lunes, 14 de mayo de 2018

* 7 GOTAS DE ROCÍO






Hoy lunes 14 de mayo, a siete días justos de un nuevo Pentecostés, todos los caminos llegan al Camino que lleva al Rocío. Hoy lunes nuestra querida Hermandad isleña ha empezado su peregrinación como mandan los cánones, con sol y calor primaveral.

7 días para vivir la Fe según María Santísima, 7 días para hacer el Camino peregrinando por sus arenales, 7 días que son en sí 7 gotas de rocío que es el título de mi tribuna de hoy lunes que ha salido publicada en Información San Fernando.

Hoy La Isla ha despedido a sus rocieros peregrinos y también a un cura muy querido que ayer partió hacia la presencia del Señor como es el Padre Piñero.

Jesús Rodríguez Arias 


7 GOTAS DE ROCÍO



7 gotas de rocío para condensar todo un artículo, para refrescar a los peregrinos ante el calor de las arenas de su camino. Tan solo 7 gotas de fresco rocío para calmar la sed, el cansancio que no el hastío de los que ya recorren pasito a pasito donde le lleva la Fe hecha Amor de la Virgen que colma uno a uno sus sentidos.

Una gota es la espera cuando termina el Rocío, un año sintiendo a la Virgen más bella, la que tiene ese poderío que enaltece a su pueblo a base de señorío, un año de espera, pensando en tantos momentos vividos, un año de proyectos de hacer esto o lo otro para realizar un nuevo camino, de animar a esos hermanos que todavía no han ido, de ahorrar esas cuatro perras que se quitan de esos caprichos que te hacen feliz hasta que los has tenido y con ese dinero, con esos ahorrillos, se vuelve a poner en marcha cada año las gotitas del Rocío.

Otra gota certera es la de mantener esa devoción honda de la Fe mariana, en la Virgen, de ese Santuario encalado, el del retablo de oro, que Antonio Martín tallara, asistir a las Eucaristías que es otro modo de peregrinación que en cada fecha se perfila y también hacer Hermandad colaborando como uno más en esa Iglesia de la Bazán donde radica la filial de nuestra Isla. Vivir la Fe bajo el manto de María, la del Simpecado marrón, un guiño al Carmen de nuestras vidas, vivir desde la coherencia dando un testimonio que a todo hijo de Dios nos identifica, sintiendo la Iglesia como Madre porque Jesús la creó y es Casa de María.

Otra gota es vivir por y para María, llevarla prendida al cuello pero mejor en el corazón, ser la que guía nuestras vidas, sabiendo que en sus benditas manos lleva a su Niño con pasión y también a todos nosotros con Ella. Es vivir para María que es salvoconducto hacia Jesús, que pastorea nuestras vidas, que nos ayuda a ser mejor, que nos salva cada día de nuestros días.

Otra gota es la comunión entre hermanos y fieles, entre la Iglesia que nos aglutina, entre la Eucaristía que nos reverdece, que nos hace ser de Fe a hombres y mujeres, comunión en la peregrinación, en la casa y en ese Coto donde nuestros sentires florecen, comunión con nuestros hermanos más desfavorecidos, con los que viviendo a cada instante ese Amor que nunca muere ya no pueden ver a Rocío cobijadita entre quereres.

Otra gota para esos rocieros que tienen casa en la aldea y que mantienen todo el año disfrutando de su diaria belleza, de los que oran frente a la Virgen en esa soledad que existe cuando todo de nuevo termina, los que rezan los rosarios pudiendo mirar frente a frente a María y encienden esas velas que en la llama llevan prendida mil plegarias y oraciones, mil recuerdos, mil vivencias, mil sentimientos con sus tristezas y alegrías. Son los que semanas antes de cada peregrinación se afanan en preparar para que nada falte, para que los peregrinos encuentren posada en sus blancos soportales. Esos rocieros son gotas de fresco rocío pues lo viven todo el año que es la mejor forma de vivirlo.

Otra gota es el Camino, desde que se despiden de cada pueblo y ciudad, donde se reza, se canta, se comulga con Pan, Vino rodeados de pinares en altar más divino, donde se camina pesaroso con calor y ese aire que asfixia que agota hasta los animales que llevan a María en preciosa carreta a la que cuidan, a la que miman.

Y otra gota, de las siete que te he dicho, es cuando llega Pentecostés y Jesús a sus discípulos envía el Santo Espíritu, ese día es de la Virgen, de la Virgen del Rocío, de todos los peregrinos que han peregrinado, los que se han quedado en cada sitio, de todos los que amando a María ven con emoción que en la Aldea se ama como ese tipo de cariño a la que es Madre de Dios, de todos sin perjuicios, y que este preciso domingo, cuando Dios nos manda al mundo para evangelizar su reinado, ese domingo tan importante para la Fe que Él nos ha regalado existe un lugar en el mundo que congrega a millares de peregrinos entregados al Amor de una Madre, a la Virgen del Rocío.

Sí, 7 gotas nada más que son mi plegaria, mi oración, mis sentidos…

Jesús Rodríguez Arias

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