sábado, 22 de julio de 2017

CHESTERTON SOBRE BLESA; POR ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ



Si cito tanto a Chesterton, se debe, además de a su inmenso talento, a que llevo más de una década inmerso en el proyecto de hacer, junto a Luis Daniel González, una antología de citas extraídas de su inmensa obra completa. De la abundancia de la ocupación habla la boca. A veces, mis dudas sobre qué seleccionar son nada más que egocéntricas, provocadas por un insólito desacuerdo. Con ésta me pasaba: "Lo de comportarse 'como un caballero' en los momentos importantes no tiene mucho sentido: un hombre se comporta como un caballero en los momentos que no son importantes. En los importantes tiene que comportarse mucho mejor".
Mi resistencia se debía a un "falso amigo". Para un español, un caballero es un hidalgo, como el capitán Aldana o el capitán Palacios, alguien hondo y estricto, que linda con la santidad, pero por el lado del mundo. Para un inglés, es un tipo elegante y acomodado que gasta maneras exquisitas. Don Quijote frente a Mr. Darcy. En "caballero", el acento se pone en la ética; en "gentleman", en la estética. Por eso, cuando Chesterton se mete algo con ellos tiene razón, pero me suena raro.
Con la muerte de Miguel Blesa, se entiende el aforismo. El banquero tendría que haberse portado como un caballero cuando dirigía el banco y se ocupaba de algo tan poco importante como la pasta. Ahora, su muerte ha sido, desde cierto punto de vista, caballerosa, en el sentido inglés, que es epicúreo, en sus mejores momentos, y estoico, en los demás. ¿Acaso no dijo Séneca, ese caballero, que "contra las injurias de la vida tengo el beneficio de la muerte"? Sánchez Moliní lo vio ayer: "Al igual que esos militares que limpian su deshonor con el arma reglamentaria, Blesa ha saldado su deuda con la sociedad de una manera trágica y definitiva". Lo veo como él y, por eso, la frase de Chesterton viene a cuento. Blesa tuvo que haber gestionado con más decoro; pero en la hora de la prueba, en el momento más importante, tendría que haberse comportado mejor que un caballero, y haber arrostrado la desgracia sin ese último arranque de dignidad desesperada.
Chesterton me ha ayudado a entender a Blesa y Blesa me ha ayudado a entender a Chesterton, aunque éste es un momento importante -la muerte de cualquiera lo es- y no quiero comportarme sólo como un gentleman que comprende todo. Hoy lamento la muerte de un hombre y ofrezco, con una devoción un tanto tosca, una oración por su alma.

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