domingo, 31 de agosto de 2014

EL ARZOBISPO DE BURGOS CONSTATA QUE EL TIEMPO HA DADO LA RAZÓN A PABLO VI EN SU ENCÍCLICA HUMANAE VITAE.

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«SE CONVIRTIÓ EN LA GRAN CRUZ DE SU PONTIFICADO»


En su última carta semanal, Mons. Francisco Gil Hellín, arzobispo de Burgos, asegura que no hay más que ver lo que ocurre en Europa, con una crisis demográfica severa, para comprender la razón que asistía al papa Pablo VI cuando advirtió en la encíclica Humanae Vitae que la contraconcepción provocaría no sólo una alarmante disminución de los nacimientos sino la destrucción del amor humano, aumentando el número de abortos y de divorcios, con el consiguiente perjuicio para los mismos cónyuges y, por supuesto, de sus hijos.
30/08/14 11:16 AM | Imprimir | Enviar

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(InfoCatólica) El prelado castellano asegura que «la doctrina de la Humanae vitae contradecía -y contradice- los gustos del tiempo y desafiaba el clima cultural de la época y los enormes intereses económicos de las grandes multinacionales. Su enseñanza es, ciertamente, exigente y no se recuerda con gusto. Perotampoco el Evangelio se sigue con gusto y deja de ser exigente».
Don Francisco asegura que la encílica «se convirtió en la gran cruz de su Pontificado y fue uno de los escritos magisteriales más contestados de los últimos tiempos, fuera y dentro de la Iglesia. `Raramente –escribió en 1995 el cardenal Ratzinger- un texto de la historia reciente del Magisterio se ha convertido en signo de contradicción como esta encíclica´».

Le Monde da la razón a Pablo VI

El arzobispo recuerda que «hace pocos días un periódico tan poco sospechoso como Le Monde decía que hay que potenciar la regulación de los nacimientos por métodos naturales y no por la píldora. Eso es, exactamente, lo que decía hace cincuenta años la Humanae vitae».
Mons. Gil Hellín concluye su carta asegurando que «el remedio contra el divorcio, la violencia sexual, el abandono de los hijos y la misma pervivencia como pueblo no está en el control artificial de los nacimientos mediante el uso de la píldora «del día después» u otras, sino en descubrir la belleza del amor humano y del amor conyugal, viendo el cuerpo humano no sólo como un instrumento de placer sino como un medio privilegiado de comunicación personal y de autoentrega al otro».

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