viernes, 13 de octubre de 2017

"LA GENTE NECESITA OÍR DIOS TE AMA"



Miguel Ángel y Eva María son un matrimonio de Toledo que participa desde hace años en las actividades de evangelización directa organizadas por la diócesis: Family day y Family night, Misericordia por los cinco sentidos… Con sus hijas, Marta Teresa, Beatriz Inmaculada y Patricia, salen a la calle anunciar el amor de Dios, «y eso genera felicidad en ti y en los demás»
¿Cuándo nació vuestra esta inquietud por evangelizar?
Miguel Ángel: Alrededor del embarazo y nacimiento de nuestra hija mayor. Yo estaba en una crisis personal y, a raíz de ahí, el Señor se presenta ante mí por una amiga nuestra, Carolina, que en el supermercado del pueblo nos invita a acompañarla a un grupo de matrimonios en la parroquia. Allí conocemos a personas que viven con el Señor en el centro. Nosotros íbamos a Misa todos los domingos, pero no habíamos tenido un acompañamiento, alguien que nos mostrara al Señor. Y eso lo tuvimos en este grupo de matrimonios.
Eva María: Estábamos los dos en búsqueda. Cuando tuve a mi hija en mis brazos vi la importancia del amor. Al estar con estas familias descubrí a Jesucristo en medio de nuestra familia. Los dos abrimos los ojos: ¡al Señor lo tenemos aquí delante!
M.A.: Y fue conocer al Señor y darnos cuenta de que muchos no lo conocían. A esa inquietud no le dimos salida hasta octubre de 2014, cuando un amigo de este grupo de matrimonios me invita a tomar un café y me propone salir una noche a anunciar a Jesucristo por la calle por la noche. Yo no lo acaba de ver, no eran horas [risas], pero al final lo hicimos. Así nació Family night.
¿Qué os pasó esa primera noche?
M.A.: Yo salí con muy poca fe, no esperaba que ocurriera nada. Los primeros que abordamos fueron unos novios. Básicamente les dijimos: «Hola, somos misioneros de la Iglesia católica y venimos a deciros que Dios os ama». Y enseguida, nada más conocerlos, nos contaron que hacía poco que habían fallecido sus abuelos. A mí me impresionó cómo abrieron su corazón. Y luego aceptaron entrar un rato a la capilla a rezar. Eso nos ha pasado muchas veces después. Es espectacular ver actuar al Espíritu Santo. La gente necesita oír que Dios les ama. Necesitan oír el kerigma de forma expresa.
E.M.: Cuando se marcharon esa noche, yo pensé: «Estos están mal de la cabeza», pero Miguel Ángel volvió tan encendido que vi algo, y la tercera vez que se organizó ya fui yo la que salió y él se quedó con las niñas.
 ¿Cómo os suele recibir la gente?
E.M.: El Señor te sorprende. Piensas que vas a recibir un tortazo, y al final hay quien se queda rezando una hora dentro de la capilla.
M.A.: Hay noches en que hay más gente esperando a entrar en la capilla que en los bares de la zona [risas].
También salís de día, con los niños…
E.M.: Sí, poco después surgió Family day. Un domingo vamos todos con otras familias a algún pueblo de la diócesis. Después de Misa nos presentamos y anunciamos lo que vamos a hacer por la tarde. Compartimos la comida, damos algún testimonio, y después salimos puerta a puerta. En un pueblo nos dijeron: «Ya era hora de que vinieran católicos, porque estamos hartos de los testigos de Jehová». Es muy bonito ver que nuestras hijas nos acompañan en este camino.
M.A.: Lo hemos vivido todo juntos. Cuando vamos a dar una charla la preparamos en casa, y es un regalo que tus hijos vean cómo te das a los demás. Ven que sus padres lo hacen juntos, eso es precioso. Te preguntan, y les cuentas lo que vas a hacer. Nos ven que vamos juntos y muy enamorados a dar testimonio de Dios. Eso tan bonito forma parte de su educación.
¿Por qué los católicos no evangelizamos más?
M.A.: A los cristianos nos han hecho creer durante años que la fe es algo privado y acomodado. Hemos perdido algo fundamental en nuestra fe: el anuncio, el «Id y evangelizad». Cuando la fe no se pone al servicio de los demás, disminuye.
¿Cómo dar ese empujoncito?
M.A.: La fe se entrena evangelizando. Después de estas actividades extraordinarias de evangelización llegas a casa encendido, porque has visto actuar al Espíritu Santo en un hermano que no conocía a Jesucristo. Y entonces en tu vida ordinaria empieza a ocurrir que comienzas a evangelizar, porque estás entrenado. Y cuando vas al supermercado, en tu trabajo, en casa, con los vecinos, ya estás en actitud de anunciar a Jesucristo. Se convierte en un hábito, y en lo ordinario no puedes parar de anunciar el kerigma.
E.M.: Evangelizar es dar tu testimonio, abrir tu corazón a los demás. Y sales lleno. No se trata de atreverse o no, se trata de confiar en el Señor. Es Él el que te ayuda a hablar.
M.A.: Necesitamos anunciar a Jesucristo. La fe tiene esta dinámica. Es bueno que la gente se apunte a estas actividades extraordinarias, que participen, que vean cómo actúa el Espíritu Santo. Busca en tu ciudad actividades de nueva evangelización. Tu vida va a cambiar. Si no, tu fe no crecerá.
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

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