sábado, 26 de diciembre de 2015

* A SANTIAGO MUÑOZ ROMERO





Son para mí estos días de Navidad muy especiales y por eso mismo voy a intentar escribir de lo que siento, de quienes admiro, de personas que hacen que cada día sea importante.

A estas horas ya me encuentro en esa intimidad que tanto nos gusta a los que nos dedicamos a esto de la escritura cuando la noche ya se ha hecho hueco, el silencio impera en el lugar donde me "retiro" para coger al vuelo a lo que llaman "inspiración".

Una copa de brandy, un buen puro y la melodiosa armonía que adquiere el teclado cuando se pulsa como si de un piano se tratara. ¿Quién ha dicho que el escribir no tenga también su melodía?

Hacía tiempo que quería escribir de mi buen amigo y hermano Santiago Muñoz Romero y pienso que si no he encontrado ni el momento, lugar o quien sabe si las palabras ha sido porque Dios así lo ha dispuesto ya que tenía que ser en este preciso momento y lugar.

He escogido esta fotografía de su perfil de Facebook porque en ella se ve más de lo que a simple vista se puede captar.

¿Qué es lo ves cuando miras tan detenidamente mi querido Santi?

La vida no es para nada fácil y eso no hace falta que te lo diga hermano. 

¿Te acuerdas de esos tiempos de Isla Televisión o de Radio La Isla? ¿O cuando trabajaste en Antena 3, Canal Sur TV o la misma TVE?

Eres un periodista de los de verdad, de los que saben la importancia que tiene el informar a todos de lo que sucede y si las mismas son buenas mucho mejor.

Eres un periodista de bandera, de los que lleva la profesión en la misma masa de la sangre, de los que investiga y luego pone la voz, también la cara, a lo que está ofreciendo. Eres un profesional de ese periodismo que no solo se aprende en la facultad sino en la misma vida, en el día a día. 

¿Cuántas vivencias y sueños se han quedado por el camino a fuerza de vivirlos?

Estando en lo más alto, con muchas personas a tu cargo, nunca te olvidaste de La Isla de tus orígenes y siempre que podías le prestabas, lo sigues haciendo hoy en día cuando las circunstancias son tan diferentes, tu ayuda, tu colaboración a cuantos proyectos te presentaban.

Llevas el apostolado cofrade en la genética y bien sé  que te has volcado al mil por cien con las Hermandades y Cofradías de San Fernando del que ha sido hasta Pregonero de su Semana Santa donde nos deleitaste con uno de los más bellos pregones donde el verso imperó sobre la prosa con la belleza y la dificultad que eso conlleva. Me acuerdo de ese Domingo de Pasión, pues estaba presente, como nuestro querido Iñaki Bermejo te hacía una presentación llena de verdadera amistad.

Me dije, cuando apenas te conocía, Santiago es un poeta que vive en clave poética. De hecho tienes en tu haber un poemario que lleva por título "La sombra de la luna". Sí, solo un poeta es capaz de captar y ver la sombra de la luna que ilumina la negritud de cada noche.

Sí, querido Santi, eres un poeta y solo un poeta puede enfocar la vida, con sus mieles y sus hieles, como lo estás haciendo querido amigo.

Periodista, poeta, escritor, cofrade y sobre todo una persona llena de honor, dignidad, saber estar...

Sólo un poeta, cuyo corazón late en pura poesía, es capaz de hacer frente a la gloria con la humildad con lo que lo has hecho y esa humildad, esa sencillez, ha prevalecido también en los momentos duros, agrios, que también has saboreado. 

Sólo un poeta como tu, querido Santiago, es capaz de entregarte con tu Familia como tu lo haces a diario luchando porque tus hijos Santi y Alberto consigan sus metas. Siempre escuché en casa eso de que el que es buen hijo también es buen marido y en ti un dicho queda plasmado lo que es la realidad.

Dicen que todas las comparaciones son odiosas aunque cuando te veo, hablo contigo, sé más de ti veo muchas semejanzas en esa preciosa película que echaban antes en estas fechas, cuando las navidades eran más puras, más auténticas y no tan horteras como las de hoy en día, y que el mensaje que contenía era que hacer el Bien siempre tiene recompensa.

Sí, cuando te veo Santi me acuerdo de "¡Que bello es vivir!". Tienes cierta similitud con James Stewart, cuyo personaje se desvivía por su pueblo, sus gentes, haciéndoles la vida más fácil y cuando por circunstancias de la vida todo se volvió negro fueron sus amigos, su pueblo, los que le ayudaron igual que ayudó en su momento.

Tú, Santiago, has hecho toda tu vida el Bien, has ayudado, has colaborado con todo el que te lo ha pedido y pienso que deberías recibir al menos una décima parte de todo lo que has hecho por los demás. A lo mejor es que soy un romántico que también a mi manera vivo la vida en clave de la belleza de la poesía.

Hoy, te he querido dedicar este particular artículo escrito en mi bendito pueblo de Villaluenga del Rosario que bien sabes es mi lugar en la vida, en mi particular Atalaya donde puedo ver, observar e incluso hacer sin ser visto.

Y lo he escrito de corazón porque eres un buen hombre, un gran profesional, un poeta...

Recibe un fraternal abrazo hermano y ya sabes donde me tienes.

Jesús Rodríguez Arias

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