miércoles, 26 de agosto de 2015

EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN; POR JOSÉ ANTONIO SIGLER

EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN: «¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que...". (Evangelio del día). Durísimas estas palabras de Jesús que le dirige a este colectivo que todo lo que tienen es "fachada", pero por dentro es "ruina", corrupción y pecado. Vamos, que con ese amplio currículum no hay quien se salve, y, con esta denuncia, lo menos que le puede pasar a Jesús es que le  quieran quitar de enmedio. Pero Jesús no lo dice para dejar en evidencia al autor,  para emitir una sentencia, sino que lo hace porque desea ardientemente rescatar al pecador y quiere descubrirle su "pecado" y que se convierta. Ni tampoco las dice para provocar,  ni incitar, las dice para denunciar una situación y un estilo de vida de su época. Pero esto es perfectamente extrapolable al mundo actual, que vive estas situaciones con un marketing extraordinario, con una frivolidad muy acentuada y con una gradualidad de la ley muy acusada (como no llegamos al listón de la ley, lo bajamos y pocas cosas son pecados). Ya no creemos en el poder de Dios (o no nos interesa) sino que "uno es lo que consigue ser", sin importar el medio, por ello la lectura de San Pablo suena a "música celestial": «También, por nuestra parte, no cesamos de dar gracias a Dios, porque al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros los creyentes.» Y, fijaros en esta última expresión: «que permanece operante». Pues pidamos a Dios que restaure el interior de nuestras "fachadas", que siga "operando" nuestras enfermedades del "ser" (las denunciadas y muchas más), porque se contagian con facilidad y nos impide gozar de los bienes del Señor. Santa María de Caná, ruega por nosotros.

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