martes, 20 de febrero de 2018

LETRAS PARA UN HIMNO; POR ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ




Que el himno de España no tenga letra es un símbolo de las dificultades que tenemos con nuestra identidad y para ponernos de acuerdo en nada. Por justicia poética, está muy bien el tatarateo. Cada vez que se propone una letra, media España protesta, sin contar con ese cuarto de españoles a su pesar, que pitaría cualquiera y la música.

A la vez, se siente un vacío que se manifiesta a cada nuevo intento de ponerle letra. El reciente de Marta Sánchez ha tenido un eco mayúsculo. La intención es estupenda; el gesto, bravo; la interpretación, vigorosa y el himno, digno, aunque sin grandes aciertos. El que propuso Joaquín Sabina, desde su orilla, tenía más chicha: "Ciudadanos,/ ni héroes ni villanos./ Hijos del ayer,/ hay tanto por hacer". Terminaba: "No hay nada más sagrado/ que la libertad". Es una letra cargada ideológicamente, pero admirable.

La de Eduardo Marquina podría ser adaptada por todos, pero, ay, por insulsa. Muchísimo mejor es la de José María Pemán (1928), que es poética y apolítica. Tiene en contra que se cantó (sin oficializarse) durante el franquismo. Que introdujo unos cambios para arrimar el yunque a su yugo y las ruedas a sus flechas. Instaurarlo en su versión original corregiría muy correctamente al franquismo, si hilasen fino. Pero no caerá esa breva.

Se han hecho versiones de broma. La carlista lo es involuntariamente: "Guerra al perjuro/ traidor y masón,/ que con su aliento impuro/ hunde la nación". Están las chanzas escolares, tan pegadizas. Y una de imperialismo de cartón que circula clandestinamente: "¡Viva España,/ patria de Malasaña/ y de Hernán Cortés,/ que el orbe vio a sus pies!/ Todos a coro/ gritad: ¡Leña al moro,/ caiga el luterano/ y húndase el francés! […] No refrenes/ tu afán de armar belenes/ allí donde estés,/ combate así el estrés./ ¡Gloria a tu cepa/ y viva la Pepa/ y que viva España!/ ¡Qué bonita es!".

Jamás nos pondremos de acuerdo, pero a cambio ningún país tiene tantas poesías tan estupendas y angustiadas sobre sí. El tema de España no tiene fondo. Un poema de Jon Juaristi es también la letra del himno que prefiero: "Sueña, Iberia:/ la roña y la miseria/ se hunden en el mar/ del canto popular./ Sueña una vida/ de ensueño y olvida/ el dolor que acecha cada despertar.// Patria mía/ que sueñas la alegría/ de tu antigua edad,/ hermosa Sefarad:/ que Hércules plante/ en tu alma inconstante/ las columnas firmes de la libertad".

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