sábado, 31 de diciembre de 2016

* GRACIAS POR DEJARME APRENDER COMPARTIENDO CONTIGO





Termina este año 2016 y soy de los que me gusta recrearme en lo bueno que Dios me ha proporcionado, los caminos que se han abierto en vez de mirar las puertas que se han podido cerrar.

Por eso en este día tan especial quiero dar las GRACIAS y de forma muy especial a la persona a la cual dedicada por entero mi último artículo del año en INFORMACIÓN en el apartado que dirige y coordina mi buen hermano Pepe Moreno Fraile.

Solo nos falta que llegue el inminente 2017 y que lo vivamos tan apasionadamente como los latidos del corazón.

¡¡FELIZ AÑO Y SED FELICES!!

Jesús Rodríguez Arias 




GRACIAS POR DEJARME APRENDER COMPARTIENDO CONTIGO




No pongo ni hora, fecha, lugar o año a la estima y admiración que desde siempre se ha tenido en casa a Enrique Montiel Sánchez. Mi padre Juan José compartía lazos de íntima amistad con Luis Berenguer que a su vez también la mantenía con Enrique Montiel. Tanto unos como otros forman parte de ese patrimonio inmaterial de un valor incuantificable que forma parte del ADN de La Isla de unos tiempos pasados que en esta ocasión si se puede decir que fueron mejores sin lugar a la duda.

Ese cariño, esa admiración, hizo que desde pequeño fuese un ávido lector de cuanto publicaba y llega hasta mí un recuerdo tan personal y bonito de como fui reuniendo mes por mes para poder comprar “Calle Comedias” que es un libro que ha estado en mi biblioteca desde siempre y que hace tan solo unos meses lo he releído con el deleite propio de los ya viven un poco a base de recuerdos.

Siempre noté su presencia, su compañía, su apoyo y oración en los momentos verdaderamente malos de mi enfermedad, nuestros viajes a la Capital del Reino hasta llegar esa fecha fija en el calendario como fue la de mi operación y los meses, ya años, de una recuperación que nunca se llega a terminar.

Y lo seguía en sus artículos del Diario, la labor tan impresionante en la Expo'92 o de un Bicentenario de la Constitución de Cádiz con un elenco de eventos y personalidades que visitaron la Tacita de Plata donde se podía percibir bien a las claras la huella y el sello de Enrique Montiel así como también de su gran amigo Enrique García-Agulló.

También destacó cuando se hizo cargo en San Fernando en la pasada legislatura para coordinar todo lo concerniente al mítico cantaor José Monje Cruz, Camarón de La Isla. Desde luego eligieron para tal encomienda al más conocedor de la persona y el mito que en 2017 cumple los veinticinco años de su fallecimiento y que recuerdo en esas fechas de 1992 San Fernando quedo desbordada por completo. Pienso que en este singular tema cuanto diga Enrique Montiel Sánchez es palabra de ley aunque algunos en su atrevimiento pudieran pensar lo contrario.

Y ha tenido que ser Villaluenga del Rosario la que una nuestras vidas y nos ha hecho acompasar nuestros pasos para disfrutar de momentos únicos en torno a la buena amistad. En este pequeño pueblo acunado por siempre por el eterno Caíllo y protegido por una Virgen morena por la que todos sienten un amor incondicional Enrique ha descubierto un sentido nuevo de lo que es la Felicidad, una felicidad compartida.

Hoy termina el año, un año que ha dado para mucho, un año que quedará por siempre en nuestros recuerdos y hoy quiero darte las gracias, mi querido Enrique Montiel, por permitirme aprender compartiendo tanto contigo. Gracias por hacerme partícipe de tus recuerdos, por tu día a día, por tus impagables enseñanzas en torno a este difícil y apasionante mundo de la literatura, por abrirme tantas puertas, por darme a conocer tanto con la mayor naturalidad posible, por ser tan buen amigo, un padre en muchas cosas, un extraordinario compañero en este tramo del camino de la vida que Dios está permitiendo que transitemos juntos.

Sí, es un honor el compartir con quién siendo todo en el mundo literario, haber hecho mella en el apostolado cofrade con pregones y exaltaciones que quedarán en el recuerdo, un distinguido académico, un hombre culto y sabio, un insigne isleño de los que debería tener por lo menos una avenida o simplemente ser hijo predilecto, si hubieras nacido en otros lares seguro tendrías amplios reconocimientos, una persona tan apasionada que ama cuanto hace que escribe al ritmo de latidos “El tamaño del corazón” que es un libro que parece salido del mismo alma.

Cañaílla de origen, de condición, enamorado de cada palmo de esta bella ciudad y donde pierde el sentío admirando ese atardecer único en la Casería mientras charla con Bartolo y payoyo de adopción pues nuestro bendito y encalado pueblo, que parece hecho a mano, donde sus gentes son sencillas, honradas, amables, hospitalarias, entregadas, humildes abren sus corazones a los que en verdad aman a Villaluenga y ofrecemos nuestras vidas en dar a conocer un sitio tan único, tan especial, que a diario hace grande la pequeñez.

Sí, querido Enrique Montiel, permíteme que te de las gracias por aprender compartiendo tanto contigo y te lo diga precisamente hoy que termina el año y que de este modo pueda  desear a todos un Feliz 2017.

Jesús Rodríguez Arias


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