domingo, 24 de julio de 2016

* IGNACIO.



Dice mi querido hermano en la fe y en la misma vida, Jesús Bustamante morejón una frase que podría condensar este artículo que hoy he publicado en exclusiva en INFORMACIÓN en el apartado que dirige y coordina mi buen hermano Pepe  Moreno Fraile.

A mediados de junio me despedí de todos los fieles lectores hasta pasado el verano, hasta que una nueva estación alumbrara el calendario y nuestro día a día, aunque me he permitido hacer un alto en este camino del descanso, de la desconexión para escribir un artículo dedicado expresamente a mi querido hermano en la eternidad Ignacio Bustamante Morejón y que hoy domingo hace justamente tres años que nos dejó a todos para encaminarse a la Casa del Padre.

Y como no puedo permitirme que su memoria, sus obras, todo cuanto hizo en vida, caiga en ese precipicio que lleva directamente al olvido, escribo cada año un artículo dedicado a su persona porque me sale del corazón y porque también lo considero de justicia.

Agradezco profundamente a INFORMACIÓN y a Pepe Moreno Fraile su generosidad por cederme, aún estando de vacaciones, mi tribuna de cada domingo así como a todos vosotros por seguir leyendo cuanto se pasa por mi mente y corazón.

Decía Jesús Bustamante Morejón: "No muere quién se va, muere quién se olvida...".

Jesús Rodríguez Arias 


IGNACIO



Tres años ya y no te caes de la memoria de los que te queremos aunque a decir verdad también de esos que ni muerto pueden perdonar y menos olvidar, la envidia unida a la soberbia tiene esas cosas, lo grande que fuiste como persona, como cristiano-cofrade y como cañailla.

Tres años en los que el mundo, España y San Fernando han ido cambiando y solo tiempo, único juez inescrutable, nos dirá si ha sido para bien o todo lo contrario. Lo único que sé es que si estuvieras vivo estarías trabajando por las grandes pasiones que alimentaron tu vida porque si algo te caracterizaba era tu entrega y servicio en lo que creías y querías.

Tres años hace que iniciaste tu particular “Camino de Santiago” en el que tenías la intención de abrazar al Apóstol Santiago y al final el que te terminó abrazando fue el mismo Dios.

Tres años de un accidente que todavía nadie se explica por muchos argumentos y justificaciones técnicas que nos puedan ofrecer para intentar distraer la atención de un hecho tan grave que se llevó tantas vidas inocentes por delante y dejó unas secuelas que duraran siempre para tantos familiares y amigos que aunque vivos lloran cada día la ausencia de los que fallecieron un día como el de hoy en un tren alvia en Santiago de Compostela.

Y junto a ti se fueron otros cuatro queridos amigos, conocidos isleños, que hicieron que los finales de mes de julio de cada año nuestro ánimo se torne sombrío y la honda tristeza por vuestra ausencia nos llegue incluso arañar las entrañas. Hoy hace también tres años que nos dejaron Rosa, Antonio, Francisco y Esperanza.

Este, como bien os podéis presuponer, es uno de esos artículos que más me cuesta escribir pues las palabras salen muy lentamente y cada una de ellas lleva impresa muchos latidos del propio corazón. Cada año que pasa me gustaría callar más y hablar menos en estos días tan señalados, me gustaría pasar mi particular duelo en medio del silencio hecho oración, de que tus seres más queridos; tu mujer, hijas, hermanos, amigos del alma y todos los que te querían y quieren sientan mi calor y compañía. Sí, querido Ignacio, no sabes cuanto daría por hoy guardar silencio. Pero no lo haré, no debo hacerlo, porque no voy a consentir que el olvido se torne sobre ti, sobre tu obra, tu herencia que nos dejaste a todos con verdadera ejemplaridad.

Nadie es “profeta en su tierra” y si en vez de centrar tu vida en torno a esta ciudad, al apostolado que engloban las Hermandades y Cofradías de las que fuiste hace mucho ya un eficaz servidor tanto en la presidencia del Consejo como el verdadero impulsor de la querida Hermandad del Huerto a la cual entregaste gran parte de tu existencia y hubieras ofrecido solo una quinta parte de lo que has dado a esta bendita Isla a otro lugar seguro que hace mucho serías uno de sus hijos más recordados, un hijo predilecto.

Por eso mientras recorres la calle de ese olvido impuesto al que tantos no dejan de mirar en la distancia seguiré alzando la voz en este desierto nuestro de cada día para que todos recuerden quién fue mi querido hermano en la eternidad Ignacio Bustamante Morejón. ¡Así de sencillo!

Quiero agradecer a Pepe Moreno Fraile, buen hermano y amigo, así como “San Fernando Información”, por haberme permitido publicar este artículo en la tribuna que tan generosamente me ceden porque saben mejor que nadie lo importante que es para mi el que la memoria de nuestro querido hermano y amigo Ignacio esté presente y más si  cabe en este día en el que hace justamente tres años se fue junto a Antonio, Rosa, Francisco Esperanza y tantos como en Santiago murieron en un tren que los llevaban para encontrarse con el Apóstol y fueron abrazados por el mismo Dios.

Mi recuerdos, oraciones y consuelo a Pepa, Gracia, Macarena, sus queridos hermanos, Familia, hermanos del alma, amigos verdaderos y todos los que quisieron y quiso nuestro  admirado y querido Ignacio Bustamante Morejón. Que la Gracia y Esperanza de Cristo y María os bendigan.

Jesús Rodríguez Arias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario