sábado, 24 de febrero de 2018

* MI PREGÓN A LA ESPERANZA: ESPERANZA EN EL PERDÓN



Tercera de las cinco partes en el que estructuré "Mi Pregón a la Esperanza" y que estoy compartiendo cada sábado con todos vosotros.

Fue un sábado, más concretamente el 16 de diciembre, cuando tuve el honor y el privilegio de exaltar con estas palabras salidas del corazón a la Santísima Virgen de la Esperanza en la Vaticana y Castrense Iglesia de San Francisco de San Fernando.

Este sábado trato y realizo una reflexión a corazón abierto del siempre controvertido tema del Perdón.

Y es que "Esperanza en el Perdón es Perdonar con Esperanza"...

Esperando os guste y sobre todo os pueda servir.

Recibid todos un fraternal abrazo,

Jesús Rodríguez Arias 

Fotografía: José Moreno Fraile (Información San Fernando)


ESPERANZA EN EL PERDÓN


¡Que nos cuesta perdonar! Y de pedirlo ni te cuento.

No sé si es miedo, orgullo, soberbia, prepotencia lo que hace que ni perdonemos ni nos perdonemos. Son muchos los que siendo hombres y mujeres de fe, de Misa, de intensos sentimientos religiosos que abominan del Sacramento de la Penitencia. Personalmente he hablado con algunos y me han contestado de esta guisa: ¿Confesarme, yo? Si no mato, ni robo, ni hago ningún mal, ¿para qué me voy a confesar?  Yo me confieso directamente con Dios, que está en cualquier parte y no solo en la Iglesia, y después comulgo porque yo ya me siento perdonado.

¿A qué lo hemos escuchado en varias ocasiones? A lo mejor incluso nosotros mismos lo estamos llevando a la practica en un ejercicio de soberbia y orgullo a tener muy en cuenta.

Si yo no mato, no robo, no hago ningún mal... Pero, ¿quién no ha criticado, menospreciado a aquél que no nos cae bien, quién no ha terminado una frase con un “pero” que crea la duda sobre ese del que estábamos hablando? Es verdad, ni sostengo una pistola ni programo una bomba pero si con mi lengua estoy asesinando el prestigio de mí prójimo que para colmo y según los designios de Dios es también mi hermano. Vamos a pensar esto la próxima vez que enarbolemos la crítica o humillemos a alguien porque la lengua se puede tornar en asesina en menos que canta un gallo y no olvidemos que si nosotros condenamos también nos estamos señalando ante Dios que puede otorgarnos el “premio” de la condenación.

No, no se puede uno sentar al banquete eucarístico, lucir medallas que dicen nos dignifican, si antes he acusado a mi hermano ofendiendo su honor, le he escupido a la cara con insultos y calumnias ignominiosas mientras soy aplaudido por esa masa que siempre calla, otorga y mira hacia el otro lado para seguir siendo la “favorita” de quién quita y da desde la corrupta potestad que piensa tiene y que al final se acaba. Si eso no es matar que venga Dios y lo vea.

Permitidme, queridos hermanos, os de un consejo que llevo años asumiendo como modelo de vida. No, no veáis en mi un ejemplo pues no puedo serlo para nadie. Solamente os pido que tengáis en cuenta este testimonio: Cuando alguien os insulte, se mofen de vosotros, os humillen, os intenten herir con palabras, obras y desprecios, cuando os persigan no le contestéis de la misma manera, que no os de por blandir espadas “justicieras” que tanto nos alejan del Señor. Vosotros, callad que en este caso el silencio no es cobardía es Perdón y Caridad. Rezad mucho por el que os ha agredido y también por vosotros, para que Jesús, que Expira cada instante en la Cruz, os guarde de todo mal.

¿Y si no creo en el Perdón como voy a pedirlo y otorgarlo? ¡Y así nos va por el camino de la vida donde abundan las miserias, los cadáveres de quienes un día nos quisieron en la cuneta y una sensación de dolor que nos aflige a cada instante el alma!

¿Vale la pena sufrir tanto? ¿Por qué nos es tan duro pedir perdón o perdonar?

Maestro, ¿cuántas veces he de perdonar a mi hermano? ¿Siete veces? No, setenta veces siete. Jesús nos marca el sendero para llegar a la vida eterna, a la que importa y por la que hoy estamos aquí.

Esperanza en el Perdón es perdonar con Esperanza.

        ¿Cuántas veces te he ofendido,
        y sigues perdonándome en la Cruz?
        Me amas y abrazas si estoy perdido,
        en la oscuridad tu Perdón es mi Luz.

        Ablanda este corazón herido,
        quiero pedirte perdón,
        a Tí y a tantos amigos,
        afligidos en la incomprensión.

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