viernes, 31 de marzo de 2017

SEMANA SANTA EN VILLALUENGA DEL ROSARIO


JESÚS NAZARENO. JUAN JOSÉ PUNTAS Y RAFAEL HUERTAS SORIA

ÁVILA: TERESA DE JESÚS VUELVE AL CONVENTO DE LA ENCARNACIÓN A PESAR DE LA LLUVIA

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La imagen de Santa Teresa protegida con un plástico, a su paso por la muralla. SANCHIDRIÁN-EFECon motivo del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, la Fiesta de la Toma de Hábito que se celebró ayer acogió un hecho histórico, el del traslado en procesión de la imagen de la patrona de Ávila desde el convento de La Santa hasta el monasterio de la Encarnación. La lluvia hizo acto de presencia en mitad del recorrido y la talla de Gregorio Fernández, que fue tapada con plásticos, tuvo que refugiarse en el Parador durante unos minutos.
Antes de que saliera la imagen, la iglesia del convento de La Santa se llenó para la misa que presidió el prior, David Jiménez, quien leyó el fragmento del Libro de la Vida en el que la mística abulense relataba su toma de hábito. «Santa Teresa recuerda años más tarde ese paso como un momento importante, señaló el carmelita. Por un lado, el sufrimiento que lleva por salir de la casa de su padre, pero, por otro, la alegría también de entrar en el monasterio de la Encarnación».
El himno de España sonó cuando la imagen salió de la iglesia-casa natal, acompañada por los aplausos del público que se encontraba ante la fachada principal del templo. Otros muchos se congregaron al final del recorrido. La Virgen de la Clemencia, la imagen que tienen en el coro del convento de La Encarnación, salió al patio de la entrada para recibir la talla de La Santa. El Patronato de la Virgen de las Vacas cedió las andas, la mesa con faldillas y el chubasquero bordado.
Conmemoración
La Fiesta de la Toma de Hábito de Teresa conmemora la entrada de Teresa de Cepeda y Ahumada en el convento de la Encarnación como hermana carmelita. Allí pasó gran parte de su vida Santa Teresa y surgieron sus ideas para llevar a cabo una reforma de la orden del Carmelo. No es la primera vez que esta imagen peregrinaba hasta dicho templo, pero nunca antes se había trasladado coincidiendo con esta celebración.
Además, hoy se celebra a las 18:00 horas una eucaristía presidida por el padre Miguel Márquez, provincial de Castilla de la Orden del Carmelo. Se contará con la música de la Escolanía del Valle de los Caídos. Una vez terminada la misa, se procederá al regreso de la imagen de Santa Teresa de nuevo a su casa natal, sobre las 20:30 horas.
Como cuenta el capellán de la Encarnación, Nicolás González, esta fiesta de la Toma de Hábito de Santa Teresa se remonta a los años posteriores a su canonización, entre 1622 y 1630. «Introdujeron la fiesta de su santo hábito, que fue el día 2 de noviembre, y por la conmemoración de los difuntos se celebra el día 3, señala. Fue una manera de presencializar en la casa los momentos culminantes de la vida de la Madre Teresa».
La comunidad de monjas contemplativas de La Encarnación reproduce fidedignamente este acontecimiento, con las mismas ceremonias con que se hicieran el 2 de noviembre de 1536: procesión, rúbricas, misa, sermón y hasta los mismos padrinos.

"CHRISTUS" TOMA FUERZA EN EL 75º ANIVERSARIO DE LA JUNTA

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La Junta de Semana Santa presentó ayer la 23ª edición de su revista oficial, Christus. El centro municipal Julián Sánchez ‘El Charro’ volvió a acoger esta puesta de largo, que en esta ocasión estuvo revestida de un carácter especial, ya que se enmarcó en el 75º aniversario de la institución que reúne a las hermandades, congregaciones y cofradías de penitencia de la capital salmantina. Asimismo, la revista de este año ha cambiado su formato y ha llegado al centenar de páginas, incluyendo nuevas secciones, así como un cuadernillo especial dedicado a esa conmemoración de la Junta de Semana Santa. Se repartirán 5.000 ejemplares de Christus en la Oficina de Turismo de la Plaza Mayor.
El periodista Antonio Sánchez actuó como maestro de ceremonias de esta presentación, en la que también participó parte del equipo de redacción de la revista, formado por los periodistas Ángel Benito, Eva Cañas, Miriam Labrador, Pablo Martín, Cecilia Hernández y Roberto García Luis. Como en años anteriores la dirección y coordinación ha corrido a cargo de la responsable de prensa de la Junta de Semana Santa, Eva Cañas, mientras que la maquetación y diseño ha sido tarea de Miriam Labrador. El acto comenzó con un toque de oración a cargo de Saúl Galiano, director de la banda de cornetas y tambores Amor y Paz.
La revista incluye secciones ya conocidas por los lectores habituales, como la dedicada a los enseres de las hermandades, y colaboraciones de más de una veintena de personas. Cuenta también con un apartado especialmente dedicado a Pablo de la Peña, fotógrafo que realizó la imagen que es cartel de esta Semana Santa que está a punto de comenzar. De la Peña regresó ‘al lugar de los hechos’ y recreó para Christus el momento en el que apretó el disparador e inmortalizó a los cofrades de la Vera Cruz en su salida procesional.
De igual modo, el cuadernillo especial sobre el 75º aniversario acude a las fuentes de la época, los periódicos de aquel 1942 en el que la Junta Permanente de la Semana Santa daba sus primeros pasos. También repasa parte de la historia de esta institución con aquellos que han sido, o aún son, sus presidentes y recoge el testimonio de tres cofrades que pertenecen a tres generaciones, los nacidos en este 1942 y que tienen, por tanto, 75 años, junto a los que cumplen 50 y 25 años en este 2017.
Pero también hay sitio para las novedades de esta Semana Santa, encarnadas en los cuatro hermanos mayores que estrenan cargo: José Fernando Iglesias, de la Hermandad Dominicana, Raúl Alejo, del Vía Crucis, José María Santiago Guervós, del Jesús Nazareno, y José Manuel Ferreira Cunquero, de la Hermandad Franciscana.

CONOCE LA COFRADÍA DE LA SAGRADA PASIÓN DE CRISTO DE VALLADOLID

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Se trata de una de las cofradías penitenciales más antiguas de la ciudad. Cuenta actualmente con unos 850 cofrades y su sede canónica es la iglesia de San Quirce y Santa Julita. La Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo fue fundada en el año 1531, dentro del convento de la Trinidad Calzada y agregada desde el 16 de julio de 1576 a la de San Juan Bautista de la ciudad de Roma.
Luis José Lázaro Giménez, alcalde de la Cofradía, explica que en su origen atendía a los ajusticiados y a los reos en la ciudad durante su ejecución y su proceso, y les daba cristiana sepultura en el cementerio.
Todas las imágenes que procesiona son propias. «Tenemos varios Cristos de los pasos históricos de la desamortización de Mendizábal. Nuestro Padre Jesús Flagelado, como bien indica su nombre y su advocación, es el paso de la Flagelación que se conserva ahora en el museo -argumenta Lázaro Giménez-. El Cristo del Calvario es el Cristo del paso nuevo de la Virgen y el San Juan, que se conserva el resto en el museo. El Nazareno con la Cruz a Cuestas es el Cristo del Paso del Camino del Calvario; y aunque hay estudiosos que dicen que no, en la cofradía creemos que sí. Y luego el Cristo del Perdón, que es una imagen devocional de la ciudad, una de las imágenes a la que el vallisoletano reza. Según los libros de la Cofradía, a este Cristo le llevaban a quemados cuando la Inquisición ejecutaba en el Campo Grande».
En cuanto a las procesiones penitenciales de la hermandad, la primera (el Ejercicio Público de las Cinco Llagas) sale el Sábado de Pasión, el Ejercicio Público de las Cinco Llagas. En la segunda procesión, denominada de Oración y Sacrificio y que tiene lugar en la tarde-noche del Jueves Santo, la Cofradía hace estación de penitencia ante el Santísimo en la Catedral. Las imágenes de la Cofradía que participan en esta procesión son Nuestro Padre Jesús Flagelado (atribuido a Francisco Díez de Tudanca o a Antonio de Ribera, h. 1650), el Santísimo Cristo del Perdón (Bernardo del Rincón, 1656) y el Santo Cristo del Calvario (anónimo de mediados del siglo XVII). Con el Cristo del Perdón participa la Cofradía en la Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor cada Viernes Santo. La hermandad tiene también otra imagen procesional, el Santo Cristo de la Elevación (Francisco de Rincón, 1604), que cede para la Procesión General del Viernes Santo.
Sus cofrades visten túnica y capa gris, capirote negro, cíngulo y guantes blancos y zapato negro. Los niños llevan la túnica gris y una esclavina negra

MÁLAGA: UNA MUESTRA RECOPILA 16 CARTELES DE LA COFRADÍA DE LOS ESTUDIANTES

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Acto de inauguración celebrado en la tarde de ayer.
Jesús Hinojosa
El vestíbulo de la sede principal de CaixaBank en Málaga, ubicada en la calle Liborio García, acoge desde ayer y hasta el próximo día 12 de abril, en horario de oficina, una exposición que recopila 16 carteles editados en los últimos años por la Cofradía de los Estudiantes. Obras de Eugenio Chicano, Antonio Cárdenas, Pedro de la Rúa, Jean Marie Chandler, Miguel González y Ana Roldán, entre otros, componen esta singular muestra, que pone en valor el patrimonio pictórico que atesora esta cofradía del Lunes Santo.
Algunos de estos pintores estuvieron presentes ayer en el acto de inauguración, al que asistió la concejala de Cultura del Ayuntamiento, Gema del Corral, quien se mostró gratamente sorprendida por la calidad del enclave elegido para esta exposición en pleno Centro.
Acudieron a la presentación de la muestra el director territorial de CaixaBank para Andalucía Oriental y Murcia, Juan Ignacio Zafra; el director del área de negocio de Málaga, Jesús Vega; y el responsable de la obra social de CaixaBank para Málaga, Jaén y Melilla, Juan Carlos Barroso. La exposición ha sido organizada conjuntamente por la obra social de la entidad bancaria y la Cofradía de los Estudiantes.

MÁS QUE ALTARES Y PASOS

Diario de Sevilla



José Antonio Martín Pereira | 29 de marzo de 2017 a las 11:11
Afortunadamente la Cuaresma abarca más de lo que se desprende de altares y pasos. La semilla que toma su alimento del día a día no necesita de accesorios tangibles, se desarrolla en pequeños gestos y excede a cualquiera de las catequesis que en el tiempo presente decoran cada recoveco de la ciudad. La única premisa es tener abierto el corazón a Dios, confiando siempre en su voluntad y presencia.
La estampa que ilustra estas breves líneas fue tomada en una inhóspita habitación de hospital, allí donde cada día el diputado mayor que es el miedo precede a la cofradía más austera, en la que nadie solicita ser listado pero que en ocasiones reclama a formar parte de sus tramos. Donde no alcanzan los aromas del azahar que en estas noches dominan el aire, una medalla en la que se adivina el rostro de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder sirve de consuelo ahora que el corazón respira acelerado. Es, con todos sus argumentos, el extraordinario poder que despierta la fe, capaz de hacer frente a obstáculos y adversidades, capaz en definitiva de mantener siempre viva la llama de la esperanza.
hospital

CARD. SARAH: "EL COMBATE DE JÉRÔME LEJEUNE SE INSCRIBE EN LA BATALLA FINAL DEL APOCALIPSIS"

Religión en Libertad

Cardenal Sarah: «El combate de Jérôme Lejeune se inscribe en la batalla final del Apocalipsis»
Carmelo López-Arias

El pasado 25 de marzo, festividad de la Anunciación y Día Internacional del Día por Nacer, la iglesia de San Agustín de París se abarrotó con casi dos mil personas que quisieron escuchar la conferencia, "meditación" más bien, según sus propias palabras, del cardenal Robert Sarah sobre el profesor Jérôme Lejeune (1926-1994), descubridor del gen causante del llamado síndrome de Down y gran abogado de las personas que lo padecen.


Ferviente cristiano y máximo exponente de la causa provida en el siglo XX, su proceso de beatificación se abrió en 2004 y se cerró en 2012 en fase diocesana. El profesor Lejeune vivió torturado por la idea de que su descubrimiento sirivese, mediante el diagnóstico prenatal y la legalización del aborto eugenésico en casi todo el  mundo, para el exterminio sistemático de estas personas. Hoy la Fundación Jérôme Lejeune continúa su labor tanto en la defensa de la vida humana del no nacido como en la atención práctica a personas con trisomía 21.

Una batalla apocalíptica
El cardenal Sarah comenzó explicando que no tuvo el "privilegio" de conocer personalmente al profesor Lejeune, pero comenzó su intervención con unas palabras suyas: "Si se quiere atacar verdaderamente el Hijo del Hombre, Jesucristo, solo hay un medio, y es atacar a los hijos de los hombres. El cristianismo en la única religión que dice: 'Vuestro modelo es un niño', el niño de Belén. Cuando os hayan acostumbrado a despreciar a los niños dejará de haber cristianismo en este país". Unas palabras proféticas, si se advierte la rápida descristianización de Francia coincidente con la legalización del aborto en 1975.

El prefecto de la Congregación para el Culto Divino planteó sus palabras más como una meditación que como una conferencia.

"Puede afirmarse que el combate del profesor Jérôme Lejeune, con las únicas armas de la verdad y de la caridad, un combate librado con las manos desnudas, se inscribe en la batalla final, evocada en el Apocalipsis según San Juan, entre Dios y Satanás. Frente a la arrogancia del Goliat de los poderes financieros y mediáticos, fuertemente armada y protegida por la coraza de sus falsas certezas y por las nuevas leyes contra la vida, la Iglesia católica del siglo XX, al menos en Occidente, parece ese 'pequeño resto' del que hablan las Sagradas Escrituras".

Un cadenal contundente contra el aborto
"En efecto", continuó, "la Iglesia católica, cual David, solo dispone del pequeño guijarro del Evangelio de la Vida y de la Verdad, y sin embargo golpeará al gigante en plena cabeza y lo derrotará. Lo sabemos bien, y la vida entera del profesor Lejeune nos aporta un brillante testimonio, se trata de una batalla a la vez áspera y decisiva, que será larga y se parece a la de los últimos tiempos descritos en el último libro de la Biblia. Afecta a la supervivencia de la humanidad misma. El 'dragón infernal de siete cabezas que escupe fuego', prototipo de esa cultura de la muerte denunciada por San Juan Pablo II en su magisterio, se detiene ante la mujer embarazada, dispuesto a devorar al niño en cuanto nazca, y a devorarnos también a 'nosotros' (cf. Ap. 12, 4).

»Seamos conscientes de que, una vez más, y esto ha sucedido muy a menudo en su larga historia bimilenaria, la Iglesia constituye el último obstáculo contra la barbarie: ahora no se trata de Atila y los hunos, a quienes detuvo Santa Genoveva a las puertas de París en 451, ni del combate de los Papas del siglo XX (desde Pío XI hasta San Juan Pablo II) contra los diversos totalitarismos que ensangrentaron Europa y el resto del mundo. Se trata de una barbarie aséptica en el laboratorio, terriblemente eficaz, de la cual la opinión pública apenas se da cuenta, anestesiada como está por los Goliat de los poderes financieros y mediáticos. Sí, se trata de un combate… a vida o muerte. Si  no fuese así, ¿estarían intentando los poderes públicos en Francia silenciar a las páginas web provida inventándose un delito de “coacción digital” contra el aborto? Durante la discusión de este proyecto de ley aberrante en el Parlamento francés, los defensores de la vida han sido verbalmente linchados por haber osado recordar que el aborto no es un derecho, sino un crimen, y el mayor drama de nuestro tiempo”.
 
Aplastado y entre espinas
Tras este impresionante arranque, el cardenal Sarah glosó la vida del profesor Jérôme Lejeune, su rechazo a los compromisos y su renuncia a los honores, “aceptando la humillación del exilio interior”: “Contra viento y marea, permaneció fiel a Cristo y al Evangelio, y por eso representa para cada uno de nosotros un ejemplo admirable de fortaleza en la fe y de entrega en la caridad”.

Y añadió que también es una vida de “mártir cristiano” aquella “durante la cual todo se ofrece a Dios, incluida la vida, la familia, la reputación y la honra para que sean aplastadas a los pies de los paganos, una vida en la que se renuncia a todo por el Amor de Dios”.
 
Sarah recordó que la comunidad científica a la que Lejeune pertenecía “si no le rechazó, sí le marginó por sus posiciones sobre la cuestión crucial de la vida, consideradas demasiado rígidas o extremistas”.

A ello unió un servicio “a los enfermos y a sus familias, a la cabeza de un equipo que puede considerarse fraternal, animado solo por el deseo de curar, o al menos de aliviar los sufrimientos físicos y morales provocados por la enfermedad y sus limitaciones. La caridad que animaba al profesor Lejeune unía así los dos aspectos de su vocación al servicio del enfermo, y esta virtud teologal de la caridad fue la vía real que Jérôme Lejeune tomó con valentía y determinación para recorrer un camino plagado por las espinas de este mundo hacia la contemplación del Dios vivo, la Trinidad Santa del Amor.

»Mediante su servicio cotidiano, humilde y confiado en la Providencia, el profesor Lejeune puso rostro a la caridad de Cristo entre nosotros, y no se ha olvidado su sonrisa luminosa y resplandeciente y su mirada de un azul marcado por ese amor al prójimo que emanaba de un alma donde Jesús, recibido en la Santa comunión eucarística, había hecho su morada”.


"No sucumbió al orgullo"
El cardenal Sarah  no dudó en posicionarse a favor de la beatificación de Lejeune: en él “puede hablarse verdaderamente de una espiritualidad de la Encarnación, que constituye, junto con la defensa de la verdad concerniente a la vida humana y junto con la compasión, como uno de los rasgos esenciales de esa santidad que deseo ver un día reconocida por la Iglesia, para que podamos beneficiarnos de su intercesión y, así, ser sostenidos en nuestra lucha contra la degradación actual de nuestra sociedad por su ejemplo y su combate por la vida”.

El cardenal Sarah, rezando ante la tumba del profesor Lejeune.

El prefecto de la Sagrada Congregación para el Culto Divino destacó a continuación “como este hombre de acción, a la vez científico y poeta, tan inteligente y de gran sensibilidada y delicadeza, no sucumbió al orgullo”. Escapó al riesgo “bien conocido por los ardientes misioneros del Evangelio”, de que “nuestro yo establezca su supremacía dejando subrepticiamente a Dios de lado”. Y lo hizo porque “resonaba constantemente en su corazón de creyente, de humilde servidor del Evangelio y de la Iglesia, la palabra de María en la Anunciación: Fiat”.
 
“Jérôme Lejeune consintió en dejar que Dios actuase”, añadió el purpurado: “Para la teología católica, consentir es aceptar esa unión de la libertad y de la gracia que eleva al hombre al nivel de colaborador de Dios. Para un bautizado, la decisión de remitir a Cristo la dirección de su propia vida es un acto fundamental, que permite frustrar las trampas del deseo de aparentar, de la decepción y de la tristeza”.
 
El valor del silencio
“Para ello”, continuó, “hay que hundirse en lo que yo llamaría la ‘discreción', es decir, en el silencio propio de los grandes contemplativos y de los auténticos adoradores de Dios”, y al que el cardenal Sarah ha consagrado uno de sus últimos libros.


Para Lejeune, el silencio fue además “una capa de plomo” vertida sobre él en sus últimos años, “fruto amargo de la ceguera y la mendacidad de los hombres”, pero, “lejos de destruirle, ese silencio se convirtió en una auténtica proximidad con Dios, una ‘fuerza’, la fuerza del testimonio, del martirio, la fuerza de la santidad”. Con ese silencio, él “suplicaba la compasión de sus contemporáneos hacia los más débiles, sus niños enfermos, en cuya voz se había convertido”.

Salir de la barbarie 
“Queridos amigos”, dijo más adelante el purpurado guineano, de 71 años, “hoy nadie puede mostrarse insensible ni indiferente ante la obligación imperiosa de defender al niño que está por nacer. Más allá del aspecto moral que nos prohíbe atentar contra toda vida humana, sobre todo la que es inocente e indefensa, la protección del embrión es la condición sine qua non para que la civilización salga de la barbarie y asegurar el futuro de nuestra humanidad”.
 
Y añadió: “Si el profesor Lejeune estuviese aún en este mundo, seguiría la línea intangible de la denfesa de la dignidad de la persona humana, que fue la suya de manera constante. Por tanto se habría opuesto a ese falso y escandaloso ‘matrimonio’ homosexual, a esas aberraciones que son la procreación artificial y los vientres de alquiler, y habría combatido con energía sin igual la ideología realmente delirante y mortífera llamada ‘de género’… y no hablemos del transhumanismo, verdaderamente terrible”.
 
“¿Hasta dónde llegaremos en esta carrera hacia el infierno?”, resumió el cardenal antes de referirse al “triunfo de la eugenesia y de la selección del mejor capital genético para crear al superhombre ideal” y su terrible perspectiva de “una raza de señores” y otra de “subhumanos”.

La vida del hombre, imagen de Dios 
Tras recordar que el Papa Francisco “nos llama a una movilización general por la vida”, el cardenal Sarah recordó que “la vida es un don de Dios y un don que Dios ha confiado a la familia, y es en la familia donde encuentra su fuente y el entorno que responde a su dignidad y a su destino… En la vida de cada persona humana, incluso la más débil y la más herida, la imagen de Dios resplandece y se manifiesta en toda su plenitud con la venida y Encarnación de Jesús, el Hijo de Dios y Salvador. Desde ese momento, todo hombre está llamado a una plenitud de vida que va mucho más allá de la dimensión de su existencia en la tierra, porque es la participación en la vida misma de Dios”.

“Esa era la convicción del profesor Lejeune, y tal es todavía la convicción inquebrantable de la Fundación que lleva su nombre”, concluyó el cardenal, antes de rematar su meditación con unas palabras de Jérome Lejeune, “quien no temió decir la verdad a tiempo y a destiempo”:
 
“No existe el Hombre con H mayúscula. Hay hombres, personas, y cada una de ellas merece respeto. Todos quieren derramar una lágrima sobre la condición del Hombre, y las grandes conciencias se enorgullecen con grandes aspavientos al hablar de los derechos del Hombre, pero muy pocos se preocupan de cada hombre, si no es la ley elemental de la caridad, una palabra fuerte hoy desprestigiada, y sin embargo irreemplazable, porque la caridad se extiende a todos y cada uno, y sobre todo a quien está justo a nuestro lado. Al ‘prójimo', como nos dice el catecismo”.

Vídeo de la meditación del cardenal Sarah sobre el Jérôme Lejeune (dividido en dos partes)