martes, 18 de julio de 2017

* DESDE VILLALUENGA: PROCESIÓN DE LA VIRGEN DEL CARMEN DE GRAZALEMA



Reconozco que hace ya algunos años que quería presenciar la Procesión de la Virgen del Carmen en Grazalema pues me habían hablando tanto de ella que crearon una expectación y un interés que solo podría valorar si la veía con mis propios ojos.

Provengo de una Ciudad vinculada desde sus orígenes con el mar y la Marina como es San Fernando, abrí los ojos a la vida justo al ladito de la Iglesia Conventual en la que habita la Santísima Virgen del Carmen, que es Patrona de La Isla, a la que se le profesa honda devoción, tengo impuesto desde mi nacimiento el escapulario carmelitano, mi madre se llama Carmen, soy carmelitano...

Con estas credenciales os diré que el primer contacto que tuve con la Reina del Carmelo de Grazalema sería hace unos cuatro años cuando asistí con la Hermandad de la Virgen del Rosario de Villaluenga, de la que soy hermano, y pude captar por mí mismo el enorme Amor que se le profesa a esta preciosa talla en el vecino pueblo de Grazalema.

Y aunque en los posteriores años no he vuelto debido a que por mi salud hay días y días siempre llevé en la retina de mi memoria la devoción a la Virgen del Carmen por parte de un pueblo radicado en la Sierra de Cádiz, en la montaña.

Muchos buenos amigos como Jaime y Jesús Sellez, como Rosi Fernández, como Isabel Salas, como Paco Hidalgo, como María Jesús Alberto, como..., me decían que tenía que conocer esta Procesión, que era algo diferente donde la pasión hecha devoción simplemente se tocaba.

Debo reconocer que Dios y la Santísima Virgen me han regalado el poder conocer y vivir en Villaluenga del Rosario porque gracias a eso he podido conocer y también "vivir" de otro modo en pueblos como Grazalema, Benaocaz y tantos otros que se encuadran dentro de la Sierra de Cádiz, de los archiconocidos Pueblos Blancos.

Este pasado domingo 16 de Julio ha sido muy intenso en vivencias y emociones. Un día completo en torno a la Virgen del Carmen. Por la mañana tuve el inmenso privilegio de asistir a los actos que la Armada Española celebró en el Panteón de Marinos Ilustres así como en la Escuela de Suboficiales de San Fernando en  honor a Su Patrona. Llegué a Villaluenga a eso de las cuatro de la tarde con la sana intención de que en unas horas después por fin conocería lo que tanto anhelaba: La Procesión de la Virgen del Carmen de Grazalema.

Y así lo hicimos Hetepheres y yo. Llegamos a eso de las ocho y media de la tarde cuando hacía media hora había salido. Nos encontramos con un ambiente festivo propio de las Fiestas que allí se han celebrado en estos últimos días aunque también notamos la ausencia, la soledad, de las calles que pasábamos en busca de aparcamiento debido a que en ese justo momento lo importante estaba en torno a la Iglesia de San José y sus calles aledañas.

Después de aparcar en el único hueco que había en el aparcamiento del Camping nos dispusimos a bajar, recorrer las calles para ir al encuentro de una Procesión que sin verla ya la escuchaba por los sones de la Banda de Música. Edificios engalanados para recibir a la Virgen del Carmen hacían que las calles no solo estuvieran más lucidas sino que se respirara esa devoción, ese apasionamiento, que tiene un pueblo hacia la Madre de Dios.

Los vecinos también lucían sus galas y se veía bien a las claras quienes eran los "turistas" y quienes eran del pueblo así como los devotos venidos de otros lares.

Cruz Parroquial y ciriales con jóvenes que vestían el hábito carmelitano, una guapa mujer de mantilla, una numerosa fila de devotos, entre ellos personas muy queridas por mí, en la antepresidencia mujeres con mantilla entre ellas mi siempre querida Rosi Fernández que lucía esa hermosura de maternal belleza desde que Diego Jesús, su hijo, alumbrara su vida y la de los suyos, la presidencia con representación civil, militar y eclesial por medio del Párroco de Grazalema y Villaluenga del Rosario, Padre Don Sergio Moreno. Atrás la Santísima Virgen del Carmen que reinaba en majestad por las estrechas y  coquetas calles mientras sus hijos la portaban con fe, devoción, esfuerzo y alegre serenidad. Parecía uno de esos Tronos que se ven en Málaga pero más chiquitito, más íntimo, más nuestro aunque igual de universal.

¡Y me quedé impactado! Debo reconocerlo.

Sabía lo que es devoción en estado puro cuando llegué a Villaluenga, cuando presencié por vez primera a la Virgen del Rosario de la que estoy perdidamente enamorado. Sí, lo que vi en Grazalema también era devoción y Fe en estado puro, Fe de la que se puede tocar, ver, sentir y también escuchar.

Y vi las lágrimas de tantos que emocionados buscaban la mirada de María, los que caminaban con pies descalzos penitentes, los que sonreían emocionados, los que saludaban con esa sonrisa, ese beso lleno de cariño, los que mantenían esa compostura, los que...

Y vi que los vecinos, los devotos, los venidos allende cualquier frontera, la seguían, la arropaban, la buscaban con alegría devocional, también penitencial, para sentirla como solo la Virgen del Carmen se hace sentir.

Y vi con los ojos del corazón a mi siempre querido, admirado, añorado, Diego Martínez Salas como si estuviera allí conmigo, explicándome cada detalle, como lo hace cada miércoles cuando publico uno de sus artículos así como de sus amigos y colaboradores de ese sitio web que permanece vivo como es "Raíces de Grazalema".

Sí, ayer vi con los ojos de corazón lo que veía con mis cansados pero siempre ilusionados ojos.

Grabé dos vídeos en directo que han superado entre uno y otro las tres mil visitas en solo 24 horas. Gracias a ellos pude llevar lo que mis ojos veían a tantos grazalemeños, tantos devotos de la Virgen, que están lejos. Esto es motivo de gratitud no hacia mí sino hacia tantos que compartieron los mismos, sus mensajes, su cariño.

Sí, he quedado impactado de la Procesión de la Virgen del Carmen de Grazalema por lo que pude ver y  también sentir. Deciros que todo lo que mis buenos amigos me dijeron se quedó corto ante tan sublime Belleza, ante tan augusta y  a la vez sencilla Madre, ante tanta Fe, tanta devoción, como la que se congregó en las estrechas y coquetas calles de la siempre romántica Grazalema.

Soy un enamorado de María siempre Virgen con las advocaciones del Carmen y Rosario, Rosario y Carmen. Dos advocaciones muy marineras y también de montaña, dos advocaciones que tocan de lleno mi corazón que hacen que vea todo a la luz, al calor, de la Fe.

Lo escribo desde esta tribuna en la cual hablo de Villaluenga y de todos los lugares que he llegado a conocer desde que llegara a este bendito rincón hace ahora cerca de seis años.

Jesús Rodríguez Arias 







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