viernes, 28 de agosto de 2015

EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN; POR JOSÉ ANTONIO SIGLER

EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN: «Las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta». (Evangelio del día). Esta parábola es similar a la de ayer, pero la de hoy tiene unos matices diferentes. Dios nos tiene preparado un "banquete" a todos,  pero depende de nosotros acogerlo –y prepararnos– para ser digno de la fiesta, «Por tanto, velad», dice la escritura. Es verdad que muchos se preparan, pero ¿se hace una buena preparación?, porque podría ser que pensemos que estamos en el grupo de las "doncellas sensatas" y, en realidad, estemos en el grupo de las "doncellas necias", ya que el problema de las "necias", no es que no llevaran alcuza (aunque así lo dice la parábola), sino que les faltó el "aceite" y cuando fueron a buscarlo llegaron tarde. En este punto podríamos tomar dos actitudes: Rebajar el listón de "la Ley" (Gradualidad de la ley) o "edulcorar" "la Ley". El primer punto lo entendemos bien: rebajo las "exigencias" que me implica ser cristiano y entramos todos en el banquete. El segundo punto podría ser que me dedique a rezar (no orar) "como papagayos" (y cuántos más, mejor) y ya tengo el "billete de entrada" al banquete. Una clave de todo esto podría estar en el aviso: «¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!», vamos, que no nos escaqueemos, ni intentemos meterle el gol, ni le mareemos la perdiz. Fijaros lo que dice San Pablo (sin anestesia): «Y que en este asunto nadie pase por encima de su hermano ni se aproveche con engaño... Dios no nos ha llamado a una vida impura, sino sagrada». Pues que Dios nos ayude y nos impulse a ser como las buenas doncellas y nos dejemos de "beateríos baratos" y otras milongas. Santa María de Caná, ruega por nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario