martes, 27 de enero de 2015

LOMBARDI, UN APELLIDO DE LEYENDA EN EL FÚTBOL AMERICANO: ABUELO Y NIETO CATÓLICOS DE MISA DIARIA.

Religión en Libertad

Lombardi, un apellido de leyenda en el fútbol americano: abuelo y nieto, católicos de misa diaria


Cada año, los ganadores de la Super Bowl, la liga nacional de fútbol americano, alzan el Trofeo Vince Lombardi, que así se llama la estatuilla con un balón ovalado que les acredita como triunfadores. La "copa" lleva el nombre de un legendario entrenador, Vince Lombardi (1913-1970), quien ganó cinco ligas nacionales en los años sesenta con los Green Bay Packers, así como las dos primeras Super Bowl (1966 y 1967), y es famoso por las sentencias ("los ganadores nunca abandonan, quienes abandonan nunca ganan" es una de ellas) con las que motivaba a sus jugadores. 

Su filosofía de la vida (sacrificio, humildad, hambre de victoria) se tradujo en el principio del Segundo Esfuerzo, según el cual la diferencia entre lo ordinario y lo extraordinario y el secreto de la excelencia es excederse, dar un extra cuando todo parece indicar que estamos al límite.(Ver abajo el vídeo en el que el mismo Lombardi explica el principio del Segundo Esfuerzo.)

En 1973 la cadena ABC emitió una serie sobre la vida de Vince Lombardi en la que fue interpretado nada menos que por Ernest Borgnine, un secundario de lujo de la época dorada de Hollywood.





Una portada de Time, un sello de Correos... Vince Lombardi fue la perfecta encarnación del éxito en los Estados Unidos en los años 60, pero un éxito encarnado en la fe, la familia, la humildad y el sacrificio.

En 2010, uno de los que alzaron el Trofeo Vince Lombardi fue su nieto Joe, a la sazón entrenador de quarterbacks de los New Orleans Saints, ganadores ese año de la Super Bowl. Los Lombardi se convertían así en una histórica saga de entrenadores, y aunque ni uno ni otro han sido jugadores de primer nivel, Vince destacó en el fútbol universitario y Joe en las competiciones militares, pues fue miembro de las Fuerzas Aéreas.




Drew Brees, quarterback de los New Orleans Saints, alza el Trofeo Vince Lombardi al ganar la Super Bowl en 2010. El entrenador de quarterbacks del equipo era Joe Lombardi.

Toda su fuerza, de la Eucaristía
Pero además de esta trayectoria deportiva, los Lombardi coinciden en un catolicismo activo y militante. Vince asistió a misa diariamente durante toda su vida, y cuando tenía doce años y ejercía como monaguillo llegó a pensar en ser sacerdote, ingresando de hecho en el seminario menor. Solía llevarse a su equipo a la iglesia antes de cada partido local, y cuando iba a trabajar cada mañana pasaba por la parroquia de San Willebrord en Green Bay (Wisconsin) y tras comulgar rezaba esta oración: "Señor, si he de morir hoy, o de forma imprevista en cualquier momento, quisiera recibir esta comunión como mi viático". "Toda mi fuerza procede de la misa diaria y de la comunión", solía proclamar, insistiendo a quienes le escuchaban en "la confianza en Dios y la dependencia de Él": "Es ese mismo Dios, señores, que ha ganado hasta ahora todas Sus batallas".

La saga continúa
Vince se casó en 1940 y tuvo dos hijos, Vince Jr y Susan. Joe Lombardi es el hijo menor de los cuatro que tuvo Vince Jr, y el nieto que continúa la saga de éxitos que inició el jefe del clan. Tras seis años en los New Orleans Saints (los "santos" de Nueva Orleáns, un equipo bien anclado en la amplia población católica de la principal ciudad de Louisiana), en enero de 2014 fichó por los Detroit Lions, donde dirige los entrenamientos del equipo en labores ofensivas.

A sus 43 años y padre de seis hijos, Joe es fiel a la tradición católica de su familia: "Vengo de una tradición futbolística familiar, pero las tradiciones específicamente católicas, que también he recibido de mi familia, son las más importantes para mí. No llegué a conocer a mi abuelo, pues murió nueve meses antes de que yo naciera, pero su catolicismo vive en mí, y eso es lo más valioso", explicó a Trent Beattie en una entrevista para el National Catholic Register.



Joe Lombardi lleva ya una importante trayectoria como entrenador en el fútbol americano.

Joe confiesa que tuvo sus flaquezas en la fe a causa de la formación recibida en colegios religiosos durante la crisis postconciliar: "Fue muy común en mi generación perderse en medio de la confusión catequética de los años 70 y 80. Los padres enviaban a sus hijos a colegios católicospresumiendo que recibirían una educación católica, pero no es eso lo que solía pasar. También hubo culpa por mi parte, por no interesarme en escuchar la verdad, pero en las aulas no nos daban precisamente una buena formación en la fe".

"Ad Orientem"
Joe volvió a interesarse en la religión hace quince años, cuando contrajo matrimonio y un sacerdote les recomendó a su mujer Molly y a él un CD favorable a los anticonceptivos. Les provocó tal rechazo que decidieron formarse en las enseñanzas de la Iglesia: "Nuestra búsqueda produjo grandes resultados. Ahora nos gusta vivir rodeados de tradiciones católicas, entre ellas la misa tradicional, a la que asistimos en una parroquia un domingo al mes. Los demás domingos vamos a una misa según la forma ordinaria, en inglés, pero con el sacerdote celebrando ad Orientem[hacia Oriente: cara al sagrario en vez de cara al pueblo, una costumbre que está reintroduciéndose en numerosas diócesis norteamericanas].

Joe tiene el mismo aprecio que su abuelo Vince por la Eucaristía: "Es la fuente y la cumbre de nuestra fe, por lo cual deberíamos hacer todo lo posible porque lo pareciese, en vez de degradar el acontecimiento. Por eso considero que vale la pena el esfuerzo de buscar una misa donde lo hagan bien. Me ayuda a tener un sentido más adecuado de las cosas importantes y a rezar mejor".

"Es asombroso cuando saber lo que realmente sucede en cada misa", continúa: "No es una colección caprichosa de ritos humanos, es algo que se originó con Jesús y ha llegado hasta nosotros. Cada una de las partes de la misa tiene un significado profundo porque son reflejo de Jesús".

Vida diaria de oración
Joe celebra los domingos de una forma especial que va más allá de la misa, al menos cuando sus obligaciones con el equipo se lo permiten: "Nos juntamos con una o dos familias más y después de ir a la iglesia comemos juntos, jugamos con los niños, etc.".

Y con sus seis hijos procura llevar una vida de oración en el hogar: "Intentamos rezar todos los días el Rosario y la Coronilla de la Divina Misericordia, e incluso el Angelus tres veces al día. La intercesión mariana y la misericordia de Dios están íntimamente relacionadas".

Joe concibe así su papel en el hogar: "Es un privilegio ser padre de una familia católica, donde no sólo transmites a tus hijos la vida natural, sino también la vida sobrenatural. Eso es más importante que cualquier victoria en la Super Bowl, y es lo que intento transmitir cuando intervengo ante los Catholic Athletes for Christ [Deportistas Católicos por Cristo]. La Super Bowl me sirve para captar su atención, pero lo más relevante es vivir según las enseñanzas de Jesús, que se encuentran en su integridad en la Iglesia católica".

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