sábado, 30 de abril de 2016

* A GUILLERMO RIOL.




Hoy, cuando me he levantado y he abierto la ventana me he encontrado que una suave y cadenciosa lluvia se esparcía suavemente en mi bendito pueblo de Villaluenga del Rosario. Me he sentado en el lugar de siempre y me he ido tomando ese café bien cargado que antes me había preparado pues todo forma parte de la liturgia de empezar cada día en un lugar como este que está escogido por Dios.

Según pasaban las horas el día iba clareando hasta que un sol blanco y cálido ha disipado el gris de las primeras horas de la mañana y solo el olor a tierra mojada que impregna cada sentido nos sirve de recuerdo de esas gotas tempraneras.

Hoy me he levantado con inmensas ganas de escribir a base de recuerdos que al final se unen con mi particular día a día. 

Os hablo de hace mucho años, de mi niñez y primera juventud, en aquella casa al ladito del Convento del Carmen en San Fernando donde vivíamos "pared con pared" con la Virgen del Carmen. Recuerdo a mi madre que después de almorzar se ponía en su habitación a escuchar esa radio alargada de plástico color verde. ¡Una modernidad para la época! Aunque ahora sería apreciada por lo antigua que en este mundo tan hortera llama "vintage".

Me acuerdo de la sintonía y la inconfundible voz de "Elena Francis" o de tantas voces más cercanas que a fuerza de escucharlas se habían hecho familiares. Entre ellas estaba la de la persona a la que hoy, a esta hora de esta sabatina mañana del último día del mes de abril, le dedico mi particular artículo a modo de tributo y homenaje a toda una vida: Guillermo Riol.

Sí, escuchaba a Guillermo Riol y lo que son las cosas también yo acabé escuchándolo tanto en las retransmisiones que hacía desde el Falla en esos Carnavales de "Agüita Clara" o "A fuego vivo", en las procesiones de Semana Santa o en cualquier noticia que se produjera en la vecina Cádiz así como sus aledaños.

He crecido, también madurado, con la inconfudible voz de Guillermo, con su profesionalidad a prueba de las mismas pruebas, con su búsqueda constante por ofrecer esa información libre, veraz, independiente...

Un periodista de pura raza, de los antiguos, de los que a fuerza de patearse la calle y de echar horas y horas informando que al fin y a la postre es su gran vocación, se ha convertido en un referente a seguir para las nuevas generaciones de periodistas.

Conozco y admiro a muchos profesionales de esta noble y perseguida profesión. Sé que la inmensa mayoría ejerce la libertad de expresión, de opinión, ofreciendo noticias veraces donde la independencia marque esa línea que no se puede pasar porque cuando la pierdes estás perdido y también vendido.

Son los medios de comunicación y los periodistas que los componen el Cuarto Poder y a los que ellos se enfrentan, a los que a ellos insultan, a los que a ellos persiguen, a los que a ellos intentan eliminar se les vuelve todo de cara y el día menos pensado sale a la luz lo que tanto han querido ocultar y se sanseacabó.

Precisamente "esos" que atacan de forma continua a la libertad de prensa, de opinión, de expresión, es decir, que atacan continuamente a la Libertad tienen mucho que esconder y mucho que callar y por eso, precisamente por eso, actúan de esta vil manera.

Guillermo Riol, como periodista de raza, ha sufrido las mieles de la gloria aunque también de la injusticia, de la incomprensión y del dolor aunque al final Dios es tan justo que pone a cada uno en sus sitio y el que ha ido de cara por la vida más tarde o temprano la verdad resplandece.

Guillermo Riol está rodeado de personas, de todos los lugares, que lo admiran y apoyan por su buen hacer  y también por unos cuantos mediocres y envidiosos que lo preferirían tan lejos que ni se escuchara su voz. ¡Eso es lo que pasa por ser una persona cabal y un profesional como la copa de un pino!

Admiro y quiero a Guillermo Riol porque lo conozco desde niños aunque no nos hallamos visto aunque eso espero hacerlo más pronto que tarde ya sea en la eterna Tacita de Plata o en mi bendito pueblo de Villaluenga del Rosario. El sitio puede ser la perfecta excusa para verse dos amigos que no se han visto nunca.

Llevo ya algunos años metido en esto de la información por internet, en ella ejerzo mi particular evangelización por medio de SED VALIENTES, así como en las redes sociales y ha querido Dios bendecirme con la amistad virtual de Guillermo Riol. Facebook se ha convertido en una particular casapuerta para afianzar una amistad que se traducirá en ese abrazo que estoy deseando a dar al dueño de la voz que ofrecía información mientras mi madre, algunas veces con lágrimas en los ojos por la reciente muerte de mi padre, escuchaba lo que en ese preciso momento estaba pasando en Cádiz, en los aledaños y en el mismo mundo.

¡Gracias Guillermo Riol por tantos años al servicio de la Verdad que como bien sabes, querido amigo, nos hace Libres!

Con un fraternal abrazo lleno de cariño y admiración.

Jesús Rodríguez Arias 

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