que lo demuestra a diario.

Mientras una parte de Villaluenga está de boda y se divierte otra está sumida en la tranquilidad que da este bendito pueblo.

Recibid todos mis queridos convecinos, amigos un fuerte abrazo y que Dios os bendiga.

Jesús Rodríguez Arias

No hay comentarios:

Publicar un comentario