sábado, 21 de abril de 2018

MONTORO SE LÍA; POR ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ



La declaración del ministro Montoro de que el gobierno de la Generalitat no malversó es un error inmenso. Un misil en la línea de flotación de la investigación de la Guardia Civil (que ya ha contestado con datos) y en la línea de flotación de la instrucción del juez Llarena (que ya ha contestado con un auto); y, encima, cuando nuestro sistema jurídico estaba haciendo la digestión del palo del tribunal alemán. Políticamente, da alas a los independentistas, a los que ha regalado una coartada y da a alas (lo que fastidiará más en el PP) a Ciudadanos, que puede seguir apareciendo como el partido que se toma en serio la defensa de la nación.

Ante lo de Montoro hay que hacerse la pregunta más terrible: ¿por qué? Puede ser por la vanidad (ay, Montoro) de que a él (¡a él!) no se la han dado con queso los nacionalistas, y menos cuando tantos avisamos que tanto Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) a Puigdemont sonaba a flagrante tomadura de pelo. Puede ser, pues, un "yo no me equivoco"… O puede ser peor: echar una manita a los nacionalistas o para sostener el chiringuito de conchabarse siempre con ellos en el último minuto o, al menos, para que los nacionalistas vascos puedan aprobar los presupuestos generales del Estado. No lo sé, pero no hay muchas más alternativas. 

Lo gravísimo está, precisamente, en las alternativas que Montoro deja a la investigación judicial y a la acción del gobierno. Es muy difícil que tenga razón Montoro. Ante el carnaval independentista, hay que hacerse la sabia pregunta de Josep Pla bajo las luces de Nueva York: "Y todo esto, ¿quién lo paga?". El fondo de liquidez era muy líquido, como dinero que es, y, por tanto, muy fluido, y a ver adónde ha ido a embalsarse, digo, a embolsarse. Todo eso, sin la terrible cuestión previa: si el FLA no hubiese estado pagando los gastos inevitables en Sanidad y en Educación de una Generalitat en rebeldía, no habrían tenido otros dineros (¡si fueron otros!) para sus juergas independentistas.

Pero me he distraído de la alternativa desnuda ante la que las declaraciones de Montoro dejan al Gobierno y al PP. O no tiene razón y todo un ministro de Hacienda ha obstaculizado frívolamente la acción de la justicia, con lo que tendría que dimitir; o tiene razón y el Estado habría fracasado estrepitosamente en su estrategia de bloquear el independentismo por la vía judicial. Tendría que dimitir alguien por encima de Montoro.

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