viernes, 28 de abril de 2017

LAS TRES C DE LAS COFRADÍAS; POR JOSÉ JOAQUÍN LEÓN














Diario de Cádiz
A propósito de la trifulca del Perdón, me gustaría recordar algo básico. También las cofradías tienen sus tres C particulares. Regulan las actividades a las que se deben dedicar. Son el culto, la caridad y el compromiso cristiano. Si falta alguno de los tres elementos, puede ser una asociación de utilidad pública, una oenegé, o lo que sea, pero no es una hermandad ni una cofradía. En Cádiz se suele decir, con frecuencia, que las cofradías "no son peñas". Cuando se repite es porque hay gente que lo confunde, incluso dentro de las hermandades. Por supuesto, no son peñas, pero tampoco son como otras asociaciones religiosas o laicas. Tienen una personalidad propia y unas características. Esto hay que asumirlo dentro y fuera.
En Sevilla, a la que tanto se mira, incluso establecen diferencias entre hermandad (que es la corporación con sus actividades durante todo el año) y cofradía (que sería la que sale a la calle en Semana Santa). Es un matiz opinable, pero interesante. En Cádiz hay un reducido número de personas que están en la hermandad todo el año. Gracias a esos hermanos y hermanas sobreviven las cofradías y hay Semana Santa. Mientras que otros sólo aparecen el día de la salida, o ni siquiera eso. Pero siempre hay que cumplir con los fines esenciales. Por consiguiente, aunque te cambien la hora de salida a la fuerza, hay que salvar lo primordial, que es la estación de penitencia con los Titulares. Y, si una junta decide no salir, incumple muy gravemente sus reglas o estatutos.
Por otra parte, no se debe olvidar que existe una estructura jerárquica en la Iglesia católica. No se obliga a nadie, pero quien está ahí lo debe asumir. Una hermandad tiene una estructura democrática, con elección de cargos y con asambleas (o cabildos) de control y decisión. Nada que envidiar a los autogestionarios. Pero en las relaciones conjuntas, y en su funcionamiento, depende de la autoridad eclesiástica. Cuyas órdenes y normas deben acatar, tanto si les gustan como si no. En el momento que se rebelen, tienen todas las papeletas de sitio para ser destituidos, y que se abra un proceso para que la hermandad se vuelva a autogobernar dentro del marco establecido.
Esto es así. Hay que explicarlo dentro y fuera para evitar confusiones. Pero también hay que pedir al comisario designado, Francisco Pedreño, experto en la materia, que lo solucione pronto, para que la cofradía salga en la Madrugada de 2018. Sin más daños. El Perdón tiene hermanos preparados para el relevo, con plenas garantías, en cuanto les permitan esa posibilidad.

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