lunes, 28 de diciembre de 2015

EL AÑO DE LA MISERICORDIA EN LAS CÁRCELES DE MALAWI CONTADO POR UN MISIONERO

Ayuda a la Iglesia Necesitada

 



Se han multiplicado los proyectos para proporcionar condiciones de vida dignas hasta ahora el sistema judicial y penal se centra en un método: el castigo del convicto


AIN-. (Agencia Fides) “Después de la iniciativa de Patrizia Lavaselli de llevar los dibujos de las mujeres de la prisión de máxima seguridad de Zomba a la Accademia Carrara de Bérgamo, esta nueva aventura parece milagrosa”, escribe el padre Piergiorgio Gamba, misionero Monfortino, comentando la nominación del álbum “I have no everything here”, realizado por Zomba Prisión Band, formada por detenidas de la cárcel de Malawi, a los Premios Grammy que se entregarán el 15 de febrero de 2016 en Los Ángeles. “Un sueño, una nueva etapa en el largo proceso de reconciliación con uno mismo y con el mundo, una oración y un grito, peor también una señal de que la misericordia no tiene fronteras”, dice el misionero.


En el año de la Misericordia en otras prisiones de Malawi, uno de los países más pobres del mundo, se han multiplicado los proyectos para proporcionar condiciones de vida dignas. “La población de Malawi se duplica cada dieciocho años hasta llegar a los actuales diecisiete millones de habitantes. De ellos, alrededor de catorce mil están recluidos en las mismas prisiones que hace ya cincuenta años eran insuficientes. El sistema judicial y penal sigue siendo el que dejo como legado la época colonial y se centra sólo en un método: el castigo del convicto. Un sistema que deshumaniza a la persona haciéndola incapaz de reconstruir su vida”, dice el padre Gamba, que es presidente de la Confraternidad Carcelaria de Malawi y miembro de la Inspección de Prisiones. Gracias a estos cargos, el p. Gamba participa en la elaboración del Informe Anual de las prisiones para el Parlamento.

Entre las iniciativas promovidas por el misionero está la renovación de la prisión de Ntcheu, un trabajo realizado por los mismos detenidos que “casi han completado el trabajo de una prisión en al que vivir con dignidad mientras están detenidos para redimir sus propias vidas”. “Una historia que tiene como objetivo ayudar a los que han ofendido y los que han sido ofendidos, en nombre de la Misericordia”, concluye el misionero.

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