martes, 26 de agosto de 2014

INFANCIA ENCICLOPÉDICA; POR ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ.

Diario de Cádiz


DE TODO UN POCO

Infancia enciclopédica

ENRIQUE / GARCÍA-MÁIQUEZ | ACTUALIZADO 26.08.2014 - 01:00
COMO me descuide, se me pasan las vacaciones de este año sin recomendar ningún libro. Menos mal que los cielos se apiadan de nosotros y el verano, gracias a la majestuosa y pródiga astronomía, es mucho más largo que nuestras tasadas vacaciones. Si yo lo recomiendo hoy, hasta el veintitrés de septiembre, hay tiempo de sobra. Además, Breve enciclopedia de la infancia se lee, como su nombre indica, enseguida. 

Lo que su nombre despista, en cambio, es el género literario. No se trata de una enciclopedia. Emilio Gavilanes, el autor, fue galardonado por este título con el XVI premio Tiflos de novela, y eso es el libro. Aunque el primer golpe de vista no lo adivine, porque está organizado según "definiciones" dispuestas en orden alfabético. Eso le da una apariencia fragmentaria que se aviene muy bien con los usos de la posmodernidad, pero mucho mejor con los caprichos de la memoria, que viene y va, y cuyo puzle tenemos que montar para conseguir el dibujo nítido de la historia completa. 

No es un puzle difícil. Pronto van emergiendo, entre unas anécdotas y unos conceptos y otros, los personajes principales y los secundarios. Y la evocación del primer amor, de una orfandad heroica, de un barrio obrero de Madrid en los setenta, de la amistad, de las relaciones con los padres, de un mendigo sabio y loco... 

El libro está lleno de imágenes poderosas y delicadas. Un ejemplo: "Tormentas de verano. Durante los primeros instantes parecía que la acera se llenaba de monedas". No es, sin embargo, una novela poética solamente. Hay narraciones trepidantes, como la entradaTraición, maravilloso cuento de fútbol. Y mucho temple épico en las correrías de los niños por el barrio y más allá, en el enfrentamiento con las últimas sombras de la Guerra Civil. Un niño logra el milagro (así lo califican, con toda propiedad) de consolar a un atormentado anciano perseguido por sus remordimientos de la Guerra Civil con una frase: "Dios no va a juzgar al que fue usted, ni siquiera al que es ahora. Mi padre me dijo una vez que juzgará al que queremos ser". 

La desconcertante inteligencia, rayana en la genialidad, de los niños; su inocente crueldad; la belleza del mundo, aun en solares polvorientos; la fuerza de la libertad; el amor de los padres; el humor... Qué rápidas se están pasando mis vacaciones este año y, sin embargo, gracias, entre otras cosas, a este libro, qué hondas se van quedando.

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