miércoles, 26 de agosto de 2015

PARA MEDITAR

El tiempo es el mayor don que Dios nos ha podido hacer, pues en él podemos conseguir que nuestra vida fructifique. Reúne en sí un abanico de posibilidades: Trabajar, descansar, contemplar, admirar, dialogar, proyectar el futuro y hacer significativo el presente... Y también es ocasión para entregarnos a los demás. 

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