lunes, 23 de abril de 2018

EL ARTE ITALIANO DEL SIGLO XX EN LOS SANTUARIOS DE TIERRA SANTA




Los Museos Vaticanos sirvieron de marco 19 de abril para la presentación del libro Artistas italianos en Tierra Santa. Pintores, escultores y artistas que trabajaron en los santuarios de Antonio Barluzzi (1914-1955), realizado por Bruno Mantura con Anna Maria Damigella y Gian Maria Secco Suardo (Serie de Estudios y Documentación, Ediciones Museos Vaticanos, 2017).
En la primera mitad del siglo pasado, numerosos artistas italianos llevaron su arte y su profesionalidad a los santuarios cristianos de Tierra Santa. Este libro documenta ampliamente la obra que, bajo la hábil dirección del ingeniero Antonio Barluzzi, se convirtió en un testimonio del ferviente deseo de renovación cultural y religiosa.

Una larga y compleja investigación de archivo ha permitido reconstruir con rigor esta empresa íntegramente italiana, a menudo mediante la recuperación de material inédito y que hasta hoy estaba disperso. Con el trasfondo de la “dirección” de Barluzzi e indagando sobre las peculiaridades creativas de cada artista – entre ellos Mario Barberis, Luigi Trifoglio, Giulio Aristide, Sartorio, Biagio Biagetti, Duilio Cambellotti y muchos otros – el libro analiza las arquitecturas, pinturas, esculturas y distintas decoraciones de los lugares de culto, así como las obras de restauración: desde la basílica de la Trasfiguración en el Monte Tabor a la iglesia de la Agonía en Getsemaní, hasta el santuario de la Flagelación en Jerusalén.
Se incluyen también las biografías de los artistas y otros detalles interesantes: el estudio sobre la obra de Antonio Barluzzi, los acontecimientos históricos en Palestina desde el imperio Otomano hasta la constitución del Estado de Israel y, por último, la biografía del ecléctico ingeniero.

Barbara Jatta, directora de los Museos Vaticanos, abrió los discursos y destacó el especial carisma de Antonio Barluzzi, terciario franciscano que estuvo muchas veces tentado a tomar los votos: «Barluzzi era un hombre extraordinario, primero hombre de fe y luego arquitecto, que dedicó su vida a la construcción de muchas iglesias y a la restauración de los santos lugares. Consiguió implicar a muchos artistas importantes exportando el arte italiano de aquellos años, artistas que tenían una reflexión profunda sobre lo sagrado».
El Custodio de Tierra Santa, Francesco Patton, recordó el horizonte temporal en que se enmarca la presentación del volumen: el final de la conmemoración de los ocho siglos de presencia franciscana en Tierra Santa y el aniversario de la fecha, en 1209, del octavo centenario de la llegada de San Francisco de Asís a Tierra Santa. «La relación entre la Custodia y Barluzzi se inserta dentro de la historia de descubrimiento, recuperación y restauración de muchos santuarios por parte de la Custodia. Este arquitecto católico, ferviente terciario franciscano siempre tentado por el claustro, era un profesional de eficiencia extraordinaria y excelente organización».

Entre 1912 y 1955 Barluzzi proyecta y restaura 24 iglesias y hospitales. «Valoro mucho el recuerdo de la basílica de Getsemaní, llamada de las Naciones porque reunió a las naciones que se enfrentaron [en la Primera Guerra Mundial]», recordó el Custodio que, a continuación, concluyó: «Antes de Barluzzi, los proyectistas se inspiraban en formas neogóticas. Barluzzi no quería repetir palabras ya dichas. Era un verdadero creyente dotado de espíritu religioso. Dedicado toda su vida a una visión austera, quiso traducir su fe profunda en una arquitectura capaz de involucrar a los fieles». Por eso todos los nuevos santuarios nacieron con un doble significado: servir como llamada específica a la vida de Cristo, predisponiendo a la apertura del corazón. La basílica de Getsemaní tiene un ambiente que, en cierto modo, recrea la noche, mientras que la de la Transfiguración está pensada como fuente de luz porque el Monte Tabor, sobre el que se eleva, es experiencia luminosa.

Tras la intervención de Matteo Lafranconi, director de los Establos del Quirinal, siguió la clausura de Micol Forti, conservadora de la Colección de Arte Contemporáneo de los Museos Vaticanos, que se refirió al profundo vínculo entre Barluzzi y el destino litúrgico de las obras que estaba construyendo y destacó la relación de Barluzzi con el entorno de Tierra Santa, especial y vinculante. «Esta relación – subrayó la doctora Forti – no es ya entre tradición e innovación, sino que proviene de la comprensión profunda del mensaje que guardan estos lugares».

Antonello Sacchi - Terrasanta.net

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