Despierta a la vida. Medita en tus responsabilidades ante los hombres y ante Dios.
De ti dependen las personas que conforman tus ambientes; en la familia, en el trabajo, en la sociedad.
No evadas las responsabilidades que asumiste. Cumple tu trabajo con amor y da el mayor rendimiento de que seas capaz, empeñando todas tus fuerzas.
En tus manos hay parte del futuro de la humanidad.
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