lunes, 30 de marzo de 2015

* A LAS CINCO Y CUARTO DE LA TARDE...



A las cinco y cuarto de la tarde empieza y termina mi "particular" Lunes Santo, a las cinco y cuarto de una tarde con un sol de verdadera justicia se volverán abrir las puertas de la Iglesia del Santo Cristo para que la austera cruz de guía de mi querida Hermandad de los Afligidos se plante en la calle haciendo, una vez más, que esa catequesis plástica que supone el cortejo procesional de la Cofradía de los Estudiantes.

Filas con los nazarenos justos de hábito blanco y antifaz rojo irán saliendo pausadamente mientras queda tan poco para que el retablo dorado que tallara Antonio Martín siendo el imaginero Manuel Carmona y el dorador Manuel Calvo se personara en plena plaza Teresa de Calcuta para dar paso a uno de los misterios más impresionantes y humanos que existen.

Afligidos y Amargura son tus nombres,
Amargura y Afligidos tus apellidos,
Afligidos y Amargura de tantos hombres,
que buscan en Amargura y Afligidos su sentido.

Ya Jesús y Su Madre María están en la calle,
ya un nuevo Lunes Santo ha nacío,
sin vuestra mirada aún espero que me halle,
apoyado el Hijo en la Madre en cada mecío.

Que ya está en la calle Afligidos,
que se pare el corazón de mi Isla,
que ya está en la calle la Madre de mi vida,
sosteniendo el peso de todos los Afligidos.

El tiempo de mi vida se para cada Lunes Santo,
a las cinco y cuarto de una tarde llena de sentidos,
que ya en mi bendita Isla de San Fernando,
está recorriendo sus calles mi Hermandad de Afligidos.

Dice el bolero que la "distancia es el olvido" y os puedo asegurar que no es así porque kilómetros y kilómetros me separan de San Fernando un Lunes Santo después de treinta años sin faltar ni una sola vez, mi corazón está afligido y lleno de amargura por saberme tan lejos de poder contemplar esa mirada única que se dan Madre e Hijo, esa mano firme que se apoya en los hombros de María mientras Ella soporta en su Amargura todo el peso de la Cruz y del Amor de su Bendito Hijo Jesús, ese cortejo serio, ese andar sereno, ojos húmedos de emoción, tristeza, súplicas y esperanza, mucha esperanza de los nazarenos, penitencia que va tras el paso y de las personas que lo contemplan.

Sí, aunque no esté allí, veo a Aurora Ortega Castro y Paco Ruiz Brenes así como a tantos buenos y queridos hermanos que acompañan en la penitencia o en el lugar que les correspondan a Jesús y su Madre manteniendo una distancia pues no quieren perder ni un solo momento la Mirada de Jesús a María, la Mirada que nos dirige a cada uno de nosotros todos los días.

Sí, mi queridos hermano, hoy a la cinco y cuarto de la tarde se para el reloj de mi vida pues Jesús de los Afligidos y María Santísima de la Amargura están en la calle y con Ellos el Lunes Santo empieza y termina.

Recibid todos un fraternal abrazo y os pido que cuando estéis delante de Ellos recéis por mí.

Jesús Rodríguez Arias

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